jueves, 5 de enero de 2023

PaperPunk Cap 2: The Nerd



Flug era una persona...Peculiar. 

Con 19 años vivía completamente solo, sus padres y hermano se había ido hacía mucho, en un viaje o algo así, eso pensaban los vecinos al menos. 


Trabajaba y estudiaba, llevaba una estricta rutina de ir al colegio, al trabajo y finalmente de vuelta a casa. Su día empezaba temprano, sus noches terminaban tarde, su única compañía era si mismo y algunas criaturas dentro de tanques. No eran mascotas, eran objetos de estudio. 


Flug era el perfecto ejemplo de un científico loco. Recluso, sin escrúpulos, increíblemente inteligente e irremediablemente raro. 


Al mundo sin embargo, era solo un pequeño nerd tímido y nervioso que tartamudeaba demasiado. En parte era así su forma de ser, por otra era su método de defensa, su disfraz para no ser descubierto. 


Nadie ¡Jamás! Debía descubrir quien y que era él en realidad. 


El único que veía detrás de la máscara, la literal y la metafórica, era Black Hat y Flug, instintivamente, lo sabía. 

Por ello y por el trato que le daba, le tenía resentimiento. 

Pero al mismo tiempo, el demonio plegaba sus madrugadas, cuando intentaba dormir unas pocas horas. Siempre soñaba con él, con su piel, su sangre, su carne, quería devorarlo completo.

Siempre despertaba hambriento. 


Ese chico era su eterna frustración, le tenía miedo, pero a la vez quería hacerle daño, lo deseaba y a la vez no quería verlo en lo absoluto. 


Y ahora resultaba que a Dem le gustaba. 


Conocía a Demencia desde que era una niña pequeña, era como una hermana para él, de ella toleraba su locura y su ocasional maltrato. Sabía que era simplemente su forma de ser, que había algo mal en su cabeza y no podía culparla. 

Quizás simplemente se sentía culpable, ella era así en parte por su culpa, dejarla que le diera un golpe ocasional no era tan mal precio por pagar si con ello aliviaba sus propias ofensas. 


Se preguntaba cuales eran la intenciones de Black Hat con Demencia ¿Quería reclutarla en su grupo de matones? ¿Quería salir con ella? De eso último no estaba tan seguro, nunca había visto al demonio salir con nadie, no en la escuela al menos. Realmente no le interesaba, Dem tenía razón, podía cuidarse sola, pero sentía un poco de curiosidad. 


Los asuntos de Demencia no le concernían, por mucho que le preocupara su amiga, si le gustaba ese pandillero no la iba a detener. No estaba celoso tampoco, siendo su deseo por él algo puramente superficial. 

Lo que le molestaba era que, si él y Dem entablaban cualquier tipo de relación, iba tener que tolerarlo más de lo necesario. 


Odiaba verlo, odiaba verlo pasearse con sus pesadas botas, contoneándose en esos jeans perfectamente ajustados a las largas piernas y el trasero más perfecto jamás visto. Odiaba su cara bonita y esos labios llenos de peligro y tentaciones. 


¡¿Por qué tenía que lucir tan sabroso?! 


Flug suspiró con fastidio, arrancó la hoja de papel en la que había estado haciendo cálculos, la hizo una bola y la arrojó con agresividad. No podía concentrarse. 


Miró por la ventana, estaba en la biblioteca y desde allí podía ver el patio trasero y el gran árbol donde esos dos se reunían siempre. Estaban ahí ahora mismo, vagueando en vez de estudiar. 

Black Hat tallaba algo en el árbol.


Antes de que Black Hat amenazara a todo mundo fuera de ese espacio, había sido el árbol de los enamorados ¿Estaba escribiendo algo por el estilo? No lo veía de ese tipo, haciendo gestos románticos. 

En cualquier caso, parecía muy concentrado en ello, ligeramente inclinado, sobre el tronco. 


“Lo que te haría contra ese árbol o entre los arbustos” pensó, no pudiendo evitar suspirar.

Le asustaban sus propios deseos, el otro no solo era peligroso por sí mismo, le asustaba lo que él mismo era capaz de hacer, si alguna vez lo tenía entre sus brazos, algo imposible, temía ser agresivo con él solo por tenerle rencor. 

Pero todo eso era hipotético, Flug era bueno manejando sus instintos y sus emociones, aquello no eran más que pensamientos intrusivos, además, nunca iba a acercarse tanto a Black Hat, no quería de todas formas. 


Solo deseaba graduarse de una vez y no verlo más. 


Quizás en la universidad conocería a alguien, un chico o una chica, alguien que lo aceptara como era, que lo quisiera por ser él y no le importara e incluso le gustara todo lo que estaba mal. Si era tan sexy como Black Hat, eso era un plus. 


Lo miró un poco más, indulgente consigo mismo, era una criatura curiosa sin duda. 


“Me gustaría poder estudiarlo” pensó, apartando la vista por fin y volviendo a sus estudios. 


Los días pasaron, de repente a Demencia la veía menos, en un par de ocasiones había llegado a altas horas de la noche a su casa, toda golpeada. Flug le curaba las heridas sin preguntar nada. La chica se veía feliz, así que le daba igual. 


De todas formas se preguntaba en que tanto se metia, que era lo que hacía ese grupo de delincuentes como para que Demencia volviera con heridas, lo que sea que fuese, al parecer era divertido. 


-¡Debiste verlo Flug! ¡Black Hat es increíble! ¡Y siniestro! ¡Y guapo!-.

-Aja...-Flug intentaba suturarle una herida en el brazo-Estate quieta, por favor-.

-¡Y es muy fuerte! ¡Shisui también!-no dejaba de moverse, intentando levantarse del asiento.


Flug la jalo con fuerza, obligándola a sentarse.


-Deja de gritar y quédate quieta- la reprendió-Me alegra que te diviertas, pero no soy tu doctor como para estar haciendo esto cada vez que se te ocurre-.

-No nos vendría mal uno, deberías venir-.

-No gracias-negó, terminando de suturar-Ya...-suspiró, admirando su trabajo. 

-Al menos deberías venir a ver los conciertos, te gustaran, quiero que me veas tocar la guitarra-le sonrió con emoción, haciendo mímicas en el aire.

-No tengo interés, Demencia, esas cosas no son mi estilo, además necesito invitación y no creo que Black Hat me quiera ahí-.

-Puedo pedirle a Shisui que te invite- le hizo ojitos de cachorro.

-Agh, como quieras-rodó los ojos-Ahora, vete, a tu casa, shoo-la espanto como perro y la chica, riendo, salió corriendo en cuatro patas por una ventana. 


Flug suspiró con cansancio, no sonaba mal, meterse al bajo mundo, pero como siempre estaba lleno de dudas e inseguridades ¿Y si no encajaba? ¿Y si terminaba muerto? Quizás eso último no era tan malo, pero aun así... 

Intentó cerrar la ventana, pero el seguro estaba roto, una de muchas cosas en esa casa que necesitaba reparación, no era su prioridad pues pensaba irse a la universidad, pero quería conservar su hogar, era sólo que... Pues, estaba más que quebrado. 


Necesitaba dinero, quizás ver aunque fuese por fuera lo que ese mundo tenía para ofrecer no era tan mala idea, si Shisui lo invitaba, iría. 


Fue la mañana del viernes cuando el chico gótico se le acercó con esa sonrisa amable de siempre, Flug nunca había sabido muy bien que pensar de él. Era dulce y cortés, pero también intrusivo y con la horrible tendencia de invadir el espacio personal. 


-Dem me dijo que te invitara-le sonrió, ladeando la cabeza en un gesto bastante canino-La verdad llevo un tiempo queriendo invitarte-le ofreció una tarjetita. 


Flug la aceptó, leyendo con atención. 


-The Top Hat Bar...Pero por esta dirección no hay nada, solo callejones vacíos-alzó una ceja, intrigado.

-Bueno, eso parece a simple vista ¿No es así? Pero ya que te invite, lo vas a encontrar, si es lo que realmente quieres-.

-Uh... Paperpunk ¿Es el nombre de la banda?-.

-No me preguntes que significa, a Black Hat se le ocurrió-se encogió de hombros, adivinando lo que iba a preguntar luego. 

-Ya veo-suspiró-Esta bien, ire, pero solo para ver que tanto hace Demencia con ustedes-. 


Flug estaba decidido, pero en la noche del sábado podía sentir su corazón latiendo con fuerza, esperaba que no le diera un ataque de ansiedad. En cualquier caso, se alistó, luciendo lo mejor posible, aunque no muy seguro de porque, no era como si fuese con la intención de conquistar a nadie, y salió en busca del misterioso establecimiento. 


Por esa zona no había más que viejos edificios y fábricas abandonadas, antes había sido la zona industrial de la ciudad, pero hacía tiempo que había ido a quiebra y ahora era un sitio lúgubre, en los edificios sin ventanas se ocultaban ladrones y drogadictos, la iluminación era pobre, el mismo aire era pesado, olía a algo malo y viejo, una magia antigua que hacía mucho había condenado a ese lugar al fracaso y a las tragedias. 


Juguetonamente, llamaban a ese vecindario Derry y todas las calles tenían nombres haciendo referencia a películas de terror, tal era el caso de la ubicación del bar, la calle Elm. 

Flug era naturalmente temeroso, pero de alguna forma no se sentía amenazado, solo cauteloso. 

Sus pasos lo guiaron al fondo de un callejón, allí un pequeña puerta, pesado metal oxidado, un pequeño cartel luminoso señalaba el lugar.


The Top Hat Bar


El chico suspiró y tocó a la puerta ¡Knock! ¡Knock! El metal resonó y al poco tiempo ¡Click! ¡Clack! un par de ojos se asomaban por una hendija. 

Flug conocía esos ojos, uno rojo y otro azul. 


-Shisui-.

-Muestrame la tarjeta, Flug querido, es protocolo-.


Flug podía ver la sonrisa reflejarse en sus ojos y no pudo evitar sonreír también, le mostró la tarjeta y Shisui le abrió la puerta de inmediato. 

Entró, no muy seguro de con que se iba a encontrar o de que iba a pasar, sentía que se metia a la boca del lobo. 


Lo llamaban un bar, pero era más bien un club. Había mesas redondas frente a un escenario, una barra con sus taburetes y una extensa selección de licor. Había bastante gente, parecían del tipo que se mantenían para sí mismos y para sus grupos, así que Flug prefirió no mirarlos demasiado.


Shisui lo guió hasta una mesa, justo enfrente del escenario. 


-La casa invita hoy, Flug-le sonrió-Así que come y bebe lo que quieras, el espectáculo empezará en unos minutos-.

-Oh...Ok, gracias-le extrañaba la hospitalidad, pero le daba la impresión de que no estaba en posición de negarse, así que solo se sentó y jugó nerviosamente con sus manos sobre la mesa.

-¿Vas a ordenar algo?-.

-Oh- Flug miró el menú que tenía enfrente suyo-Es bastante, para este tipo de lugar-.

-Me gusta cocinar, buena comida trae clientes y estómagos llenos mantiene esos clientes felices, menos pleitos, ya sabes-rió.

-C-creo que unas papas estarían bien-rió también, cada vez más nervioso-Y cerveza-.

-Bien, relájate, nadie va a comerte-le palmeó la espalda y se marchó. 


Al poco rato, literalmente por arte de magia, su orden apareció en su mesa. Al mismo tiempo bajaron las luces de alrededor y se iluminó el escenario.

Flug estaba por llevarse las papas a la boca, cuando lo vio, ahí arriba ante el micrófono, hermoso, inhumana belleza. Exquisito y tentador. 


La música comenzó a sonar, Black Hat cantaba y se movía, seductor. Lo miraba directo a los ojos. 


Flug se quedó ahí, la boca abierta, la mano llena de papas a mitad de camino. No duraron mucho, porque las estrujo hasta deshacerlas por completo, además ya no se le antojaban. Quería a esa criatura sobre el escenario y nada más. 


Se miraron a los ojos todo el concierto, Flug bebía cerveza lentamente, más para calmar sus ansias que para emborracharse. Tras finalizar la última canción, Black Hat le hizo un claro gesto de “Sigueme”. 


Flug obedeció sin pensarlo siquiera, siguiéndolo tras el escenario. 


Ahí atrás no los vería nadie. 


Flug lo azotó contra la pared, capturando sus labios. Black Hat le correspondió con premura, se dieron mordiscos, entrelazaron sus lenguas, manos viciosas por todos lados. 


-¿Puedo...?-.

-¿Por que si quiera lo preguntas? Flug-.


Flug resopló, era la primera vez que ese demonio le dirigía la palabra directamente. La primera vez que lo oía decir su nombre. 

Lo giró para tenerlo de espaldas, había soñado con escenarios como ese montones de veces, ciertamente la realidad era mucho mejor. 


Quizás era el calor del momento, lo impulsivo que era todo, o quizás realmente se estaba desquitando, pero le dio con fuerza, deleitándose con sus gemidos y en cómo arañaba la pared, dejando marcas. 

Pero Flug, en el fondo, aún era una persona considerada, así que cuando sus gemidos empezaron a sonar más como lamentos, bajo el ritmo, se acercó más a su cuerpo, haciéndolo más íntimo.


Le mordió la nuca como haría un gato, le sostuvo la mano que arañaba la pared, entrelazando sus dedos. Con su mano libre lo masajeo con cuidado, a un ritmo lento y suave.

Black Hat dejó de lamentarse, gemidos suaves se mezclaban con un ronroneo. 


-No tienes que ser suave conmigo-.


Flug no le contestó, podía sentirlo estremecer, parecía que era bastante sensible. 


“Adorable” pensó. 


En cualquier caso, el final estaba cerca, así que decidió darle gusto y retomó el ritmo intenso de antes. 


Llegaron juntos al tan ansiado climax, Flug le enterró más los dientes en el cuello, saboreando un poco de su sangre, sabia dulce y amarga, como café. 


Black Hat se giró y se abrazó al otro, le temblaba el cuerpo entero. Flug lo sostuvo, acariciándolo con ternura.


-Se encuentra bien?-.

-Viviré- bromeó.


Se miraron y rieron levemente, posiblemente, en otro tiempo, ambos habrían pensado que aquello era incómodo, pero de alguna forma no lo era. 


-¿Cuánto tiempo llevas queriendo hacerme esto? Flug-lo cuestionó. 

-¿Cuánto tiempo lleva queriendo que se lo haga?-. 


Black Hat rió de nuevo, se sintió cómodo en ese abrazo, aunque nunca había disfrutado de ese tipo de intimidad, normalmente sus amantes nunca se quedaban más de lo necesario. 


-Quédate, trabaja para mi-. 

-¿Para eso me sedujo?-alzó una ceja, apartándose nada más que para acomodar la ropa de ambos mientras hablaba-Una buena paga habría sido suficiente-. 

-Sabes, te pagaré bien y puedes follarme cuando se te antoje, en mi opinión son todo ventajas para ti-. 

-Con una condición-.

-Dime-.

-Ya no me atormente, por favor-.

-Bien, solo no me hagas enfadar-.


Se besaron de nuevo, esta vez con más calma. 


-Entonces, Jefecito~-dijo con picardía-¿Debo entender que lleva todo este tiempo queriendo que le de?-.

-Hn... Tal vez-

-No me diga que no me hablaba porque le daba vergüenza-rió.

-Cállate- Black Hat se sonrojó aún más de lo que ya estaba-No lo menciones-. 

-¿Qué...Qué es esto de todas formas?-.


Black Hat lo pensó unos momentos antes de contestar, le daba miedo decir la verdad.


-Una relación de beneficios-dijo secamente, con aparente convicción. 


Flug suspiró con alivio, ese demonio le gustaba mucho, pero realmente no quería ese tipo de complicaciones. Le asustaba, además tenía sus propios planes, sus propias ideas de lo que quería en un compañero y Black Hat no era nada de eso. 


-Perfecto entonces, Jefecito-.