sábado, 11 de marzo de 2023

Vanquished Cap 3: Tierna es la carne




 -Black...Hat-.


A Flug se le aflojaron las piernas, pero no se dejó caer.


Sentía algo arder, le zumbaban los oídos, veía rojo...


Se le abalanzó, tirándolo fuera de la cama, al suelo alfombrado. 


Se escuchó un suave “thud” al impactar con el suelo y el murmullo de algo que sonaba como “Flug, espera...” pero el doctor no lo escuchaba en lo absoluto, en su mente solo había ira, rencor y hambre ¡Oh, tanta hambre!


¡Le desgarró la ropa! ¡Le clavó garras y dientes! ¡Desgarró la carne! ¡Tan suave, tan tierna! ¡Tan exquisita y dulce! 


La alfombra absorbía la sangre y ahogaba el sonido del demonio pataleando. 

No gritaba, solo daba ahogados suspiros de dolor. 


Flug no pensaba, solo quería desquitarse, devorar, saciar su hambre y aliviar su rencor...


Fue cuando lo sujetó de las muñecas para evitar que seguíera debatiéndose, que por fin su mente notó todo lo que estaba mal, fuera de lugar. 


En su brazo izquierdo tenía lo que parecían ser los restos de una vía intravenosa, el derecho estaba vendado desde el codo hasta los dedos, las piernas, que en ese momento lo envolvían con firmeza, cansadas de patalear inutilmente, tenían vendas también. La ropa que había desgarrado no eran sus ropas elegantes y refinadas de siempre, si no una bata de hospital, de un celeste pálido. 


-¿Qué pasa? ¿No vas a seguir desquitandote? Es lo que quieres ¿No es así?-le espetó, desafiante, exhausto. 


Flug se apartó rápidamente de él, poniéndose de pie, retrocediendo hasta chocar con la cama y caer sentado.


-¿Q-que?...-se llevó las manos a la cabeza, sintiendo su cabello, había perdido la bolsa en algún momento de su ira ciega. 


Black Hat se incorporó con dificultad, quedándose sentado en la alfombra ensangrentada, las heridas provocadas por Flug cerrándose de a poco. 


-¿Estás satisfecho? Doctor~-.

-N-no...-le dijo, sincero-Pero es que...-. 

-Entonces continúa, quítate toda esa frustración que tienes y luego hablamos-. 


Flug quería seguir, pero estaba tan...confundido. 


-Flug...-Black Hat se le acercó gateando, lucia como un enorme gato negro, le puso las frias manos en las rodillas y le acarició las piernas, a la vez que aprovechaba el apoyo para ponerse de rodillas-Hazme lo que quieras, si eso te da alguna clase de consuelo-le dijo, su rostro muy cerca, mirandolo directo a los ojos. 


De alguna forma el que Black Hat estuviese...Seduciendolo...Lo ponía furioso ¡¿Cómo se atrevía?! ¡¿Cómo se atrevía a coquetearle, si antes nunca quiso nada con él?! ¡¿Cómo se atrevía, si antes se había burlado de su atracción y de su afecto por él?! 


Lo empujó con rudeza y retomó sus acciones de antes. 


¡Iba a devorarlo completo! ¡En todos los sentidos! ¡Hasta que su hambre estuviese satisfecha y su cuerpo exhausto! 


Black Hat apenas se quejaba, a pesar de que dolía y de que Flug estaba siendo brusco, solo se quedó ahí tendido, dejando al otro desquitarse. 


No pudo evitar clavarle las garras cuando lo sintió dentro y, cuando empezó a embestirlo sin cuidado, se cubrió el rostro con los brazos, no quería mirarlo, ni quería que Flug viera que ...


Que estaba llorando. 


Sentía que se merecía todo eso, pero tambien quería que terminara pronto para poder hablar con él. 


...


-¿Satisfecho?-preguntó el demonio, jugando gentilmente con el cabello de Flug, esté descansado sobre él.

-Por ahora-murmuró.


Flug se apartó, miró lo que había hecho por unos momentos, y tomó al otro en brazos, no pesaba nada en lo absoluto. De repente estaba sintiéndose culpable, pero los años de rencor y frustración empujaban bastante atrás ese sentimiento. 


Lo llevó al baño y allí se ducharon juntos, lavándose la sangre y todo lo demás. Flug aprovechó para quitarle los restos de la intravenosa del brazo y ver que había debajo de los vendajes. 


Heridas.


Horribles heridas que no cerraban. 


Cuando estuvieron limpios, lo sentó en el borde de la bañera y, en absoluto silencio, limpio esas heridas y volvió a cubrirlas con vendajes nuevos. 


-Lo siento-dijo mientras terminaba de vendarle una pierna, desde la pantorrilla hasta el pie, estaba cubierto de laceraciones-Quizás fui demasiado brusco cuando...-.

-No hiciste nada que no quisiera-negó-Aunque sí fuiste bastante rudo-. 


El doctor no le contestó, solo suspiro y continuó con lo que hacía. Finalmente le entregó una camisa que a él le quedaba un poco grande, así que debía de cubrir a Black Hat lo suficiente. 


-Gracias...-Black Hat se vistió sin protestar por cosas como la calidad de la tela o el color de la misma, cosa que habría hecho en otro tiempo sin duda. 


Mientras hacía eso, Flug inspeccionó la vía y la bata de hospital, no le decían mucho, eran bastante genéricas. 


-Iré a limpiar el cuarto-dijo, arrojando esas cosas a la basura, quizás luego les prendería fuego-Puede ir a la cocina y comer algo, si quiere, también puede ver televisión, aunque no hay mucho a esta hora-. 


Flug hizo lo que pudo con el desastre en la alfombra, pero sospechaba que esa mancha iba a quedarse ahí por siempre, la alfombra era azul oscuro, así que realmente no se notaba tanto, pero aun así...


Cuando volvió a la cocina/sala/comedor se encontró con Black Hat sentado en el sofá, mirando la pequeña televisión, a esa hora no había más que infomerciales, pero parecía bastante entretenido con ello. 


Sobre su hombro, durmiendo, estaba 505. 


-Se trepó y no pude quitármelo de encima-le dijo, mirándolo de reojo.

-Supongo que se alegra de verlo, Je...Black Hat-. 


El demonio sonrió apenas, pero prefirió no comentar nada, se daba cuenta por su tono que Flug no estaba de buen humor, aunque si se lo notaba más tranquilo. 


-¿Vas a seguir castigandome? Flug-.

-Tal vez-.

-Como desees-.


Flug se sentó a su lado, viéndolo cambiar canales, por un momento fue solo el sonido de la televisión, el diálogo difuso e incoherente por el constante cambio.


-¿Dónde estuvo?-.

-¿Cambiará algo si te lo digo?-.

-Creo que no-.

-Bien, porque por ahora no quiero hablar de ello-.

-¿Piensa quedarse?-.

-¿Puedo?-.


Flug lo pensó unos momentos, sopesando las ventajas y desventajas, las posibles consecuencias. 


-No intente salir, no deje que nadie lo vea ni haga mucho ruido mientras no estoy-.

-Está bien-asintió.

-Ugh... Tendré que dar explicaciones mañana-se llevó las manos al rostro, notando nuevamente que no tenía su bolsa.

-¿Explicaciones de que?-.


El doctor se puso de pie y fue en busca de un repuesto para su bolsa.


-Pues, este collar detecta los cambios en el ritmo cardíaco, las ondas cerebrales, esas cosas-le explicó mientras se acomodaba aquello en el rostro, sintiéndose aliviado-Y le envía la información a PEACE-.

-Supongo que se habrá puesto como loco, considerando lo que hiciste-.

-Pues si-no pudo evitar reír, solo un poco-Pero, pasa de vez en cuando, no con tanta intensidad, puedo decir que tuve un episodio y ya-. 


Volvió a sentarse a su lado, de nuevo silencio, no era precisamente incómodo, pero habia ahi emociones crudas aún, por el momento Flug se sentía satisfecho, su mente estaba tranquila por fin, después de tanto tiempo, asi que solo le quedaba mirar al demonio, como nunca lo había visto antes.


Herido, humillado, vestido con solo una camisa. Ni siquiera llevaba su sombrero, en cambio lucia cabello negro y suave y bellos cuernos de obsidiana negra. 

El Black Hat de antaño se sentía lejano, como un sueño y, el Black Hat de ahora era un desconocido. 


Pero podía ver, en sus manerismos, en su mirada, que seguía siendo Black Hat, un muy cansado, desvalido, Black Hat. Sin poder, sin hogar, sin siquiera ropa que vestir. 


Su lado más tierno, ese Flug que siempre pensaba con el corazón antes que con la cabeza, le tenía compasión, lástima. Su lado más oscuro, el más malvado y retorcido, quería seguir haciéndole daño, tenerlo ahí con él como una mascota.


Si, no sonaba mal.


Tendría una razón para regresar cada día a casa. Black Hat esperando por él, dócil y diligente, dispuesto a saciar sus hambres. Las de todo tipo. 


Pero por el momento, mientras estuviese tranquilo y satisfecho, no tenía razón ni el impulso de ser cruel con él.


-¿Quiere comer algo?-le sonrió.

-No, quiero dormir, si no te molesta que ocupe tu cama-.

-No me molesta, creo que caemos los dos-le tomó el brazo vendado y lo apretó con ligereza-¿Le duele?-.


Black Hat se tensó, pero no hizo ningún intento de liberarse.


-Todo el tiempo, estoy acostumbrado-.

-Ya veo, no pensé que hubiese heridas que no pudiese sanar-.


Flug lo miraba con profunda curiosidad, a Black Hat siempre le había gustado esa mirada.


-En verdad no quiero hablar de ello ahora, tal vez otro dia-.

-Está bien-asintió-Vamos a dormir, me quedan un par de horas antes de tener que ir a trabajar-. 


El doctor lo tomó nuevamente en brazos y Black Hat se dejó, sintiéndose pequeño e indefenso y, de alguna forma, seguro, a pesar de todo lo que el otro le había hecho hacía nada. 


-No pesa nada-le comentó, dejándolo en la cama. 

-Estoy hecho de cosas ligeras~-.

-O ha perdido peso-se acostó y, tras una breve duda, lo abrazó.

-Un poco...-.


Al poco rato Black Hat sintió al otro quedarse dormido, su respiración lenta y pesada sobre su nuca, aun sosteniéndolo con firmeza contra su cuerpo. 


Quería dormir, pero le daba miedo.


Le daba miedo cerrar los ojos y que, cuando los abriera de nuevo, estaría de vuelta en ese lugar. 


Miró a la ventana, que solo le devolvió oscuridad, acarició el brazo que lo rodeaba. Se sentía cálido y seguro en ese abrazo. 


Miró la mancha oscura sobre la alfombra ¿Que tan seguro estaba realmente? 


No le tenía miedo a Flug, sentía que se merecía su rencor y su odio. No podía hacer nada por él más que aliviar su pena, su hambre y sus instintos, siempre tan reprimidos. 


Ya no tenía nada, lo había perdido todo.


Todo lo que le quedaba era Flug y todo lo que podía darle a Flug, era sí mismo. 


Flug despertó un poco antes de que sonara la alarma, sintiéndose descansado, hacía mucho que no dormía tan bien. Le tomó un momento recordar que había pasado y quien estaba entre sus brazos. 


Lo apretó, sacándole un leve quejido, le acarició las piernas y el vientre, le dio un mordisquito en la nuca.


-Flug...-se quejó.

-Ah, por fin despierta-dejó un camino de besos en su cuello, sus hombros y brazos, haciéndolo gemir. 

-Tan temprano...-suspiró, aliviado de que al menos lo estaba tratando con más cuidado.

-Quiero mi desayuno-. 

-La mesa está servida, Doctor~-.


Mientras Flug inundaba sus sentidos de dolor y placer, devorandolo y follandolo al mismo tiempo, se le dio por pensar que aquello no estaba tan mal después de todo, podía acostumbrarse a ser su...


Pues su propiedad. 


-Su carne es tan tierna, Jefecito-. 


El demonio sonrió, feliz de oír ese apodo de nuevo, dicho con ese tono de antaño.