viernes, 12 de enero de 2024

Interlaced CH 4: Wedding Night




La boda se organizó con rapidez, después de todo estaba en juego la estabilidad de la familia y de sus asociados. 


Como había adivinado, no todo mundo estaba feliz con la elección de Shisui, pero eso era un secreto a voces y Shisui fingía no saber nada. 


Lo apresurado de la boda no resto a la fanfarria, lo vistieron de blanco, como a una novia, pintaron su cara hermosa, lo hicieron caminar entre los pétalos de los cerezos. 


Shisui y Flug completaron la ceremonia a la perfección, intercambiaron anillos y rosarios, le dieron sus ofrendas a los dioses y bebieron sake. 


Shisui no sonreía, pero tampoco se veía triste, tenía una expresión imparcial, parecía una muñeca. 


Flug nada más lo miraba con discreción, notando como su amigo hacia exactamente lo mismo con las personas a su alrededor, evaluando quien era amigo y enemigo con una sola mirada. 


Flug lo conocía, sin embargo, lo notaba triste. 


Luego siguió la celebración, rebosante de alcohol, comida y conversaciones secretas. 


Finalmente, llegó la noche...


-Venga, a consumar el matrimonio-bromeó Flug tomando a Shisui de la cintura, jalandolo contra su cuerpo. 


Shisui lo miró y sonrió, su boca temblorosa, rio y rio...


Y se quebró en llanto. 


Flug no sabia que hacer, solo se dejó caer al suelo de rodillas junto con él. 


-Siempre soñé con casarme, Flug-se lamentó, ocultando el rostro entre sus manos-Quería casarme con alguien a quien amara, quería ser libre de todo esto...-.


Shisui lloró con amargura, sonando más como un perro herido que una persona. Flug, simplemente, le acarició el cabello y la espalda hasta que cayó dormido, exhausto en sus propias lágrimas. 


-Lo siento-le murmuró. 


Sentía no poder amarlo, a veces se preguntaba porque ¿Por que ese sentimiento no florecía entre ambos? Se querían, eran compatibles, pero nunca llegaba a ser amor. 


Los días siguientes pasaron en relativa paz, cada quien en ese juego peligroso parecía haber decidido dejar las cosas en calma, al menos por el momento. 


Al par de amigos no le molestaba jugar a los casados, tenian sexo a menudo, salian a la ciudad a tener citas de mentiras. 


Shisui le contaba felizmente sobre su niñez, sobre sus travesuras, sobre las amistades pasadas. 


Se reencontró con viejas amigas de la escuela, resultaba que Shisui, así tan delicado y elegante, había sido todo un delincuente. 


Había sido el líder de una pandilla de chicas, de esas que usaban sus faldas escolares largas, cargaban bates de béisbol y se cubrían la cara con tapabocas. 


Él mismo se vestía de mujer, una costumbre que siempre había tenido y que jamás había dejado ir. 


La pandilla la habían integrado su hermana Rei y tres chicas más, actualmente trabajaban para la familia y, sin duda, le eran fiel a Shisui y a su hermana. 


-Así que tu hermana está de nuestro lado, al menos-.

-En efecto-.

-Y podemos contar con tus amigas y el grandote ese que nos sigue a todos lados-.

-Yeah...-.

-Al menos es algo-.


Flug bostezo y se dejó caer en el futon, nunca había estado más cansado. 


-¿Estás bien?-Shisui lo miraba con algo entre diversión y curiosidad.

-Es una situación muy estresante, Shisui, podrían intentar matarnos en cualquier instante, ademas aun me estoy acomodando a las horas y... No sé... desde que llegué tengo pesadillas-.

-¿Pesadillas?-Shisui se acomodó a su lado, mirando el techo-Con un templo ¿Verdad?-.

-¿Tú también?-.

-Yeah-. 

-Siento haberte metido en todo esto-.

-No hay problema, Shisui-negó-Cuando necesite un favor, ya no podrás negarte-.


Ciertamente lo más duro era soportar a la familia Sadamoto, su madre era puro veneno y la mayoría de sus hermanas parecían listas a acatar una orden de ejecución.  

Pero Shisui hacía como que no notaba nada, les sonreía y les hablaba con dulzura, fingía tanto como ellas y sus subordinados le fingían obediencia y respeto. 


La verdad era que Shisui las quería fuera de la casa y ellas lo querían muerto. 

Shisui no podía empujarse a asesinarles, a su madre tal vez, pero en su corazón aún tenía esperanzas por sus hermanas. 


Eso fue hasta esa noche fatídica. 


¡Esa condenada pesadilla! 


¡Cada noche era lo mismo! Sentía que iba a perder la cordura, solo quería descansar, los días eran un suplicio, las noches no tenían descanso. Le dolía el cuerpo y la cabeza por la constante tensión. 


¡Solo quería dormir en paz!


Shisui salió por la parte trasera de la casa, hacia el bosque, caminando apresurado, el nemaki mal puesto ondeando en el viento. 


Flug lo siguió por puro instinto, un poco confundido. 


-¿A dónde vamos?-.

-No se-le gruñó, las orejas de lobo gachas, olfateando el aire. 


Algo lo guiaba, así que solo siguió caminando. 


Flug se mantuvo cerca, la noche no era un problema, ambos podían ver en la oscuridad, pero ese bosque...Ese bosque olía extraño. 


Nunca había olido algo así, Flug tenía un excelente olfato, como depredador que era, pero ese olor no era de una presa, ni de un rival, no era el olor típico de un bosque, no olía a plantas, animales, ni siquiera al sutil olor a muerte. 


Olía a algo viejo, a algo que llevaba ahí mucho tiempo, a algo olvidado. 


Flug de esas cosas no sabía mucho, pero se daba una idea de que así olía la magia. 


El bosque estaba cargado de magia, una antigua y oscura. 


-¿Lo hueles? ¿Lo oyes?-preguntó Shisui-Los espíritus están inquietos, nos observan los yokai, estamos cerca-. 


Flug nada más asintió, ahora que lo notaba, llevaba un rato escuchando algo también, como murmullos melódicos y respiraciones quietas. 


Finalmente, tras tanto caminar, un pequeño templo destartalado... 


El viento soplaba y hacía crujir la vieja madera, el aire se sentía frío y eléctrico. 


La puerta estaba cerrada con cuerdas rojas y sellos amarillentos por el tiempo. 


Shisui cortó todo solo con sus manos y abrió la puerta, sintiendo ira crecer en su corazón. 


Allí, en ese templo diminuto, había alguien.


O, más bien, algo.


Era un demonio, algo evidente con su piel oscura de serpiente y los cuernos de cristal que le nacían de la cabeza. 


Estaba atado de los brazos al techo, forzandolo a mantenerlos en el aire, rodeado de las mismas cuerdas rojas y los sellos de papel que había en el exterior. 


Se sentaba en una posición incómoda, sus piernas en ángulos extraños. 


Levantó la cabeza y los miró con un único ojo, felino, el otro cubierto por lo que asemejaba a un monóculo. 


Era obvio que llevaba ahí mucho tiempo, demasiado tiempo, siglos tal vez. 


Flug miraba con estupefacción a esa criatura hermosa, prisionera y débil y, aun así, peligrosa. 


Shisui en cambio lloraba lágrimas silenciosas y, sin saber bien porque, sintió el dolor que alguien sentiría por un hijo. A pesar de que ese ser era mucho más viejo que él, le provocaba un cariño que solo podía ser calificado como maternal. 


-Mi niño-. 


Shisui apretó los dientes, sacándose sangre, estaba furioso ¡¿Cuánto tiempo?! ¡¿Cuántas generaciones?! ¡¿Cuántos Sadamoto habían nacido y morido, aprovechándose del poder de esa criatura cautiva?! 


En su furia, tomó la forma de una bestia, cortó las cuerdas y sellos que sujetaban al demonio y lo puso en brazos de Flug. 


-Llevalo a la casa-dijo, una mezcla de palabras y gruñidos. 

-S-si-tartamudeo. 


Nunca lo había visto tan furioso. Shisui, siempre tan dulce, era aterrador. 


Shisui cruzó el bosque como el viento y Flug retomó el camino de vuelta  a la casa con calma, cargando al demonio, no pesaba nada, no opuso resistencia, solo lo miró en silencio, con curiosidad. 


Esa noche la matriarca y cinco de las hermanas fueron expulsadas de la casa, junto con cualquiera que siquiera osara el intentar defenderlas. 

Shisui sacó a su madre de los pelos y la arrojó a la calle. 


-¡Se irán a donde yo designe, estarán bajo vigilancia y no saldrán hasta que yo lo diga!-le dijo, gruñendo, el pelaje negro que le cubria todo el cuerpo erizado por la ira-¡No voy a permitir que esta familia nefasta siga haciendo lo que se le antoje!-. 


Tras eso y bajo sus órdenes, las Sadamoto fueron trasladadas a otra parte, a alguna casita oculta donde las tendrían bien vigiladas. 


Tal vez era por puro miedo, pero esa noche Shisui ganó nuevos aliados, no solo entre los sirvientes de la casa, sino entre las familias a las cuales la noticia no les tardó en llegar. 


Pero, nuevamente, Shisui prefirió dejar eso de lado por el momento, ya habría tiempo para negocios y política. 


Cuando entró a su cuarto, ya tranquilo, de nuevo él mismo, se encontró con Flug y el demonio, este último descansado sobre el futon. 


-Shisui, se lo nota muy débil-dijo, mirándolo con ligera preocupación, normalmente no se interesaba por alguien que no conocía, pero...

-Va a estar bien, solo necesita descanso y medicinas-.


El demonio no los miraba, tenía la vista fija en el techo, parecía estar en un estado febril.


-Vas a estar bien-le aseguró Shisui, poniéndole una mano en la frente.


El demonio cerró su ojo y asintió apenas, su cuerpo pesado y su mente agotada, se quedó dormido. 


Flug no dijo más nada esa noche, dejó a Shisui trabajar en sus ritos y medicinas, en esas brujerías de las que él no sabía nada. 


Flug sentía hambre, cuando miraba a ese demonio durmiente, solo podía pensar...


Quiero clavarle los dientes