miércoles, 26 de abril de 2023

Love Me, that way Cap 5: Danza



Sería una boda sencilla, ninguno de los dos tenía familia, Flug por obvias razones, y Venus había abandonado la suya hacía un tiempo, siendo que nunca habían estado de acuerdo con nada de lo que hacía con su vida. 

Tampoco tenían muchos amigos de los que hablar, así que si, sería algo sencillo y discreto, prácticamente solo los tres. 


-¿Enserio van a obligarme a entrar a una iglesia?- Black Hat suspiro, mirando lo que tenían planeado. 

-Es lo único tradicional que quiero hacer, aparte del vestido- Venus sonrió.

-Ay, no es tan malo ¿O si? Jefecito- lo miró.

-Me van a arder los pies, como caminar en la arena caliente descalzo- rió- Estaré bien-. 

-Flugy puede cargarte- bromeó. 

-Se supone que te cargue a ti- resopló- Puedo llevarlo de caballito-.

-No gracias- rodó su ojo- Hagan como quieran, solo quiero encargarme de las flores-. 

-¿Las flores?- Flug suspiró- Ah, es verdad, siempre le han gustado las plantas- sonrió.

-Por mi bien- Venus asintió- No se mucho de flores, pueden elegir las que gusten, quizas alo en amarillo o rosa-sonrió. 

-En ese caso- Black Hat suspiró, no entendía porque toda esa conversación lo agotaba tanto- Ven conmigo, Flug-.


Flug lo siguió, obediente como era costumbre. Venus los miro marchar y suspiro ¿Cuánto iba a durar esa felicidad? Incluso si vivía todos sus años naturales, iba a envejecer y deteriorarse, mientras que esos dos iban a permanecer siempre jóvenes. Venus, en algún momento, iba a morir y dejaría a Flug y a sus hijos solos, no dudaba de que ellos también serían criaturas longevas, por ello era que agradecía la presencia de Black Hat, él siempre estaría ahí para Flug, sin importar que. 

Esta bien con la idea de que un dia esos dos iban a amarse, de que Flug iba a superarla e iba quedarse con Black Hat, los amaba a los dos y quería verlos felices, estaba bien porque sabía que mientras viviera, Flug era solo de ella. 


Black Hat también sabía esto por supuesto, así que más allá de pedir mimos cual gato consentido, nunca intentaba nada con su doctor, iba a ser rechazado de todas formas. 


Black Hat no entendía mucho de sentimientos y emociones positivas, se regocijaba en su propia oscuridad y la frialdad de su corazón, no necesitaba cosas cálidas y suaves, no era un mortal después de todo, en su corazón había ambición, cosas retorcidas, veneno y crueldad, pero una criatura incapaz de amar es una criatura incompleta, asi que habia alli un pequeño espacio, solo lo suficiente para una persona y ese espacio lo ocupaba Flug.

Era una condena, no podía amar a otro, ni ahora ni nunca, amaría a aquellos que Flug amara, pero sin él no sentía nada por nadie. Cuando Flug se marchara, porque el doctor era longevo pero no inmortal, sería incompleto de nuevo, ese vacío por siempre en su corazón y entonces seria un autentico monstruo, pura crueldad sin razones para preocuparse por aquel mundo que habitaba, devoraría todo y luego encontraría otro mundo al que hacerle lo mismo. Tal era su poder, peligroso, indetenible, puro potencial ilimitado, ciertamente le había traído muchos aliados e igual cantidad de enemigos. 


Lo peor era no ser correspondido, para un demonio el no poder satisfacer sus deseos y ambiciones era pura agonía, por ello y por su propio potencial había creado aquel negocio, podía ocupar su mente en otras cosas aparte de su doctor. 


Tenía otras entretenciones, por mucho que le gustara la villanía no podía ser todo lo que hacía, iba a aburrirse rápidamente si hacía eso. Siempre había tenido un gusto por las plantas, como demonio que era el mantener cosas vivas era difícil, aquello requería dedicación y cuidado, era especial para alguien como él, que normalmente no tenía que esforzarse en nada.


Sus plantas, sus niñas, criaturas de belleza y pesadillas. 


Plantas carnívoras, frutos venenosos, flores delicadas cuyas espinas cargaban maldiciones. 


Todo tenía bocas y dientes, murmuraban con suaves voces, sonando como pájaros, insectos e incluso las voces inocentes de niños. 


Allí, en su jardín secreto, se sentía a gusto. 

Flug miraba todo, maravillado. 


-Ay, Jefecito, es hermoso-sonrió-Aunque, no sé si serán adecuadas para una boda-rió.

-Puedo arreglar algo, no te preocupes-dijo, quitándose el abrigo y arremangandose la camisa. 


El doctor lo miró trabajar, había algo que debía hacer, algo que debía pedirle, pero estaba muy nervioso. 


-J-jefecito-.

-¿Si?-Black Hat no lo miró, estaba muy concentrado, podando unas flores amarillas. 

-Usted sabe bailar ¿Verdad?-. 

-Por supuesto-lo miró de reojo-¿Por qué?-.

-¿Podría enseñarme? Se supone que baile con Venus, pero no tengo idea de cómo-. 


Black Hat dejó las tijeras sobre una mesita, se quitó los guantes de jardinero y suspiró. 


-Puedo, pero no seré gentil, sabes que me falta paciencia-le advirtió.

-E-estare bien-le aseguró. 


Black Hat se le acercó, su rostro impasible, su corazón en una carrera. 


Puso la manos de ambos en posición y, apenas dio un paso, la música comenzó a sonar. 


Flug intentó dejarse llevar, pero estaba demasiado tenso. Una y otra vez tropezó y pisó al otro cada vez que intentaba dar un paso o una pirueta. 


-Relájate, Flug-lo reprendió ligeramente-Es fácil, mirarme a mi, no tus pies, sigue el ritmo de la música, piensa que solo existimos los dos y la melodía, deja que te guíe-. 


El doctor asintió, no muy seguro de poder hacerlo. 


La canción cambió a otra...


Put your head on my shoulder

Hold me in your arms, baby...


Se concentró en el rostro ajeno, su amplia sonrisa, tan siniestra y tan...triste.


Squeeze me oh-so-tight

Show me that you love me too


Danzaban suavemente, en sincronía, como si flotaran, rodeados de las plantas y de las estrellas, allá arriba, vistas a través de la cúpula de cristal que cubría el jardín. 

A Black Hat le dolía el pecho, pero siguió, sonriendo y danzando.


Put your lips next to mine, dear

Won't you kiss me once, baby?

Just a kiss goodnight, maybe

You and I will fall in love (you and I will fall in love)


El demonio desvió la mirada un instante, como avergonzado, la canción pidiendo lo que él deseaba más que nada. 


-Oh, Black Hat...-murmuró Flug, muy bajito, en un lamento. 


En el fondo, siempre había sabido que los sentimientos de Black Hat no habían cambiado, pero aun así ¿Que se suponía que hiciera?


People say that love's a game

A game you just can't win

If there's a way

I'll find it someday

And then this fool will rush in


-Supongo que si soy un tonto-lo hizo alejar y acercarse en una voltereta.


Sabía que era imposible, que esa oportunidad de la que hablaba la canción no existía para él, pero aun así, sin dudar, se lanzaría a ello a la menor oportunidad, arriesgándose al dolor y al rechazo. 


Put your head on my shoulder

Whisper in my ear, baby

Words I want to hear, tell me

Tell me that you love me too (tell me that you love me too)


Se pusieron muy cerca, pero murmullos de amor no hubo ninguno. Black Hat movió los labios sin emitir sonido.


Un silencioso “Te amo”.


Put your head on my shoulder

Whisper in my ear, baby

Words I want to hear, baby

Put your head on my shoulder


La canción terminó y, lentamente, se separaron. 


Flug le regaló un beso en la mejilla y se marchó sin decir más nada. 


-¿Por qué no me amas? ¿Qué hice mal?-le preguntó Black Hat a la nada.



Llegó el día de la boda y Black Hat se encontró a sí mismo contemplando a Venus. 


Esa mujer bajita, voluptuosa, de pálido gris y ambar. Tan vivaz y alegre. 


Todo lo que él no era.


La acompañaría hasta el altar y, aunque físicamente la entregaba a ella, era Flug a quien estaba dejando ir. 


-¿Por qué no me ama? ¿Qué hice mal?-repitió aquella pregunta, esta vez dirigida a la chica, su amiga de la infancia, su rival. 


Venus, radiante en su vestido de boda lo atrajó hacia sí, haciendo que apoyara la cabeza contra su pecho. 


-Te amamos mucho-le dijo, dándole palmadas suaves en la espalda. 


Black Hat se dejó abrazar, realmente no sabiendo qué hacer al respecto. 


-Quiero que él me ame-se lamentó, intentando ocultar el dolor de su voz. 

-Lo hace...-.

-No de esa forma...-se apartó y la miró a los ojos-No como yo lo amo-. 


Black Hat quería llorar, pero no podía, solo le salían sollozos ahogados y sentía náuseas, era tan patético y desagradable, solo lo hacía odiarse más. 


-Él fue mio primero ¿Por que me lo quitaste?-le reprochó, cubriéndose el rostro con las manos.

-Oh, Black Hat...-Venus lo abrazó de nuevo, sabía que esa acusación no era cierta y que Black Hat lo sabía-Lo siento mucho-se disculpó de todas formas. 

-Le entregue todo lo que soy y no le guste lo suficiente-negó-Yo...Yo se que no es tu culpa-. 


Venus le dió un beso en la comisura de los labios y le sonrió con dulzura y compasión. Amaba a Black Hat tanto como amaba a su futuro esposo. 


-Te amamos y punto, te lo dije, que los haría a los dos felices, solo espera y verás-. 


Black Hat presenció su boda, solo los tres, su cuerpo entero ardiendo en aquella iglesia, pero no se quejó, solo sonrió para ambos, para Flug, quien se veía tan radiante, tan dichoso. 


¡Oh, si solo pudiera hacerlo así de feliz! 


Pero Flug nunca había encontrado felicidad con él, era imposible. 


Y hubo una celebración privada y los vio bailar, como Black Hat le había enseñado.

Se veían bien juntos, tal para cual y él, ahí tan lúgubre, estaba fuera de lugar. 


Y bebieron los tres, chocaron copas, deseandose unos a otros años prósperos y llenos de dicha.


¡Vaya como bebieron! 


¡Venus y Flug ebrios de dicha!


¡Black Hat ahogando su pena!


Y llegó la mañana y Black Hat se encontró junto a un cuerpo cálido ¿Quién era? No recordaba aún, su mente difusa por la resaca, perezoso de abrir su ojo y averiguar. 


No había nadie más que ellos tres ¿Había salido a buscar alguien con quien pasar la noche? Podía ser.


Su lengua de serpiente se asomó apenas, olfateando... 


Ese aroma...


Lo conocía bien...


Abrió su ojo y ahí, a su lado, estaba Flug.


Black Hat habría palidecido de haber podido, los recuerdos de la noche anterior golpeándolo como un balde de agua fría, estaba tan impactado que le tomó un momento notar que Venus también estaba ahí, del lado contrario, el pelirrojo entre ambos. 


¡Ah, era verdad! ¡Habían pasado la noche juntos los tres! 


-Oh diablos...-murmuró el demonio, decidiendo que, por el momento, era mejor quedarse quieto.