lunes, 17 de abril de 2023

Love Me, that way Cap 2: Nachzehrer




La vida familiar de Flug no era fácil, era más bien abusiva y negligente. Como le habían dicho muchas veces, él había sido un accidente, sus padres sólo tenían amor por su hermano mayor, hijo perfecto, niño dorado.

En sus primeros años había intentado complacer a sus padres, ser un niño bueno, pero eso iba en contra de su naturaleza y, con la llegada de Venus y Black Hat a su vida, se había vuelto rebelde. 

Ya no le importaba su aprobación, sin embargo el daño estaba hecho, había crecido inseguro y lleno de odio propio. 

Odiaba a su familia también, quería ser un adulto de una vez para poder marcharse sin problemas, pero mientras tanto tenían poder sobre él y eso estaba comenzando a ser un problema. 


Su hermano lo vio un día con sus amigos y no tardó en informarles a sus padres como Flug se juntaba con “la niña rara de la casa de al lado y esa abominación que usurpó la otra casa”.

No solo eso, había visto a Flug y Black Hat besarse cuando estaban solos, sin la presencia de la chica. 

Ahora querían impedirle a Flug juntarse con ellos o siquiera dejar la casa para otra cosa que no fuese la escuela ¿Por que les importaba? Nunca se habían preocupado por lo que le pasara, Flug sabía que solo les interesaba su reputación y el que luego se enteraran que eran un trío de, básicamente, delincuentes juveniles no ayudó en todo el asunto. 

Metieron en problemas a Venus también, ella tenía padres buenos pero estrictos y conservadores, no les había caído en gracia enterarse de que su única hija se juntaba con varones, uno de ellos un demonio, y que andaba por ahí robando dulces y lápices labiales. 


-Nos van a impedir vernos- se lamentó el pelirrojo, hablándole a Black Hat a través de la ventana, la de Venus estaba completamente cerrada.

-Bueno... - el demonio suspiró, no había mucho que él mismo pudiese hacer y, quizás, le hubiera gustado tener a Venus fuera de la ecuación, pero lamentablemente para él sentía aprecio por la chica- Haz algo al respecto, Flug- le siseó, tentadora voz demoniaca.

-¿Algo?- suspiró- ¿Como que?-. 

-No lo se, chico listo, si tus padres son un estorbo entonces haz algo al respecto- sonrió con malicia. 


Flug se quedó pensando después de esa pequeña conversación, ciertamente lo había considerado muchas veces, deshacerse de sus padres y de su hermano de alguna forma, eran un estorbo y no sentía más que desprecio por ellos. 

Tal vez de tener solo a Black Hat en su vida habría ido con aquel plan, pero entonces pensó en Venus, la amaba tanto y era demasiado cobarde para decirle, ella era brillante, buena y gentil, iba a odiarlo si atentaba contra la vida de sus padres o de cualquiera ¿Verdad? Pero, en ese caso, nunca estarían juntos, Flug sabía muy bien el tipo de persona que era, había algo oscuro y retorcido en él, algo que alguien como Venus nunca aceptaría. 

El chico cayó en desesperación, pensando en todo lo que había hecho en el último año, lo estupido e inadecuado que era, alguien como él nunca llegaría a nada, no podía darle una buena vida a Venus ni a nadie. Tan fatalista con solo 15 años, aquel destino era inevitable.


En realidad aquello no era nuevo, lo había pensado antes, mucho más que hacerle daño a su familia, era más fácil dañarse a sí mismo, desquitar su odio y frustración en su propio cuerpo, esta vez solo debía ir un poco más lejos. 


Venus iba a estar bien sin él y nadie más iba a extrañarlo o lo necesitaba siquiera.

Flug, ahogado en odio propio, no se detuvo a pensar en el demonio que esperaba por él todos los días. 


Un Nachzehrer era un tipo de no muerto, una variación de vampiro, aunque a diferencia de estos no podía convertir a nadie, ni era convertido a manos de otros tampoco, nacían de suicidas llenos de rencor hacia otros, especialmente familiares. Una vez despertaban en su nueva forma lo primero que hacían era comer a su familia. Esto era, claro, en el caso que perdieran por completo su mente, pero extrañamente esto no sucedió para Flug, era consciente y más que nunca de ello, todo era más claro que antes, los sonidos, los olores, la diferencias entre la luz y la oscuridad de su cuarto. 


¡No, aquello no era bueno, era lo contrario a lo que quería!


Nunca había sentido tanta hambre, ira y desesperación, debía terminar con ello de alguna forma, debía... 


La casa ardió en llamas, lamentablemente para Flug un Nachzehrer no podía morir bajo su propia mano una vez más, esa era su maldición y castigo eterno después de todo, solo podían morir cuando se le acabaran naturalmente los años. 

Pero su piel aún podía arder, aun podía sentir dolor, instintivamente saltó por la ventana, vidrios cortando su rostro.


Despertó mucho después en la cama de un hospital, fue asaltado de inmediato por sus sentidos agudizados, el olor del lugar le daba náuseas y la luz le hacía doler los ojos, pero una mano fría los cubrió gentilmente de repente.


-Mantenlos cerrados en lo que cierro las cortinas- la grave voz de Black Hat se dejó escuchar en un tono bajo y cuidadoso, no quería molestar sus oídos sensibles. 

-Black Hat...-suspiró y le obedeció, mantuvo los ojos cerrados, escuchando como el otro se movía por el cuarto.

-Ahora sí, Flug-.


Flug abrió los ojos, encontrándose con una iluminación más tenue, se sentó y se tocó la cara y el cuerpo y se miró las manos, estaba cubierto de vendas ¿Que había hecho? De seguro lucía terrible. 

Miró al demonio, sentado en una silla junto a la cama, se le antojo hermoso y exquisito de repente, quería morderlo y arrancarle un buen trozo...

Flug alejó esos pensamientos, sacudiendo la cabeza. 


-¿Qué es lo que...?-.

-Eres un Nachzehrer, Flug - Black Hat le sonrió- Pero estarás bien, conservaste tu mente, solo debes acostumbrarte a tus nuevos instintos y necesidades-. 

-Debo alimentarme de otros ¿Verdad?- suspiró.

-Así es, no es tan grave como suena, no necesitas matar a nadie si no quieres- lo miró con calma- Te tendrán vigilado de todas formas, eso será lo más molesto-.

-Estás tan tranquilo- frunció el ceño.

-Soy un demonio - le sonrió- De hecho estoy feliz, ahora vivirás más, Flug- se sentó en la cama y lo abrazó- Estaremos juntos más tiempo- apoyó su mejilla contra la de Flug y ronroneó, restregándose como un minino- Pero también estoy bastante enojado, pudiste haber muerto de verdad-.

-Es lo que quería- se dejó abrazar, intentando no mirarlo ¿Por que tenia que oler tan bien?- Estoy cansado de todo, nadie me necesita de todas formas, Venus está mejor sin mi-.

-¿Y qué hay de mí?- lo soltó y lo miró con profundo reproche- ¿No pensaste en mí un segundo? Flug-.


Flug lo miró esta vez, hasta pronunciar aquello último en verdad no lo había considerado, no sabía porque, lo quería mucho, pero... Pero no podía evitar sentir que el demonio no lo necesitaba de todas formas. 


-Puedes encontrar a alguien más digno de tu atención- pronunció, aquello realmente no respondía su pregunta, pero no podía decirle la verdad, que en efecto Black Hat no había cruzado por su mente en lo absoluto en esos momentos. 

-Eres un idiota-.


Black Hat se acurrucó a su lado y se quedaron así un rato, el dulce y tentador aroma del demonio opacaba los horribles olores del hospital, era relajante, pero lo ponía un poco hambriento. 


-¿Qué pasó con mis padres?- le preguntó, sus rostros muy juntos, si Black Hat hubiese tenido una nariz, estarían tocandose en esos momentos. 

-Reducidos a cenizas junto a la casa- sonrió, malicioso- Impedi que el fuego se tragara mi casa y la de Venus, pero no puedo decir lo mismo de tus otros vecinos- rió, sin ningún ápice de culpa. 

-Ya veo- Flug no sentía culpa tampoco- ¿Y qué haré ahora?-.

-Arregle algunas cosas, eres libre de hacer lo que se te antoje en cuanto te den de alta-.

-¿Qué?- lo miró con sorpresa- ¿No soy sospechoso de asesinato o algo asi?-.

-Tal vez, pero le pedí un favor a un par de demonios para que las autoridades te dejarán en paz-.

-Oh...- sonrió apenas- Gracias-. 


Se besaron con ternura, Flug buscando consuelo, Black Hat buscando ser amado. El demonio, siempre que Flug lo besaba, sentía que lo que sea que tenía por corazón iba a estallar, no entendía porque sentía felicidad y angustia al mismo tiempo. 


-Sabes tan bien...-murmuró el pelirrojo. 

-Cuando estés más estable puedes probarme si quieres- ronroneó.

-Suena bien- rió. 



Flug pasó unos días en el hospital con Black Hat como única compañía, Venus había intentado visitarlo, pero los doctores no se lo permitieron y Flug no quería tampoco.

Estaba asustado de como su nueva naturaleza podía reaccionar ante Venus, además, había hecho estragos con su cara y Flug se odiaba más que nunca por ello.


-Yo creo que te ves hermoso- le ronroneó el demonio, sonriente. 


Flug no le contestó, solo miró su propio reflejo en el espejo, odiaba verse, quería intentar acostumbrarse, pero parecía que iba a ser imposible. 

Quemaduras y una larga cicatriz en diagonal le marcaban el rostro, en su boca había afilados colmillos y sus ojos... Sus ojos eran el mayor cambio, la esclera era de un negro profundo, el iris y la pupila de brillante blanco.


-Son como estrellas- Black Hat lo miraba con afecto, lo amaba más que nunca, le parecía aún más hermoso con todas sus imperfecciones. 


Flug lo ignoraba, se odiaba demasiado para tomar sus halagos. Terminó por recurrir a cubrir permanentemente su rostro, algo bastante simple pero que había terminado por gustarle, una bolsa de papel y los goggles que usaba durante sus experimentos, era extrañamente expresivo a pesar de que tapaba su cara completa. 


Black Hat no sabía muy bien qué pensar, se veía ridículo, pero adorable y extrañamente... Villanesco. 


Finalmente podía salir del hospital y de vuelta al mundo, aunque iba a ser monitoreado y debía ir regularmente a terapia. 


-¡Flugyyyy! - Venus se tiró a sus brazos apenas lo vio salir y Flug la abrazó sin pensar.

-Venus, h-hola- no se esperaba verla, pero le alegraba, era tan hermosa y olía tan dulce, si solo pudiera decirle.

-Mira nada más que curioso- lo examinó con la mirada y sonrió- Va contigo, aunque no me dejaras con la intriga ¿Verdad? Black Hat dice que te ves encantador-. 

-¿Eso dije?- el demonio miró a otro lado, sonrojado. 

-Tal vez luego, Venus- suspiró- No sé si te guste- negó.

-Sigues siendo Flug ¿Qué importancia tiene?- suspiró- Me alegro que estes bien, aunque seas un completo idiota-.

-Lo siento-.


Caminaron juntos los tres, llevando a Flug de un brazo cada uno, se sentía estúpidamente afortunado en momentos como ese. 


La casa se había quemado por completo, así que Flug viviría con Black Hat, el demonio no podía estar más feliz con ello, por supuesto. 


-Intentaré visitarlos cuando mis padres no anden vigilando- Venus rió con picardía.


Flug la miró entrar a su casa y suspiró con pesar, ahora ya nunca iba a poder confesarse, era un peligro para ella con lo que era ahora. 


-Vamos adentro, Flug- Black Hat lo jaló, se había preocupado tanto por él, pero ahora era dichoso, tendría a Flug todo para él. 



Ya no se le iba a confesar a Venus, seguirían siendo solo amigos, mientras que ellos dos vivirían juntos y seguirían siendo amantes.

Podría retenerlo, enamorarlo, Flug sería todo suyo como él era todo de Flug. 


Fueron unos extraños tres años, llenos de los típicos y no tan típicos problemas de la edad. 

Los tres eran mejores amigos, siempre juntos, a la vez que había secretos entre ellos. 

Venus y Flug sentían un amor que no sabían el otro correspondía, Flug y Black Hat eran amantes y Black Hat estaba convencido de haber ganado. 


Vivían juntos, compartían largas noches, su pasión creciendo con la edad, le profesaba su amor en aquellos momentos de calor y lujuria, no sabiendo que caían en oídos sordos. 


Todos sus “te amo, te necesito, quedate conmigo siempre” se perdian en el aire cargado de sexo, pasion y hambre. 

No era culpa de Flug en realidad, Black Hat era una criatura intoxicante, era como una droga cuando lo tenía entre sus brazos, en especial cuando le permitía saborear su sangre y carne, se vaciaba de todo pensamiento y preocupación y, cuando todo terminaba, en su mente estaba ella y no el demonio que ronroneaba complacido a su lado. 


Quizas Black Hat debería de haber confesado sus sentimiento en otras ocasiones, como cuando estaban acurrucados en el sofá mirando televisión o tomados de la manos durante las horas tempranas, compartiendo el desayuno, pero no lo considero necesario, iba en contra de su naturaleza hablar demasiado de ese tipo de cosas, él genuinamente creía que Flug sabía y que era correspondido. Era ingenuo en su amor y dicha. 


Venus sospechaba de la relación de los dos, amaba a Flug, pero no le molestaba aquello, nunca había pasado nada entre ellos, no tenía derecho a celos ni rencores, además a Black Hat también lo amaba, era algo platónico por supuesto, pero la realidad era que solo quería que sus chicos fuesen felices, porque a ella la hacían tan feliz, eran sus amados, sus amigos, su familia. 

Podía con el dolor en su corazón si podía verlos sonreír, pero no era ninguna tonta, sabía que algo no estaba bien, pero ellos nunca hablaban de ello y mantenían su relación en secreto y, a veces, Venus lo notaba, como Flug la miraba ... ¿Quizás debía confesar sus propios sentimientos y ver que pasaba? Le asustaba eso, no quería romper la unión de su grupo, no le quedó más que debatirse consigo misma, buscar el momento adecuado o esperar a que algo pasara, lo odiaba, esa pasividad no era algo propio de ella, pero ¿Qué más podía hacer?


Y así pasaron tres años, los tres juntos, a la vez que cada quien en su propia ilusión.