jueves, 4 de mayo de 2023

Love Me, that way Cap 6: Juntos

 



Venus abrió los ojos y le sonrió con picardía. 


Ambos estaban abrazando a Flug, ella usando su pecho de almohada, Black Hat con su rostro junto al de su doctor, ambos envolviendolo con una pierna y un brazo. 


Venus reafirmó su decisión de guardar silencio con un gesto. 


Black Hat, sin saber qué más hacer, nada más le sonrió de vuelta y se acomodó con cuidado.


¡Oh, cómo había extrañado su calidez! ¡Su aroma! ¡El ritmo distintivo de su corazón! 


Mientras más recordaba de la noche anterior, más le ardían las mejillas, más le dolía el corazón. 

Temía que Flug despertara, lo viera, y se arrepintiera de todo. 


Flug despertó y, al igual que al demonio, le tomó un momento recordar donde estaba y que había pasado. 

Sus emociones cambiaron rápidamente, primero un leve arrepentimiento, más que nada por la resaca, luego esa tonta, feliz, sensación de ser estúpidamente afortunado y, finalmente, una sonrisa. 


-Buenos días- dijo con pereza, apretandolos a ambos en un abrazo. 

-Buenos días~-Venus se acomodó, abrazando más a su esposo y tomando la mano de Black Hat. 

-Hola...-fue todo lo que atinó a decir, su voz grave y áspera. 


No había incomodidad, simplemente no sabían que decirse el uno al otro. Así que callaron y decidieron, en mutuo acuerdo, dormir un poco más. 


Por un breve, dichoso, periodo de tiempo, Black Hat fue feliz. No le molestaba “compartir” con Venus, el sexo entre los tres era nuevo, exitante y divertido. 

No era solo eso, le permitían participar en su dulce vida de recién casados, Flug lo saludaba con un beso en los labios, iban a citas los tres y, como antes, pasaban su tiempo libre acurrucados en el sofá, solo que ahora Black Hat se sentía querido, no solo como un agregado, como algo que Flug aceptaba para no tener que lidiar con sus caprichos y mal genio. 


Cada beso, cada caricia, cada palabra de tierno afecto, lo hacía sentir en las nubes.

Flug le sacaba suspiros de dichoso anhelo, se sentía flotar en cosas suaves, el mundo era color de rosas, como cuando habían sido adolescentes. 


Y sin embargo, algo le molestaba, un murmullo en lo profundo de sus pensamientos que se hacía cada vez más fuerte, su propia voz hablándole al oido, diciendole cosas que aun no podía discernir, como un siniestro tinnitus que amenazaba de pasar de un zumbido a voces completas, como las alucinaciones de un esquizofrénico, como el zumbido de un enjambre de avispas, cada vez más cerca, amenazantes, cargadas de dolor y veneno. 


Pero Black Hat se sentía feliz, así que empujó esas preocupaciones por el momento y se dejó llevar. 


Quien también se dejaba llevar era Flug, siempre había sido jodidamente lujurioso, así que estaba más que complacido con tenerlos a ambos. 

A Venus la amaba, la mujer perfecta, toda para él.

A Black Hat lo quería y había extrañado su belleza exquisita y peculiar. 

Como antes, en tiempos pasados, no se detuvo a pensar en los sentimientos del demonio, como para él aquello era más que sexo, más que casuales demostraciones de afecto. 

Flug estaba demasiado sumido en su propia felicidad como para pensar en nada más. Todo iba a estar bien, los tres iban a estar bien. 


Venus en cambio tenía una pena secreta, mientras disfrutaba de esa felicidad con ellos, por fin cumpliendo su sueño de compartir su vida los tres juntos, en lo profundo se lamentaba. 

Ella sabía que su tiempo era corto, que toda esa felicidad tenía un precio, que incluso si vivía todos sus años naturales, iba a dejarlos solos porque ellos eran longevos, siempre jóvenes, y ella era una simple humana, algo frágil que iba a envejecer y morir. 


Se lamentaba de su mortalidad y deseaba, más que nada en el mundo, que Flug y Black Hat fuesen felices juntos, que se amaran de verdad, con o sin ella de por medio

Deseaba por hijos, una familia que dejar para que ellos no estuviesen solos y para que no la olvidaran nunca.

Deseaba darles eso que no podían tener por sí mismos y vivir por siempre en sus memorias y corazones. 


Se daba cuenta que Flug los miraba diferente, que los amaba diferente ¿Que podía hacer? No podía cambiar lo que había en su corazón. 


En todo caso, aún eran jóvenes y creían tener todo el tiempo del mundo por delante.


Además, tenían otras cosas de las cuales ocuparse. 


-Necesitamos nuevos empleados, necesitamos expandir nuestro negocios y servicios-Black Hat sonrió, siniestro-Y...-dijo alzando un largo dedo índice-Necesitamos un culto-.

-¿Un culto?-. 


Estaban los tres en la lúgubre oficina, obviamente discutiendo negocios. 

Black Hat Organization había adquirido notoriedad en poco tiempo, los productos eran un éxito y, de vez en cuando, ofrecían deshacerse de los problemas personalmente, esos eran los “servicios”. 

Pero, con su popularidad, llegaron los enemigos. 


Desde siempre había existido P.E.A.C.E, una organización que, supuestamente, mantenía la paz. Fabricaban heroes como juguetes en una fabrica, pero hasta antes de Black Hat todo lo que habian tenido que enfrentar habian sido ladrones de bancos, asesinos seriales, terroristas y el crimen organizado, ahora se enfrentaban a supervillanos, criaturas con poderes, naturales o artificiales, ayudados por las creaciones de la siniestra organizacion del sombrero negro. 


Y P.E.A.C.E, obviamente, quería detenerlos. 


-Un culto-asintió-No solo hará crecer mi poder, nos servirá para infiltrarnos entre los ricos, los influyentes y los políticos-se saboreó, salivante ante la idea-Me servirán lealmente, me adoraran como a un dios a cambio de favores, a cambio de poder-rió-Y, podremos infiltrarnos en P.E.A.C.E y matarlos desde dentro-.

-Como un virus-el doctor sonrió.

-Exacto-asintió de nuevo-Conozco a alguien que puede ayudarnos con el culto, lo llamaré, además nos será útil en la casa, Flug quiero que Venus y tu se encarguen de los demás, nuevos empleados, fábricas, lo necesario para expandir el negocio-.


Esa tarde alguien llamó al timbre de la casa. No tenían clientes ese día ¿Quién podía ser?

Venus abrió la puerta y, por un momento, se quedó sin habla.

Ante ella había un joven, debían de tener más o menos la misma edad. Alto, delicado y bonito 


¡Bonito! ¡Eso era decir poco! 


Poseía una belleza andrógina y etérea. Rasgos asiaticos, largo cabello negro que corria lacio hasta la altura de sus caderas y se risaba ligeramente en las puntas, ojos bicolor, uno rojo como un rubi, otro azul como un zafiro, una bella sonrisa, tras los labios de leve rosa, colmillos de lobo. 


De lobo no tenía solo colmillos, Venus observó con intriga las grandes orejas que le decoraban la cabeza y la espesa cola que se movía suavemente detrás suyo. 


La chica se dio cuenta de que se había quedado tildada mirandolo, asi que tosió, avergonzada. Sentía, de alguna forma, como un instinto primordial, que estaba mirando a alguien, o algo, que no se suponía debía ser visto por meros mortales como ella. 


-Lo siento-.

-No pasa nada, querida-le sonrió con dulzura-Vine a ver a Black Hat-.

-Oh, debes ser la persona que mencionó-le devolvió la sonrisa-Adelante...-.


Venus se apartó y el joven pelinegro entró a la mansión.

 

-Venus ¿Verdad?-la examinó con la mirada-Black Hat me ha hablado mucho de ti-.

-Oh ¿De verdad?-.


Caminaron juntos hacia la oficina, el recién llegado mirando todo con interés.


-Si, siempre habla de ti y del Dr Flug, estoy feliz de por fin conocerlos en persona-rió-Aunque, estoy seguro de que Black Hat nunca les ha hablado de mi, lamentablemente no le caigo tan bien-. 

-No suele hablar mucho de sus...Contactos-asintió.

-Oh bueno, no tiene importancia-le sonrió alegremente-Estoy seguro de que nos llevaremos bien-.


Cuando llegaron a la oficina el pelinegro entró con los brazos extendidos, una gran sonrisa y su cola de lobo agitándose como un molino.

-¡Blacky!-.


Black Hat, que estaba ahí parado y había sido tomado por sorpresa, dio un leve salto y le bufó, su abrigo erizandose como el pelaje de un gato. 


-Venga, dame un apapacho-le dijo con tono travieso, intentando acercarse.

-No, alejate de mi-el demonio manoteó con sus garras-Sabes que no me gusta-. 


El chico rió, una risa clara y musical.


-Te extrañe, mi niño-le dijo con dulzura maternal.

-Eres tan molesto-resopló.


Venus miraba todo con curiosidad, se aclaró la garganta y sonrió.


-¿Nos presentas? No me ha dicho su nombre-.

-Oh, claro-Black Hat lucía un poco avergonzado, pero recobró su postura firme- Venus, este es Shisui Sadamoto, o como se hace llamar, El Brujo, Shisui esta es Venus, de quien te hable-.

-Y es un placer conocerla por fin-asintió. 

-Igualmente-. 


Estrecharon manos y la chica supo que ese tal Shisui le iba a caer muy bien, sentía que tenían algo en común, pero aún no estaba segura de que era. 


Se quedaron los tres hablando de cosas simples, Venus más que nada escuchaba a los otros dos mientras intercambiaban “¿Y como has estado?” “¿Qué estuviste haciendo?” “¿Donde estuviste?” 

La hacía feliz ver que Black Hat tenía alguien más que genuinamente se preocupaba por él. 


En ese momento entró Flug, murmurando algo para sí mismo y con la vista en un portapapeles. 


-Jefecito, creo que encontré a alguien que...-miró al frente y detuvo sus pasos y su voz en seco. 


Esa figura, esas largas piernas, ese cabello azabache, los conocía. 


-¿Shisui?-.

-Flug-lo saludó alegremente, como si nada, a pesar de que el doctor sonaba de lo más espantado. 

-¿Se conocen?-preguntó Venus, extrañada.

-Uh...algo así...-incluso bajo aquella bolsa, podía notarse que estaba rojo como tomate. 


Black Hat y Venus los miraban a ambos con suspicacia. 


-Venus ¿Recuerdas que durante la Uni estuvimos unos años se-separados?-rió, nervioso.


La chica nada más asintió.


-Pues, puede que tuviera un par de ...Uh...Encuentros casuales-.

-Si, bueno, me lo imaginaba-Venus asintió de nuevo, con calma.

-Ah, no me digas-Black Hat alzó una ceja-Shisui ¿Tú también?-lo cuestionó, gruñendo levemente. 

-Estábamos muy intoxicados-se apresuró a decir Flug.

-Me sorprende que siquiera te acuerdes de mi nombre-Shisui rió-Si, fue una fiesta de Halloween, no estuvo mal-su cola se agitó con gracia. 

-Que chiquito es el mundo-Venus rió. 

-Eso, o estabas espiándome al pedido del Jefecito-.

-No soy tan patético-Black Hat se cruzó de brazos-Nunca los espie mientras estuvimos lejos-. 

-Él no me pidió nada, pero si hablaba de ti todo el tiempo y me dio curiosidad, quería saber que tanto veía en ti-se encogió de hombros.

-Oye, Flug...-Venus reía-Te has acostado con todos los presentes-.

-Ay, que vergüenza-Flug se cubrió el rostro con las manos. 


Venus reina, en aquel entonces habían peleado y estado separados por un tiempo, realmente no le molestaba lo que había hecho con otras personas en su tiempo de breve soltería. 

Pero Black Hat, en cambio, estaba claramente celoso. 


-Ay, esa expresión, mi niño-Shisui le sonreía con algo que parecía ser afecto maternal-No te pongas así, fue solo una vez y nunca va a repetirse-.

-Lo sé...-gruñó levemente-En fin, ustedes dos, largo-le ordenó a la pareja-Tengo asuntos que discutir con Shisui-. 


Flug y Venus volvieron al trabajo mientras Shisui y Black Hat seguían con su conversación. 


Llegó la noche y una suntuosa cena los esperaba. 


-¿Y esto?-Flug miró todo, sorprendido, hacía tiempo que no disfrutaba de comida de verdad, a ninguno de los tres se les daba cocinar.

-Luce delicioso-Venus sonreía de oreja a oreja.

-Shisui será nuestro chef, entre otras cosas-anunció el demonio, sentándose en la punta de la mesa. 

-¿Y vivirá con nosotros?-Venus se sentó a su derecha.

-Me imagino que si-Flug se sentó a su izquierda. 

-Va a mudarse pronto, pero no lo verán mucho, sin embargo se hará cargo de la casa, así ya no perderán tiempo limpiando-. 



No mucho cambió en la convivencia de aquella casa, a pesar de que ahora había alguien más. 

Shisui traía cierta alegría a la casa, siempre sonriente y atento a lo que necesitaran y, sin embargo, no lo veían mucho.

Se notaba que estaba ocupado con cosas importantes, aparte de mantener la casa en orden y de cocinar para ellos cosas tan deliciosas que solo el aroma les hacía sonrojar. 

Pero, misteriosamente, a veces lo encontraban en habitaciones al azar, como si los esperara para conversar y siempre era en esos momentos donde, de hecho, necesitaban hablar con alguien. 


Observaba, atento, como esos tres se relacionaban. 


A Black Hat lo conocía desde siempre, más de lo que el demonio podía imaginar. 

Lo amaba como a un hijo, uno muy rebelde y caprichoso, siempre trayendole preocupaciones y dolores de cabeza. 


Le preocupaba su mente y su corazón, pero por el momento solo podía mantenerse al margen y observar porque ninguno de los tres parecía querer asumir que ahí había un problema.

Estaban los tres sumidos en su propia dicha, negando los problemas, dejándose llevar por amor, pasión y toneladas de malvado trabajo. 


Pero el tiempo siguió su curso y ese zumbido en la mente de Black Hat era cada vez más y más alto.


Su pecho dolía cada mañana cuando despertaba y veía a Flug abrazando solo a ella, cuando solo a ella le decía “te amo”, cuando solo a ella le hacía el amor en privado, los dos a solas, con intimidad en vez de simple lujuria. 


Esa tarde estaban los dos solos en la oficina, Black Hat sentando sobre el escritorio, sosteniendo al otro con brazos y piernas, besándolo con desesperación, sus gemidos muriendo en su boca, en la danza entre sus lenguas. 

Las sombras, el aroma en el aire, la frescura del ambiente...Le recordaba a cierta ocasión en un salón de clases. 


-Hazmelo-le rogó, apartándose apenas, como si temiera que, si se alejaba mucho, Flug iba a escapar. 

-Black Hat...-.

-Vamos, hazmelo...-empujó fuera del escritorio papeles, plumas y adornos, inclinándose, acostándose sobre la dura superficie con Flug encima suyo. 


Flug no opuso resistencia, pero Black Hat sintió su cuerpo tensarse. Aflojó su agarre y Flug se apartó de él, tanta distancia como le daban sus brazos, mirándolo con algo que parecía ser duda. 


-Hazme el amor-rogó el demonio de nuevo.

-Jefecito, yo...-.

-Por favor...-buscó acercarlo de vuelta, jalando de su ropa-Solo esta vez, solo los dos-.

-No estaría bien sin Venus presente-dijo, apartando sus manos y bajándose del mueble. 

-¡Lo haces solo con ella!-le reclamó sentándose, su voz grave elevándose y tornándose levemente aguda. 

-¡Es mi esposa!-Flug iba retrocediendo, buscando la salida, esa discusión le asustaba.

-¡Y yo que soy! ...-se llevó las manos al rostro, temblando.


¡Oh cómo deseaba poder llorar!


-Black Hat yo...-.

-¡Has estado usandome de nuevo! ¡Han estado usandome! ¡Soy un juguete para ella y para ti!-. 


El cuerpo del demonio estalló en pesadillas, como en aquel entonces, en aquel salón de clases, y Flug fue empujado con fuerza fuera de la oficina, la puerta cerrándose con estruendo. 


“¿Que esperabas? Entregandote de nuevo, eres patetico” 


Susurró la voz, su voz, hablándole al oído, lleno de veneno, poniendo peso en sus hombros y espalda. 


“¿Pensabas que iba a amarte? ¿Se sintió bien? ¿Valió la pena humillarte y dejar tu orgullo de lado? Criatura patética, aceptando compartir lo que es tuyo con alguien más” 


Black Hat se cubrió los oídos y negó con la cabeza, no quería oír nada de eso. 


“Nunca va a amarte, nadie va a amarte, no mereces amar ni ser amado”


Siseó la voz, para luego desaparecer. 


Black Hat miró a su alrededor, a la fría penumbra de su oficina, se bajó del escritorio y vomitó en el cesto de la basura. Una mezcla de jugos gástricos, sangre y bichos que se retorcían con desesperación. 


Se sentía tan asqueroso y patético. Por supuesto que Flug nunca amaría a algo como él, cosa negra sin un corazón de verdad, criatura vil incapaz de llorar y cuyo único alivio era soltar alimañas de lo profundo de sus tripas. 


Quería llorar, le dolía el pecho, pero no podía, así que vomitó un poco más, sollozando, sintiendo agonía, hasta que su cuerpo no soltó más que amarga hiel. 


Tras eso se ocultó bajo su escritorio, abrazándose las piernas como un niño pequeño, quería estar solo en esa oscuridad, no quería seguir sintiendo penas, ni amor, ni nada. 


Del otro lado de la puerta estaba el doctor, incapaz de decidir que hacer con su propio corazón.