lunes, 29 de enero de 2024

Interlaced CH 5: Inexperience



El demonio del mundo no sabía nada, un día había decidido visitar a los mortales, alguien lo capturó y lo puso en ese santuario. 


Los días, años, siglos... Para él pasaron silenciosos y solitarios. 


De vez encuando, una de esas mujeres de cabello negro aparecia y tomaba algo de su poder sin permiso, para luego marcharse sin más. 


Con el tiempo había olvidado como hablar porque no tenía con quien. 


Era ignorante del progreso del mundo a su alrededor, el único cambio que percibía era el de las estaciones, pero aquel bosque antiguo y repleto de magia siempre se mantenía igual, allí no había humanos, no llegaban las noticias del mundo ni los cambios tecnológicos. 


En esos momentos miraba el techo de esa vieja casona japonesa, no muy diferente a las que había visto al llegar al país, sin embargo a su alrededor, en aquella habitación, había aparatos que no conocía. 


Un cuadrado con imágenes que se movían, una cosa redonda en una esquina con tres aspas que producía viento, una caja de la que a veces salía música...


También había visto a ese par que lo cuidaba con unos rectángulos en la mano, pero no tenía idea de para qué servían. 


-¿Cómo estás hoy? ¿Mejor?-le preguntó aquel lobo con dulzura, hincándose a su lado-Te prepare un baño, una inmersión en hierbas medicinales te vendrá de maravilla-.


Su sonrisa y sus constantes atenciones le molestaban, pero las necesitaba, así que nada más asintió. 


-Flug, hazme el favor y llevalo en lo que terminó de preparar un par de cosas más-. 


El otro hombre, ese con la bolsa en la cabeza, entró al cuarto a la vez que Shisui se marchaba. 


-Con permiso...-le dijo antes de tomarlo en brazos, estilo nupcial. 


El demonio se tensó y se sujetó a él por puro instinto. A decir verdad, ese hombre lo ponía nervioso. Sentía que Flug deseaba devorarlo completo, él estando indefenso, de alguna forma la idea lo excitaba un poco. 


-¿No te peso?-le pregunto, había recuperado la voz hacía nada, sonaba como fumador empedernido. 

-Para nada-negó, llevándolo camino al baño.


Y era verdad, ese demonio pesaba lo que un montón de plumas. Flug suspiró, se le hacía agua la boca. 

Lo deseaba.


Y deseaba comer su carne.


Pero Shisui no lo dejaba. 


“No es que sea un niño o algo asi, pero lleva tanto encerrado que le falta experiencia, deja que conozca el mundo un poco, que se aclimatize, ya despues veras si lo seduces o no”. 


Le había dicho múltiples veces. 


Flug era un depredador, una criatura que consumía la carne de otros tanto como los humanos consumen animales, sin embargo también había un factor intimo, era parte de su sexualidad. El clavar los dientes, beber la sangre, devorar la carne... Era todo parte del rito de la intimidad. 


A veces, cuando habia estado muy hambriento, habia cazado y devorado gente sin más, alli no habia excitacion, no habia sexo de por medio, solo comida. 


Pero a sus muchas conquistas, siempre con permiso, les sacaba un trozo o, al menos, les daba una buena mordida. 


Así que no, no iba a hacerle nada sin permiso, pero le daba ansiedad, lo ponía tremendamente inquieto. 


Flug lo dejo en la puerta del baño, podía mantenerse de pie, pero caminar aun le costaba un poco. 


Era un baño tradicional, con un ofuro redondo y amplio en el centro. 


Olía a hierbas, la verdad mareaba un poco. 


Shisui, que terminaba de echarle unas cosas al agua, le sonrió. 


-Está todo listo, tomate tu tiempo, relájate-. 


Lo dejaron solo, el demonio se lavó el cuerpo antes de sumergirse en el agua, como le había enseñado el lobo que era costumbre. 

No pudo evitar lanzar un suspiro, ciertamente relajaba el dolor de su cuerpo entumecido. 


Aun se sentía pesado, su mente aun vagaba difusa en ocasiones. 


¿Cuándo iba a mejorar? ¿Cuándo iba a recuperar su poder? ¿Y entonces que? ¿A donde iría? 


No tenía un sitio al cual regresar, no tenía a donde ir. 


Cerró los ojos y respiró profundamente el aroma a hierbas, solo le quedaba esperar, relajarse y recuperar fuerzas. 


-Creo que deberíamos ir a las onsen, el agua natural le sentaría bien-. 

-¿Cuál es tu insistencia con los baños?-rio Flug.

-El agua, sana y purifica-lo miró, serio-Sabes que el mar me aterra, pero es innegable, el poder del agua, un brujo de la luna como yo no puede escapar de esa realidad, mi astro controla las mareas, mis pociones siempre empiezan de simple agua, el ciclo de la luna y del agua, en su eterno lazo, es esencial para mi poder-. 

-Y te da paranoia estar sucio...- rodó los ojos.

-Odio sudar- dijo con mal gesto. 


Poco después se sentaron a cenar, era la primera vez en esos días que el demonio tenía fuerzas para acompañarlos. 


-No nos ha dicho su nombre-Flug lo miraba con curiosidad. 

-No puedo decirte mi nombre-negó-Es secreto-.

-Ah...-. 


Mientras hablaban, y capaz creyendo que estaba siendo muy sutil, Flug tocaba ligeramente los dedos del otro sobre la mesa, el demonio no se lo impedía.

Shisui nada más comía en silencio, se daba cuenta que parecían buscar naturalmente la compañía del otro, se le hacía lindo a decir verdad. 


-Tengo un apodo, pero creo que ahora mismo no tiene mucho sentido-. 

-Oh ¿Y cual seria?-.

-Black Hat-. 

-Bueno, solo hay que conseguirle un sombrero-rio Flug.

-Supongo-rio Black Hat también. 


Cuando terminaron de cenar, salieron afuera a disfrutar el fresco de la noche y beber sake. 


Sentado ahí con las piernas cruzadas, las yukata suelta, bajo el cielo nocturno, a Black Hat le brillaba la piel. 


Flug se sentó a su lado, acababa de cenar y aun así se sentía famélico. 


-Usted es hermoso-le dijo. 

-Lo sé-.

-Y humilde-.

-Mucho-.


Ambos rieron y se acercaron un poco más, Flug lo rodeó con un brazo, pero no lo apretó ni intento acercarlo más de lo que ya estaban. 


Black Hat, hambriento de contacto y afecto, se lo permitió. Le gustaba que el otro respetaba su espacio, que no lo presionaba, aunque sabía que llevaba días observandolo como aguila. 


-Quiero otra ropa-comentó, mirando sus propias piernas-Esto es demasiado revelador-. 

-Pues a mi me gusta-sonrió con picardía.

-Por supuesto que a ti te gusta-negó, divertido-¿No te meteras en problemas? Ese lobo es tu esposo-.

-Ay, somos amigos que follan de vez en cuando-hizo énfasis con un gesto despectivo de su mano libre-No se preocupe, creo que le preocupa más que me aproveche de usted-.

-Bueno...Ahora mismo podrias, en unos dias creo que seria suicidio de tu parte-. 

-Oiga, soy muchas cosas, pero eso no-suspiró-No voy a aprovecharme de usted-. 

-Lo sé, y sé que eres muchas cosas, puedo verlo en ti-sonrió amplio, los dientes como dagas verdes-La maldad-. 


Flug le sonrió de regreso, aunque no se veía debajo de la bolsa.


Conversaron muchas cosas después de eso, sobre sus vidas, sobre sus metas e incertidumbres. Era extraño, recién se conocían y, aun así, parecía una eternidad. 


-Tengo sueño, Doctor, llévame a la cama-.

-¿Doctor?-.

-Es lo que eres ¿No?-.

-En todo menos en título-sonrió. 

-Bueno, Doctor en todo menos en tituló, obedece y llévame a la cama-. 

-Mandón- lo tomó en brazos como antes-Es un Jefecito muy mandón-dijo, cargandolo de vuelta a su cuarto.

-¿Jefecito?-se acomodó en sus brazos, en verdad somnoliento. 

-Bueno, Shisui es el Jefe, así que usted es el Jefecito-rio. 


Shisui los vio pasar y sonrió, parecían de lo más compatibles. 


Al poco se le borró la sonrisa, no estaba celoso, de hecho si funciona entre ambos y los hacía felices estaba más que bien pero...


Pero se sentía solo. 


Él también añoraba por un compañero. 


-Voy a salir Flug-le anunció sin abrir la puerta del cuarto-Compórtate-.

-Ya está dormido como tronco, ni modo-bromeó-Ve con cuidado-. 


Shisui se vistió coqueto y provocador como siempre, androgino y gótico. 


El brujo no creía en roles de género, ni en que la ropa era de hombre o de mujer, él simplemente usaba lo que lo hacía feliz, solo pasaba que la mayoría de esa ropa eran vestidos, faldas y zapatos de mujer. 


Y, a decir verdad, disfrutaba de la atención. 


Su belleza era tanto una bendición como una maldición. Shisui se amaba a sí mismo, reconocía su propia hermosura en el espejo y le gustaba mostrarse, pero era también lo único que otros veían. 


Una vez que la novedad pasaba y tocaba conocerlo de verdad, nunca se quedaban. 

Tal vez Shisui era demasiado intenso en su pasión, en su amor, en la forma en que se entregaba a otros.


Él lo sabía, era un entrometido insufrible, pero era algo que no podía corregir. 


Cuando amaba lo hacía con toda intensidad y solo deseaba que la otra persona fuese feliz, pero sabía también que la mayoría encontraban sus intromisiones y su atención constante insoportables. 


También era alguien que resultaba confuso para sus pretendientes. Era tan dulce, bondadoso y sumiso, como podía ser temible, cruel y dominante. 


Dos caras de una moneda, los lados opuestos de la luna. 


Por sus amados podía hacer el mundo arder. 


Por sus amados podía morir. 


Era fuego abrazador, cálidos abrazos y capaz pasión ardiente, pero también podía ser tan frío que quemaba, grande podía ser su amor, interminable su odio. 


¡Pobre de quien osara lastimar a sus amados! 


Y, sin embargo, su corazón había sido dañado una y otra vez sin consecuencias.  


Entendía el porqué del desamor, el porqué no era amado como deseaba serlo. 


Anhelaba a alguien que deseara todo de él, no solo su cuerpo, alguien que disfrutara su compañía y su atención. 


Se detuvo, llevaba un largo rato caminando sin rumbo, perdido en las calles de Kyoto, había pensando en ir a algún club, pero... 


Miró a la luna y suspiró. 


-¿A donde estas guiándome?-. 


Una vez más, como en el bosque, Shisui dejo que lo guiarán sus pasos. Término en la parte de los campos, después de todo su hogar estaba más cerca de un pueblito que de la ciudad y era un lugar bastante rural, como un cinturón entre la urbe de Kyoto y los bosques frondosos. 


Allí la gente cultivaba la tierra y vivía vidas silenciosas. 


Pero en aquellos cultivos de maíz, algo se movía. 


Shisui olfateó el aire... Que extraño, olía a gasolina y a sangre. 


Así que siguió ese olor un poco más allá, manteniendo la vista en lo que sea que se movía entre el maizal. 


A unos metros, encontró una camioneta estrellada contra un poste de luz. Inmutable, revisó el estado del conductor. 


Estaba muerto. 


Aunque... No había sido por el impacto. 


Quizás podría parecerlo a simple vista, tenía el cráneo hecho trizas pero... Pues normalmente un trauma como ese hunde el cráneo hacia adentro y a ese hombre parecía haberle explotado la cabeza, literalmente. 


Había sangre y sesos por todos lados, le salía sangre de la boca, de los ojos y de los oídos, la tapa de su cráneo abierta como una flor. 


El lobo estaba acostumbrado a la muerte y a las vísceras, de hecho le perturbaba más el olor a gasolina, el impacto había roto el tanque y ahora el líquido se derramaba en el suelo, contaminando la tierra, manchando el asfalto. 


rustle rustle 


El sonido entre el maizal de nuevo, la verdad se sentía observado, de forma bastante intensa debía admitir. 


Shisui se agacho, tocando la tierra humeda con sus manos delicadas, la sintio entre sus dedos, entre sus uñas, de repente ya no era un humano ni una bestia, si no un lobo, uno muy grande y negro como la misma noche. 


Se escabullo, silencioso, entre el maizal. 


Algo pequeño y sin esencia se movía, ahora huyendo de él, no podía olerlo, pero podía oirlo, pisadas quietas y ligeras, solo delatado por el roce de las hojas. 


1..2..3 


¡Salto con agilidad sobre su presa! 


Rodaron juntos un par de metros, el cuerpo pesado de Shisui abriéndose paso entre el maíz, hasta dar con un claro. 


Tenía a alguien, o más bien algo, sujeto debajo de sus patas. 


Era...¿Una marioneta?


viernes, 12 de enero de 2024

Interlaced CH 4: Wedding Night




La boda se organizó con rapidez, después de todo estaba en juego la estabilidad de la familia y de sus asociados. 


Como había adivinado, no todo mundo estaba feliz con la elección de Shisui, pero eso era un secreto a voces y Shisui fingía no saber nada. 


Lo apresurado de la boda no resto a la fanfarria, lo vistieron de blanco, como a una novia, pintaron su cara hermosa, lo hicieron caminar entre los pétalos de los cerezos. 


Shisui y Flug completaron la ceremonia a la perfección, intercambiaron anillos y rosarios, le dieron sus ofrendas a los dioses y bebieron sake. 


Shisui no sonreía, pero tampoco se veía triste, tenía una expresión imparcial, parecía una muñeca. 


Flug nada más lo miraba con discreción, notando como su amigo hacia exactamente lo mismo con las personas a su alrededor, evaluando quien era amigo y enemigo con una sola mirada. 


Flug lo conocía, sin embargo, lo notaba triste. 


Luego siguió la celebración, rebosante de alcohol, comida y conversaciones secretas. 


Finalmente, llegó la noche...


-Venga, a consumar el matrimonio-bromeó Flug tomando a Shisui de la cintura, jalandolo contra su cuerpo. 


Shisui lo miró y sonrió, su boca temblorosa, rio y rio...


Y se quebró en llanto. 


Flug no sabia que hacer, solo se dejó caer al suelo de rodillas junto con él. 


-Siempre soñé con casarme, Flug-se lamentó, ocultando el rostro entre sus manos-Quería casarme con alguien a quien amara, quería ser libre de todo esto...-.


Shisui lloró con amargura, sonando más como un perro herido que una persona. Flug, simplemente, le acarició el cabello y la espalda hasta que cayó dormido, exhausto en sus propias lágrimas. 


-Lo siento-le murmuró. 


Sentía no poder amarlo, a veces se preguntaba porque ¿Por que ese sentimiento no florecía entre ambos? Se querían, eran compatibles, pero nunca llegaba a ser amor. 


Los días siguientes pasaron en relativa paz, cada quien en ese juego peligroso parecía haber decidido dejar las cosas en calma, al menos por el momento. 


Al par de amigos no le molestaba jugar a los casados, tenian sexo a menudo, salian a la ciudad a tener citas de mentiras. 


Shisui le contaba felizmente sobre su niñez, sobre sus travesuras, sobre las amistades pasadas. 


Se reencontró con viejas amigas de la escuela, resultaba que Shisui, así tan delicado y elegante, había sido todo un delincuente. 


Había sido el líder de una pandilla de chicas, de esas que usaban sus faldas escolares largas, cargaban bates de béisbol y se cubrían la cara con tapabocas. 


Él mismo se vestía de mujer, una costumbre que siempre había tenido y que jamás había dejado ir. 


La pandilla la habían integrado su hermana Rei y tres chicas más, actualmente trabajaban para la familia y, sin duda, le eran fiel a Shisui y a su hermana. 


-Así que tu hermana está de nuestro lado, al menos-.

-En efecto-.

-Y podemos contar con tus amigas y el grandote ese que nos sigue a todos lados-.

-Yeah...-.

-Al menos es algo-.


Flug bostezo y se dejó caer en el futon, nunca había estado más cansado. 


-¿Estás bien?-Shisui lo miraba con algo entre diversión y curiosidad.

-Es una situación muy estresante, Shisui, podrían intentar matarnos en cualquier instante, ademas aun me estoy acomodando a las horas y... No sé... desde que llegué tengo pesadillas-.

-¿Pesadillas?-Shisui se acomodó a su lado, mirando el techo-Con un templo ¿Verdad?-.

-¿Tú también?-.

-Yeah-. 

-Siento haberte metido en todo esto-.

-No hay problema, Shisui-negó-Cuando necesite un favor, ya no podrás negarte-.


Ciertamente lo más duro era soportar a la familia Sadamoto, su madre era puro veneno y la mayoría de sus hermanas parecían listas a acatar una orden de ejecución.  

Pero Shisui hacía como que no notaba nada, les sonreía y les hablaba con dulzura, fingía tanto como ellas y sus subordinados le fingían obediencia y respeto. 


La verdad era que Shisui las quería fuera de la casa y ellas lo querían muerto. 

Shisui no podía empujarse a asesinarles, a su madre tal vez, pero en su corazón aún tenía esperanzas por sus hermanas. 


Eso fue hasta esa noche fatídica. 


¡Esa condenada pesadilla! 


¡Cada noche era lo mismo! Sentía que iba a perder la cordura, solo quería descansar, los días eran un suplicio, las noches no tenían descanso. Le dolía el cuerpo y la cabeza por la constante tensión. 


¡Solo quería dormir en paz!


Shisui salió por la parte trasera de la casa, hacia el bosque, caminando apresurado, el nemaki mal puesto ondeando en el viento. 


Flug lo siguió por puro instinto, un poco confundido. 


-¿A dónde vamos?-.

-No se-le gruñó, las orejas de lobo gachas, olfateando el aire. 


Algo lo guiaba, así que solo siguió caminando. 


Flug se mantuvo cerca, la noche no era un problema, ambos podían ver en la oscuridad, pero ese bosque...Ese bosque olía extraño. 


Nunca había olido algo así, Flug tenía un excelente olfato, como depredador que era, pero ese olor no era de una presa, ni de un rival, no era el olor típico de un bosque, no olía a plantas, animales, ni siquiera al sutil olor a muerte. 


Olía a algo viejo, a algo que llevaba ahí mucho tiempo, a algo olvidado. 


Flug de esas cosas no sabía mucho, pero se daba una idea de que así olía la magia. 


El bosque estaba cargado de magia, una antigua y oscura. 


-¿Lo hueles? ¿Lo oyes?-preguntó Shisui-Los espíritus están inquietos, nos observan los yokai, estamos cerca-. 


Flug nada más asintió, ahora que lo notaba, llevaba un rato escuchando algo también, como murmullos melódicos y respiraciones quietas. 


Finalmente, tras tanto caminar, un pequeño templo destartalado... 


El viento soplaba y hacía crujir la vieja madera, el aire se sentía frío y eléctrico. 


La puerta estaba cerrada con cuerdas rojas y sellos amarillentos por el tiempo. 


Shisui cortó todo solo con sus manos y abrió la puerta, sintiendo ira crecer en su corazón. 


Allí, en ese templo diminuto, había alguien.


O, más bien, algo.


Era un demonio, algo evidente con su piel oscura de serpiente y los cuernos de cristal que le nacían de la cabeza. 


Estaba atado de los brazos al techo, forzandolo a mantenerlos en el aire, rodeado de las mismas cuerdas rojas y los sellos de papel que había en el exterior. 


Se sentaba en una posición incómoda, sus piernas en ángulos extraños. 


Levantó la cabeza y los miró con un único ojo, felino, el otro cubierto por lo que asemejaba a un monóculo. 


Era obvio que llevaba ahí mucho tiempo, demasiado tiempo, siglos tal vez. 


Flug miraba con estupefacción a esa criatura hermosa, prisionera y débil y, aun así, peligrosa. 


Shisui en cambio lloraba lágrimas silenciosas y, sin saber bien porque, sintió el dolor que alguien sentiría por un hijo. A pesar de que ese ser era mucho más viejo que él, le provocaba un cariño que solo podía ser calificado como maternal. 


-Mi niño-. 


Shisui apretó los dientes, sacándose sangre, estaba furioso ¡¿Cuánto tiempo?! ¡¿Cuántas generaciones?! ¡¿Cuántos Sadamoto habían nacido y morido, aprovechándose del poder de esa criatura cautiva?! 


En su furia, tomó la forma de una bestia, cortó las cuerdas y sellos que sujetaban al demonio y lo puso en brazos de Flug. 


-Llevalo a la casa-dijo, una mezcla de palabras y gruñidos. 

-S-si-tartamudeo. 


Nunca lo había visto tan furioso. Shisui, siempre tan dulce, era aterrador. 


Shisui cruzó el bosque como el viento y Flug retomó el camino de vuelta  a la casa con calma, cargando al demonio, no pesaba nada, no opuso resistencia, solo lo miró en silencio, con curiosidad. 


Esa noche la matriarca y cinco de las hermanas fueron expulsadas de la casa, junto con cualquiera que siquiera osara el intentar defenderlas. 

Shisui sacó a su madre de los pelos y la arrojó a la calle. 


-¡Se irán a donde yo designe, estarán bajo vigilancia y no saldrán hasta que yo lo diga!-le dijo, gruñendo, el pelaje negro que le cubria todo el cuerpo erizado por la ira-¡No voy a permitir que esta familia nefasta siga haciendo lo que se le antoje!-. 


Tras eso y bajo sus órdenes, las Sadamoto fueron trasladadas a otra parte, a alguna casita oculta donde las tendrían bien vigiladas. 


Tal vez era por puro miedo, pero esa noche Shisui ganó nuevos aliados, no solo entre los sirvientes de la casa, sino entre las familias a las cuales la noticia no les tardó en llegar. 


Pero, nuevamente, Shisui prefirió dejar eso de lado por el momento, ya habría tiempo para negocios y política. 


Cuando entró a su cuarto, ya tranquilo, de nuevo él mismo, se encontró con Flug y el demonio, este último descansado sobre el futon. 


-Shisui, se lo nota muy débil-dijo, mirándolo con ligera preocupación, normalmente no se interesaba por alguien que no conocía, pero...

-Va a estar bien, solo necesita descanso y medicinas-.


El demonio no los miraba, tenía la vista fija en el techo, parecía estar en un estado febril.


-Vas a estar bien-le aseguró Shisui, poniéndole una mano en la frente.


El demonio cerró su ojo y asintió apenas, su cuerpo pesado y su mente agotada, se quedó dormido. 


Flug no dijo más nada esa noche, dejó a Shisui trabajar en sus ritos y medicinas, en esas brujerías de las que él no sabía nada. 


Flug sentía hambre, cuando miraba a ese demonio durmiente, solo podía pensar...


Quiero clavarle los dientes