Las manos de Black Hat son frías y suaves, largos y delicados dedos de garras afiladas.
Las manos de Flug son cálidas y asperas, marcadas de cicatrices, cortes y quemaduras, gajes del oficio.
Cuando se entrelazan, Flug comparte su calidez, Black Hat la absorbe con gusto, dejando que su temperatura se ajuste a la de su doctor.
Cuando se acarician, esas manos frías y temibles son gentiles, aquel frío un alivio a las viejas heridas.
En esas manos, tan diferentes, relucen anillos idénticos.
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