lunes, 3 de octubre de 2022

3- Oscuridad:

 


La mansión era una cosa viva, respiraba, la vieja madera crujiendo con cada suspiro.La mansión casi siempre estaba a oscuras, sus pasillos laberínticos como entrañas rara vez eran iluminados.
Aun así, entre la oscuridad, la mansión tenía sus ojos. Cada retrato, cada ventana, cada pequeña rendija, era un ojo por el cual observar.
Lo que observaba en aquel momento era un espectáculo común, de poco interés de hecho, su amo le había dicho que no espiara ese tipo de cosas.
Era un poco difícil no hacerlo, podía sentir los movimientos rítmicos contra una de sus paredes, podía oír sus gemidos y suspiros entre sus pasillos, pero era una mansión y no entendía ni le concernia como su amo y su esposo expresaban afecto.
Así que los dejó en paz y se fue a vigilar a otra parte, lo que esos amantes hicieran en la oscuridad no era su asunto después de todo.

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