lunes, 31 de octubre de 2022

31- Free Space (Amado):




Nunca había amado antes, nunca había sido amado antes.

Era cierto que tenía seguidores, adoradores que le profesaban amor y devoción, pero no era lo mismo. Black Hat sabía que los mortales lo veían como a un objeto, algo a lo que desear, temer, usar...

Nunca nadie lo había visto como una persona, ni siquiera él mismo. Aquella criatura antigua se veía a sí mismo como una cosa, nunca nadie se había preocupado por sus sentimientos y, con el tiempo, terminó por olvidar que los tenía siquiera. 

Había sido creado con un propósito y lo cumplía, diligente. Tenía poder, estatus. Eso era lo que le daba valor, con ello se aseguraba el ser irremplazable, después de todo es fácil reemplazar objetos cuando ya no te sirven, asi que Black Hat estaba en la constante búsqueda de más poder, de esparcir su maldad por el universo, por diferentes mundos, tal como le habían pedido cuando apareció por primera vez en la existencia. 

Y así vivió mucho tiempo, amargo y melancólico, añorando cosas que no entendía porque nunca le habían enseñado como, no sabía de disfrutar de la vida, de las cosas que hacía, de las cosas simples y pasajeras. 

Se le había enfriado el corazón hacía mucho y, si le preguntaban, clamaba no tener uno en primer lugar, pero si lo tenía y secretamente deseaba compañía. 

Un día ese hombre llegó, literalmente, del cielo. 

Había sido difícil al principio, aprender a amar y ser amado. Había intentado odiarlo y que Flug lo odiara también, lo trataba con crueldad, como a una cosa, tal como estaba acostumbrado a que lo trataran a él, pero no había tenido caso, Flug no se rendía en sus intentos de acercarse, de brindarle afecto, de tratarlo como a una persona y no solo como el monstruo que lo atormentaba todos los días.

Flug se había esforzado en entenderlo y, de a poco, rompió las barreras que aquella criatura había impuesto sobre sí mismo, derritió su corazón helado y lo hizo todo suyo. 

Black Hat habia tenido mucho amantes, infinidad de encuentros, pero la verdad es que nunca le habian hecho el amor, todo era sexo crudo, pura lujuria sin importancia. 

Con Flug era diferente, sentia todo su ser estremecer desde lo más profundo, cuando lo tocaba porque no era solo sexo, en sus brazos se sentia seguro y querido, por primera vez su mundo era calido y suave y habia ahi un poco de dolor, incertidumbre, extraños sentimientos que le provocaban mariposas en el estomago. 

Sin embargo Black Hat seguía siendo Black Hat, todo ese amor y calidez eran solo para Flug, no había más espacio en su corazón, solo él y nadie más. 

Era su destino, su sueño hecho realidad...

-Feliz cumpleaños, Jefecito- le sonrió, ambos en la cama, cuerpos aún enlazados y respiraciones agitadas.

Black Hat no le contesto por unos momentos, solo lo miro, lo amaba tanto y rara vez se lo decía. Lo había cambiado y hecho sentir dicha, Flug no tenía idea de lo especial que era.

-Eres mi todo...- le susurró, apenas audible- ¿Qué haré cuando ya no estés? Es cruel que me hagas sentir por ti-.

-Black Hat...- Flug le iba a reclamar, pero Black Hat lo interrumpió, apretando sus manos entrelazadas con fuerza.

-Te amo, ya se que no lo digo nunca, pero es la verdad- se movió, incómodo consigo mismo, odiaba decir ese tipo de cosas, pero ahí en sus brazos sencillamente se sentía adecuado. 

-Lo se- Flug le acarició el rostro, paciente, sabía que era difícil para él-También lo amo y tampoco lo digo lo suficiente ¿No es así?-.

-No es necesario- sonrió levemente.

-No, no lo es-.

Se quedaron en silencio un rato, cómodos el uno con el otro, sin necesidad de más palabras. 

Black Hat miraba el reloj, Halloween había llegado a su fin, era Noviembre 1. 

-Feliz Aniversario, Doctor~-. 


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