domingo, 23 de abril de 2023

Love Me, that way Cap 4: Tres




Hacía tiempo que Venus y Flug se habían mudado de su antiguo vecindario, así que tener que volver para encontrarse con aquello fue toda una sorpresa.

Black Hat seguía ocupando su casa de siempre, pero además había comprado la casa de los padres de Venus y el terreno que había ocupado la familia de Flug y ahora, ocupando todo ese espacio, había una enorme mansión con forma de sombrero de copa. 

Era de lo más estrafalario, era una edificación victoriana con aquella peculiar forma, parecía sacada del País de las Maravillas. 


-Me pertenecen la mitad de las casas del alrededor, por si necesitamos expandir- les sonrió ampliamente-Quiero que vean las instalaciones, que me digan si algo hace falta y que se muden lo antes posible-.

-Si, Jefecito- pronunció el doctor, estupefacto.

-Me encanta- Venus sonrió- Parece la casa donde viviría el Sombrerero Loco-rió. 


El interior era pura, lúgubre, opulencia. No quedaba nada de la casa que habían ocupado de niños. 


-¿De donde saco tanto dinero?- le preguntó Flug mientras los tres recorrían la mansión. 

-Trabajando para otros demonios, haciendo contratos con humanos, cosas así- dijo, restándole importancia. 

-Tienes que hablarme de ello, Blacky- Venus lo tomó felizmente de un brazo- Los demonios nunca quieren hablarme de ello-.

-Porque es privado- la miró con calma- Es como la confidencialidad entre doctores y pacientes-. 

-Oh ¿De verdad? Fascinante-.

-Venus está en su ambiente- Flug rió, le gustaba verla tan entusiasmada.


La mansión consistía en una sala de estar, un comedor, una cocina-comedor, una oficina, infinidad de cuartos y pasillos, un hangar, un calabozo, un sótano, un ático y, finalmente, un laboratorio. 


-Oh, es perfecto, Jefecito- a Flug le brillaban los ojos tras los goggles.

-Debes decirme si hace falta algo, pero se prudente, estamos en un presupuesto-.

-Si, entendido- asintió. 

-Ahora Flug está en su ambiente- Venus rió.


El trabajo en cuestión era bastante ... Peculiar. 

Black Hat sabía exactamente el tipo de productos que querían sus clientes, tenía los recursos, medios y contactos para llevar todo a cabo, era trabajo de Flug convertir todo ello en realidad.

A veces eran ideas directas de Black Hat, otras lo dejaba a la imaginación de su doctor, aquello daba un buen balance, no todo mundo podía usar magia, un recurso puramente tecnológico o una combinación de ambos alcanzaba un mercado más amplio. 

Venus por su parte, además de servir de asistente de laboratorio, se encargaba de investigar a la gran variedad de especies a las que buscaban ofrecer sus servicios, conocer a sus clientes era la mejor forma de saber que necesitaban. 


Como jefe Black Hat era despiadado, no permitía fallos ni mediocridad, algo que Flug no tardó en aprender. El demonio podía ser realmente agresivo, verbal y físicamente, aunque nunca le había hecho daño realmente, pero la amenaza estaba ahí, no había lugar para errores. 

Disfrutaba de asustarlo y de mantenerlo siempre alerta ¿Se estaba desquitando con él? A veces se sentía de esa forma, pero otras parecía que el demonio sencillamente se aburría y estaba jugando con él. 


A Flug no le molestaba, aquello siempre había sido parte de su carácter, sencillamente había escalado un poco además, sentía que él, se lo merecía. 


En general, la pareja disfrutaba su trabajo, por fin tenía estabilidad después de tanto tiempo. La vida en esa mansión podía ser un poco extraña, era el hogar de un demonio después de todo, pero no era desagradable ni nada a lo que no pudiesen habituarse.

La convivencia entre los tres, fuera de las horas de trabajo, era lo más peculiar. De repente era como si hubiesen vuelto a ser aquellos amigos de la infancia, incluso si Black Hat ponía una distancia prudente entre ellos, literal y metafóricamente, era obvio que disfrutaba de su compañía. 


Sencillamente se querían y el progreso de su relación se dio de forma natural. 


Flug se sentía estúpidamente afortunado cuando estaban los tres juntos en el sofá, él en el medio, Venus y Black Hat uno de cada lado.

Venus lo tomaba del brazo, entrelazaba sus manos y se apoyaba en su hombro, siempre con una sonrisa pícara mientras miraba televisión.

Black Hat también se apoyaba contra su cuerpo, pero mantenía los brazos cruzados, aunque sus ronroneos eran incontrolables. 

Él y Flug no habían hablado más sobre su relación, a veces el doctor quería hacer preguntas ¿Seguía sintiendo cosas por él? ¿Lo seguía queriendo? ¿Le tenía rencor? 

Pero al final del día encontraba esos cuestionamientos innecesarios, Black Hat había cambiado bastante, pero aun sentía que lo conocía lo suficiente. El demonio lo quería, a su manera, y era mejor no cuestionarle que tanto o de qué forma y solo dejarlo ser, así evitarían conflictos. 


Ciertamente Black Hat seguía querido a su doctor, seguía amándolo como aquel entonces o incluso más, hambriento por su afecto después de tantos años, pero había vuelto para encontrarse con la realidad que ya conocía, Flug y Venus eran una pareja.

Podía separarlos, seducir a Flug, envenenarlo con puro deseo y lujuria, pero ¿De qué le serviría? Por mucho que jugara con su mente no iba a cambiar lo que había en su corazón además, y ese era el mayor problema, quería mucho a la chica, no era precisamente un sentimiento propio, la quería porque Flug lo hacía.

Amaba lo que Flug amaba, lo que fuese importante para Flug era importante para él. 


Tembló ligeramente, era invierno y él de sangre fría después de todo. Flug, sin decir nada, lo rodeó con un brazo y lo apegó más a su cuerpo. 

Black Hat cerró su ojo y ronroneó, complacido. Aquello estaba bien, podía vivir con esa cruel realidad suya mientras Flug siguiera dándole afecto, incluso cuando no se lo merecía en lo absoluto. No era que sintiera culpa del trato que le daba a su doctor en ocasiones, pero sabía que no estaba bien, quizás buscaba ser odiado, quizás tenía la esperanza de que, si Flug lo odiaba, entonces sus propios sentimientos iban a desaparecer, pero al mismo tiempo no podía evitar ansiar su cercanía, hambriento de contacto físico, de cariño y calidez. 

¡Oh, era tan débil! Él, con todo su poder, su invulnerabilidad, formado de pura y fría oscuridad, su única debilidad aquel doctor ridículo con una bolsa en la cabeza ¡Que absurdo!


Mientras lo abrazaba y lo acariciaba con sutileza, Flug se dio cuenta de cuánto lo había extrañado, cuantas veces se había encontrado anhelando su compañía esos años, le había faltado algo durante tanto tiempo y ese algo resultó ser Black Hat, no sabía cómo sentirse al respecto, estaba feliz por el momento. 


Venus sencillamente los miraba con disimulo, sus chicos se veían felices, con eso era suficiente para ella. 


Así que así pasó el tiempo, conflictivo pero dichoso, en toda la extrañeza de su relación. 

El primer año para ellos tres y para su negocio fue bastante caótico, era todo ensayo y error, pero en general parecían ser bastante exitosos.


-No quiero tener que endeudarme de nuevo, tenemos que aumentar las ventas estos últimos meses- dijo el demonio esa fría mañana, mientras veía como Flug le preparaba café, ambos parados en la cocina. 

-Lo se, Jefecito- suspiro, dándole la taza- No se preocupe, tenemos todo en orden, quizás hasta podamos contratar empleados nuevos- sonrió.

-Lo pensaré, aunque prefiero aumentarles el sueldo a ustedes dos primero- tomó un sorbo de café y dejó la taza en la mesa- Esta haciendo frio de nuevo, va a ser un año que trabajan para mi, es tiempo-.

-Oh, bueno eso no es muy urgente- lo abrazo con confianza, un brazo rodeando la fina cintura, el otro cruzando su espalda, su mano tocándole el hombro- Vivimos aqui, asi que nos ahorramos la renta y ninguno de los dos gusta de gastar en frivolidades-. 

-Lo dice el que tiene un cuarto lleno de aviones en miniatura- rio, correspondiendo el abrazo. 

-Pero esas las robo- rió también. 

-Sencillamente pensé que ustedes dos quieren dinero para ... Otras cosas- suspiró. 

-¿Como que? ¿Venus le ha dicho algo?- ladeó la cabeza, curioso.

-Puede ser- acercó su rostro al de Flug y restregó su mejilla como lo haría un gato- Tan cálido...- ronroneó. 


Flug nada más rió, le gustaba aquello, era extraño, como una necesidad de sus especies. 


-Fascinante comportamiento- Venus entró a la cocina con una sonrisa, mirándolos con interés- Las personas no humanas gustan de un contacto físico similar al de algunos animales, mayormente felinos-.

-Deja de recitarlo como si fuese un documental- el doctor suspiró. 

-Y no nos llames personas no humanas- Black Hat rodó su ojo- Somos criaturas ocultas, punto-. 

-Pero el término también encapsula a las criaturas divinas-.

-Venus, creeme, las criaturas divinas no hacen este tipo de cosas ...- se apartó de Flug y se sentó a la mesa- Son una raza de mojigatos que creen que irán al Infierno por tomarse de la mano, al menos los humanos tienen un balance en ello-. 

-¿Hablas por experiencia? - Venus sonrió.


Flug no dijo nada, solo sirvió desayuno para los tres y tomó asiento. 


-Más o menos, he tenido conversaciones y enfrentamientos con ellos- suspiró- Aunque hay excepciones-.

-¿Excepciones?- la peligris lo miraba con sumo interés.

-Ángeles y similares con los que he hecho “negocios”-enfatizó aquella palabra de forma extraña, como si le supiera agrio.

-¿Ne-negocios?-la chica lo miró, preocupada-Ay, Black Hat ¿Estás bien?-.

-Venus...- el demonio suspiro- No necesito que te preocupes por mí, me fastidia- siseó- ¿Y que si he hecho “negocios”? Es mi asunto-.

-Pero...-Venus golpeó ligeramente la mesa con las palmas, molesta.


Flug miraba todo, extrañado, Venus rara vez se alteraba así.


-Pero es que, Blacky, eras prácticamente un niño cuando te fuiste.-.

-¿Y que si lo era?-sonrió con amargura y crueldad-No es tu asunto, ya te lo dije-.

-¿A ver? ¿Que pasa?- ahora Flug lucia alarmado, aunque no sabía porque, era una preocupación instintiva. 

-Ya dejen de cuestionar con quien me junto y vuelvan al trabajo- les gruñó. 


Le obedecieron, era obvio que era mejor no insistirle, pero no podía evitar preocuparse por él, ahora que lo pensaban no tenían idea de en que se había metido en esos años lejos. 

Venus tenía alguna idea de cómo los demonios pagaban sus deudas, incluso siendo su campo de estudio aquella especie estaba llena de secretos, pero por lo que sabía no sanaba a que hubiesen sido tiempos agradables para él. 


-A él no le gusta que lo toquen sin permiso ¿No es así?-.

-Lo detesta ¿Recuerdas aquella vez que le arrancó un dedo a unos de nuestros compañeros de escuela?- rió levemente, concentrado en mezclar químicos - ¿Por qué lo preguntas?-.

-No es inusual que los demonios jóvenes paguen sus deudas pues, bueno... Con sus cuerpos-.


Flug detuvo lo que hacía y la miró, ligeramente horrorizado.


-¿De verdad?-.

-Ellos no ven el sexo de la misma forma que nosotros, al menos no siempre, es una forma de establecer lazos y ganar poder, literalmente es una relacion de beneficios-.

-Pero eso no quita su aversión a ser tocado sin autorización-suspiró.

-Pues no, sabemos que es del tipo de hacer lo que le conviene, pero aun así, me preocupa que pasara por esas cosas- Venus negó, preocupada.

-¿Te preocupa estos ángeles que mencionaron?-.

-Oh, Flugy, son criaturas horribles- lo miró, seria- Asesinan demonios, faes, no muertos como tú- suspiró- Pero si lo que quieren es...-pensó cómo decirlo de la forma menos indecorosa- “Cortejarlo” entonces es aún peor-.

-¿Por qué?-.

-Porque duele, todo lo que es santo a los demonios los quema, imaginate tener relaciones así-.

-E-es Black Hat de quien estamos hablando- rió nerviosamente- Él es fuerte y sabe lo que hace ¿Verdad?-la miró, preocupado, aterrado. 

-Pues si, pero...Ay, Flug ¿Como era cuando estaban juntos?-.

-Su...Sumiso-.


Se le revolvió el estómago al pensar en ello, en como Black Hat era dócil en la intimidad, en cómo debía doler y quemar, en cómo debía humillarlo tener que hacerlo por obligación. 


-Estaremos al pendiente de él ¿Si?-.


Flug asintió y ambos regresaron a sus trabajos.


Lo querían demasiado como para dejarlo a su suerte, pero si se entrometían demasiado harían que se pusiera a la defensiva, siempre había sido así, incluso de niños. 

No era raro, en aquel entonces, que se fuera por su cuenta, desapareciendo por días, no tenía padres o familia que se preocupara por él después de todo. Venus y Flug solo conseguían gritos y bufidos cuanto le cuestionaban donde había estado, porque volvía después de una semana cubierto de heridas que no cerraban con la facilidad de siempre. 

El demonio tenía sus secretos y no les quedaba más que respetarlo. 


-El Jefecito mencionó algo de un aumento- comentó Flug un par de horas después, cuando por fin tenían un momento libre.

-Oh ¿Que con eso?- sonrió para sí.

-Me dio a entender que es idea tuya- la miró, curioso.

-Bueno...- se sonrojo levemente- Pensé que ahora que tenemos un hogar y una economía estable, podríamos empezar a planear la boda, si quieres por supuesto-. 

-¡Por supuesto que quiero!- la tomó en brazos, aunque le pesaba un poco, pero no le importaba- Te amo-suspiró.

-Yo también te amo, Flugy- se sujetó a él y apartó la bolsa para poder besarlo- Por fin podremos casarnos y tener una familia-.

-No te hagas muchas ilusiones con eso último, Venus- la dejó con delicadeza en una silla y suspiró- Sabes que puede que no resulte y, si lo hace, puede que sean como yo- dijo mirando a otro lado.

-Me encantaría que fuesen como tu- le tomó el rostro para que la mirara-Inteligentes y dulces, un poco locos- rió. 

-Prefiero si son como tú- suspiró con pesar.

-¿Como? ¿Humanos? ¿Normales?- rió- Eso es imposible, Flugy, nuestros posibles hijos van a crecer con nosotros tres, no tiene nada de normal y eso está bien-.

-No creo que a Black Hat le interese mucho-.

-Ay, los amara, ya veras- rió- Tendrán una mamá y dos papás y serán muy felices-sonrió.

-Tienes todo planeado ¿No?-.

-Lo he estado planeando desde que nos conocimos-.


Se besaron cariño y ternura, ansiosos por el futuro.


Black Hat observaba desde las sombras, su corazón dolido y lleno de dudas.

Quería compartir esa vida con ellos ¿Qué otra opción tenía? Pero dudaba de su habilidad de querer, de ser amable, de su capacidad para controlar sus celos. 

El amor, había aprendido, era algo egoísta. No importaba cuanto los mortales lo pintaran como algo bueno y hermoso, era egoísta. Consistía en tomar a alguien y hacerlo tuyo o, por el contrario, ser tomado por alguien, pero los sentimientos no siempre eran mutuos. Black Hat era prisionero de sus sentimientos por Flug, el doctor no lo sabía, pero lo tenía comiendo de su mano. Lo amaba y lo odiaba por ello, lo hacía débil y blando, vulnerable. 

Siendo así, podía expresar su amor de forma egoísta sin culpa ¿No es así? Podría deshacerse de Venus y tener a Flug todo para él, pero no podía empujarse a ello, incluso si lo había pensado infinidad de veces, atormentarlo y asustarlo era una cosa, provocarle auténtico dolor, romper su corazón, era algo de lo que no era capaz. 


El demonio no se entendía a sí mismo, para ser alguien hecho de cosas negras y retorcidas que se regocijaba en crueldad y dolor, no podía empujarse a hacer algo tan simple como matar a esa mujer. Había matado antes, muchas veces, lo disfrutaba sin remordimientos ni culpas, pero ella era protegida por el amor que Flug le tenía y por el aprecio que el demonio no podía evitar sentir. Ella era buena con él y muy pocas personas lo eran. 


Así que, en todo su orgullo y vanidad, se resignó a ser un tercero en aquella relación, se ahogaría en sus propias fantasías de estar en el lugar de ella, siendo amado, tendrían una boda y bebés y todas esas cosas cursis que anhelaba secretamente, nunca nada de eso sería suyo, pero podía formar parte y se conformó con ello.


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