sábado, 3 de diciembre de 2022

En lo profundo Cap 3: Huésped



Shisui golpeó la puerta de la casita con la punta de su zapato, tenía los brazos ocupados, aunque Black Hat no pesaba nada. 

Flug abrió la puerta, molesto, acababa de dormirse y había sido despertado de repente. 


-Shisui ¿Qué...?- notó lo que tenía en brazos- ¿Que?-los miró a ambos, estupefacto.

-Necisitare que le prestes tu cama, Flug- Shisui entró sin más.

-Shisui ¿Que...Quien?- lo siguió, apresurado y sin entender nada. 


Shisui nada más le sonrió con picardía, entró al cuarto de Flug y dejó al demonio sobre la cama. 


-Tendrás que prestarle algo de ropa, todo lo que traía era esto- dejó un sombrero de copa sobre el velador- Lo encontré a unos metros de él, parece haberlo seguido, es un objeto importante-. 

-Eh... Ok- Flug obedeció, no muy seguro de si le gustaba toda esa situación-Explicame que pasa- dijo en lo que buscaba algo de ropa. 

-Por ahora atendamos a tu huésped ¿Quieres?-.

-Uh... Como sea-.


Flug observó a aquella criatura en su cama mientras Shisui terminaba de acomodarlo. Nunca había visto alguien tan hermoso y peculiar, le dio un poco de vergüenza verlo desnudo, así que apartó la vista hasta que Shisui terminó de vestirlo con una de sus camisas. 

Parecía dormir pacíficamente, apenas respiraba, su pecho subiendo y bajando a grandes intervalos, muy diferente al ritmo de un humano. 


Le miró las largas piernas y no pudo evitar darle una leve caricia, como hipnotizado, tenía escamas suaves, como algunos tipos de serpientes. 

Shisui le dio un golpe en la mano.


-No sin su permiso, Flug- le advirtió, mostrándole los colmillos. 

-Si... Lo siento- sacudió la cabeza, saliendo de su trance-¿Quien es?-.

-Le llaman Black Hat, en cuanto a que hace aquí, eso debes hablarlo tú con él-. 

-Black Hat...- había escuchado ese nombre de boca de marineros y piratas, aunque creía que eran solo cuentos-Es una leyenda bastante antigua ¿No?-.

-Pues sí- asintió- Aunque, debo decir, él es de hecho bastante joven, para su especie eso es-lo tapó con cuidado y recuperó su abrigo-Si hacemos equivalencias, es un par de años menor que tú, de hecho creo que hoy cumple la mayoría de edad...- miró por la ventana, afuera había una tormenta que parecía querer tragarse el mundo-Lo que explica este clima, el Leviatán no debe estar muy feliz de que el cumpleañero huyera de repente-. 

-¿Y qué hace aquí? ¿Por qué lo traes a mi casa? No quiero problemas, sabes que vine a esta isla justamente para no ser molestado-.

-Habla con él cuando se despierte- Shisui nada más le palmeo la espalda-Nos vemos- y salió de allí como si nada.


Así que Flug se quedó ahí solo, con esa criatura misteriosa y atrayente. No durmió en toda la noche, admirandolo en silencio.  

Finalmente, cuando salió el sol, Black Hat abrió su único ojo, encontrándose directamente con Flug observandolo. Se sentó de golpe en la cama, el corazón latiendole deprisa.


Quiso decir algo, protestar por la sorpresa, pero de su boca no salió sonido y el acto le hizo doler la garganta. 


-Ah, tranquilo- Flug, que había estado sentado en el suelo junto a la cama, se puso de pie y se atajó con las manos-Todo está bien, no se preocupe-.


Black Hat tuvo un leve momento de pánico en lo que toda la situación caía sobre él, estaba en la superficie, junto a ese hombre al que deseaba, en su cama...

Incluso las sensaciones del aire, las sábanas, esa tela cubriéndolo... Todo era demasiado nuevo y confuso.


-Todo esta bien, esta seguro- le dijo con voz suave, reconociendo el pánico en el otro, conocía bien esa sensación. 


Se le acercó con cautela y le puso una manta sobre los hombros, envolviendolo bien.


-No pasa nada ¿Si? Solo respire-. 


Black Hat pudo notar que sonreía bajo aquella ridícula bolsa de papel, era reconfortante de alguna forma, así que le hizo caso y se concentró en respirar, calmandose en poco tiempo. 


-Soy Flug, un placer- se presentó, como para intentar hacer de todo aquello algo más normal.


El demonio quiso contestar, pero nuevamente, no salió sonido. Así que hizo un gesto, como si escribiera.


-Ah... Ok, espere un momento- Flug le entendió de inmediato y rebusco entre sus cosas para finalmente entregarle lápiz y papel. 


Black Hat tomó ambos objetos, un poco curioso de los mismos, el papel rara vez llegaba sano al fondo del océano y nunca había usado un lápiz, en las profundidades se escribía con la tinta de los pulpos sobre hojas hechas de algas y otros materiales. 

Pero aun así, el proceso era el mismo, así que se puso a escribir. 


Soy Black Hat, fui yo quien te rescato la otra noche, viene aquí a verte.


Quiso escribir más, darle más explicaciones, pero no podía. Lo que pesaba sobre él era una maldición y era una regla no escrita, pero siempre presente, que no se podía hablar de ellas, mucho menos revelar cómo romperlas. Era algo que debía pasar con naturalidad, en vez de ser forzado. 


-Oh... G-gracias ¿Y por qué vino a verme?-lo miró, nervioso. 


Curiosidad.


Flug no supo qué decir, así que en cambio decidió hacer preguntas.


-¿Y qué es usted? ¿Por qué no puede hablar?-.


Demonio. Maldición. No puedo dar muchos detalles.


-Entiendo-.


Flug se le acercó y Black Hat retrocedió apenas, tomado por sorpresa. 


-¿Se siente bien? Cuando Shisui lo trajo lucía bastante mal-le puso una mano en la frente, sintiendolo frio, aunque considerando que tenía características de reptil, tal vez eso era normal. 


Black Hat lo apartó y prácticamente le plantó la siguiente nota en la cara


Estoy bien, no me toques sin permiso.


-Ok, ok, lo siento- Flug no pudo evitar reír-Es solo que, nunca había visto a nadie como usted, es fascinante-. 


Pide permiso y puedes curiosear lo que quieras


Flug sintió su rostro arder, así que tosió y miró a otro lado.


-Bueno, como sea, supongo que no hay problema si se queda un tiempo, siempre y cuando responda algunas preguntas que tengo para usted-. 


Es un trato, pero yo también tengo preguntas.


-Las contestare con gusto- Flug sonrió bajo la bolsa y asintió.


Hubo un momento de silencio, ninguno de los dos sabiendo muy bien cómo continuar.


-Uh...¿Quiere comer algo? ¿Qué le gustaría?-.


Alguno de esos humanos que tiras al mar no estaría mal~


-Ah, me ha visto hacer eso- rió-Pues, no me queda ninguno vivo, pero tengo algunas piezas bien conservadas, podemos comer eso-.


Así que tú también los devoras, lo sospechaba


-A veces- asintió como si nada, no tenía porqué ocultar eso frente aquella criatura-También como cosas más...Convencionales-.


Me gustaria probar comida de este mundo.


-Puedo comprar algunas cosas para usted cuando vuelva al pueblo-lo miró-Junto con algo de ropa-.


Los mortales y su pudor.


-Si bueno, no puede andar por ahí solo con mi camisa ¿Está bien?-. 


Tu camisa y mi sombrero 🎩


Sonrió y se colocó su sombrero de copa. 


Flug lo miró, divertido. Se lo veía guapo con ese sombrero, parecía un hombre distinguido, aunque los cuernos de obsidiana y el cabello azabache que acaba de ocultar eran hermosos también. 


-Le buscaré algo que le convine con eso-suspiró. 


Siguieron así por un rato, más que nada Black Hat preguntando cómo se llamaba esto o aquello y para que servía, de algunas cosas había paralelos en el mar, otras eran completamente desconocidas para él, incluso con su colección de tesoros nunca había podido darle nombre y propósito a nada hasta ese momento. 

Flug le contestaba con entusiasmo, en cierta forma feliz de tener alguien con quien hablar, pero también ansioso de poder hacer sus propias preguntas cuando al otro se le agotaran las suyas. 


-Parece que la tormenta ya pasó- comentó de forma casual, había durado toda la noche y toda la mañana, ya era mediodía y recién salía el sol. 


Quiero ver lo que hay afuera.


-Oh, pues vamos- le sonrió.


Tendrás que ayudarme con eso, creo que aun no se como usar estas piernas. 


Intentó bajarse de la cama por su cuenta, con Flug atento, como supuso no tardó en tambalearse y casi cayó al suelo, pero Flug lo atajó justo a tiempo.


-Ay, camine sujeto a mi ¿Si?-.


Avanzaron juntos, Black Hat con un brazo sobre los hombros de Flug, Flug con un brazo alrededor de la cintura de Black Hat. 

A ambos les ardían los cachetes así que decidieron mejor no mirarse y concentrarse en el camino que tenían frente a ellos. 


Flug lo guió la corta distancia entre la habitación, la cocina-comedor y el exterior. 

Black Hat saboreo cada instante, primero la madera de la casa bajo sus pies, seca y áspera, el sol sobre su rostro al salir, ahora el suelo era diferente, húmedo y resbaladizo, en esa isla rocosa apenas crecía pasto. Por sobre todo podía sentir la calidez del otro, con sus cuerpos juntos podía sentir sus latidos, su respiración, podía olfatear su aroma... 


Era demasiado, se sentía abrumado y no podía expresarlo porque no tenía voz, así que se aferró a Flug, clavándole las garras.

Flug lo dejó, podía notar ese brillo especial en su único ojo, era como un niño descubriendo las maravillas del mundo por primera vez. 


-No está tan mal, para ser una islita a mitad de la nada-sonrió-Es muy pacifico y vienen todo tipo de aves a descansar-.


Mientras Black Hat le clavaba las garras en los hombros, Flug lo sostenía con gentileza de la cintura, el demonio ya no miraba la isla, sino a él. Flug lo encontraba adorable y hermoso, pero también había peligro ahí, era algo latente, era como esperar a que el depredador diera el salto para atacar, iba a pasar en cualquier momento... O tal vez no, quizás podía sostenerlo así por siempre... Eso sonaba maravilloso, a decir verdad, y era un pensamiento extraño porque no lo conocía. 


Black Hat le soltó los hombros y deslizó sus manos por su nuca, colándose bajo la bolsa, siguió para sentir cabello suave y terminó por sostenerle el rostro con ambas manos, sintiendo sus cicatrices. Quería arrancarle esa bolsa, robarle un beso, pero no se atrevía.


-V-vamos adentro- Flug rió, nervioso, pero no lo soltó-No sé usted, pero tengo hambre y no desayunamos por estar conversando-.


Sin muchas más opciones, Black Hat asintió.


Era una escena bizarra y siniestra, esos dos sentados a la mesa, comiendo carne humana, pero para ellos se sentía de lo más natural, como si llevaran años compartiendo juntos sus peculiares gustos culinarios. 

Comían en un obligado pero cómodo silencio, de alguna forma aquello se sentía cotidiano, aunque era la primera vez. 


¿Así que eres algún tipo de vampiro o ghoul?


Flug miro la notita y asintió, terminando de tragar antes de hablar.


-Nachzehrer-.


Black Hat lo miró unos momentos, intrigado. Un Nachzehrer nacia de una victima de suicidio, de alguien que moria sintiendo rencor hacia su propia familia, normalmente despertaban como seres sin mente, solo guiados por hambre y sed de venganza, consumian la carne y sangre de los vivos, devorando el alma en el proceso. Pero, al parecer, Flug era un caso especial porque había mantenido su intelecto y su voluntad. Le alegraba en cierta manera, los Nachzehrer vivían alrededor de un milenio, podrían estar juntos un poco más de lo anticipado. 


¿Y qué haces a mitad del océano? No muertos y el mar no se llevan ¿No es así?


-Quería un lugar donde llevar mis investigaciones en paz-se encogió de hombros. 


Háblame de eso


Flug rió, se le hacía tierna su forma de escribir, tan elegante, sumada a los pequeños corazones que se le daba por dibujar de vez en cuando. Además lo hacía feliz que el otro quisiera escuchar sobre su trabajo. 

Así que, nuevamente, pasaron las horas conversando. Más que nada Flug hablaba con pasión acerca de su trabajo y Black Hat lo interrumpía con una nota ocasional. 

Se había hecho de tarde sin que se dieran cuenta. 


-Sinceramente lo más complicado es el presupuesto-suspiró.


Los mortales y su gusto por piedras y metales brillantes ✨


-Ridículo ¿Verdad?- Flug asintió-Puedo robar algunas cosas, pero para otras necesito dinero, materiales muy específicos, a veces compro personas- dijo con un tono de lo más casual. 


Puedo ayudarte con eso, ya que vas a hospedarme, puedo darte algo de oro o joyas. 


-No es necesario...-.


Insisto, cuando ese selkie vuelva, le pediré que saque algunos de mis tesoros del agua, puedes usarlos como se te antoje, realmente no tengo uso para ese tipo de cosas. Sin embargo tengo interés en lo que haces, la idea de los mortales en el mundo submarino o surcando los cielos, es fascinante, suena a que pueden hacer cosas terribles con ello. 


-¿Así que quiere darme fondos para mi investigación?-.


Si te hace sentir mejor, supongo que puedes tomarlo como un sueldo, estoy invirtiendo en ti y en lo que haces y si no me satisface, ya no te daré nada.


-Entonces... ¿Es mi jefe?-alzó una ceja. 


Algo así.


Flug lo miró con agradecimiento, sorpresa, y algo que empezaba a ser cariño. 


-Entonces... Jefecito- sonrió con picardía-¿De cuanto oro estamos hablando?-. 


No sabía por qué, pero que le dijera “Jefecito” hacía su corazón revolotear. 


Lo que necesites, Doctor~. 



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