sábado, 7 de enero de 2023

PaperPunk Cap 3: The Lizard

 



Demencia estaba enamorada, o eso creía ella, más bien estaba embelesada por él y lo idealizaba a más no poder. 

Pero,en su mente, estaba enamorada de verdad y eso no tenía arreglo, después de todo su mente no funcionaba del todo bien. 

Había ahí adentro algo roto, alguien le había revuelto los sesos para hacerla olvidar algo importante, así que ella no tenía idea de que no pensaba con normalidad y que sus emociones, en consecuencia, estaban rotas también. 

Demencia no sabía lo apropiado que era su nombre, así como nunca se cuestionó su extraña naturaleza, al parecer ser un híbrido humano-lagarto le parecía de lo más normal. No se la podía culpar, en aquel mundo había todo tipo de criaturas y el que ella no supiera su propio origen no la preocupaba. 


La chica desde siempre había estado sola, lo más cercano a una familia que tenía era su amigo Flug, ese chico rarito y un poco mayor que era su vecino desde que podía recordar. 

Por un tiempo Demencia se había ido a...Alguna parte, no recordaba donde, solo sabia que se había ausentado y al unico que conocia en esa ciudad era al nerd, así que pasaba sus días con él, eran muy diferentes pero ella disfrutaba de su compañía de todas formas. Era como un hermano mayor, uno al que podía golpear y robarle la billetera. 


Pero a Black Hat ¡A Black Hat lo adoraba! Quería estar con él, casarse con él, servirle como pudiera. 

En su estupidez, ingenuidad y terquedad, Demencia no aceptaba el constante rechazo de su jefe. 

Todos los días le preguntaba “¿Te gusto guapo?” “¿Quiere salir conmigo amo Black Hat?” y él siempre le daba un rotundo ¡NO!

Pero ella hacía oídos sordos, convencida de que secretamente si gustaba de ella y solo se hacía el difícil. 

Ni siquiera era capaz de encontrar extraño que Black Hat preguntaba constantemente sobre Flug, lo interesado que estaba y como no se callaba si tenía oportunidad de hablar de él.


La verdad era que todo mundo sabía menos ella. Todos en la pandilla sabían bien que Black Hat estaba perdidamente enamorado de ese nerd insulso y no tenía ojos para nadie más. 


Pero Demencia estaba ciega de amor y de lo que ese nuevo grupo de amigos le ofrecía. Juntos salían a las calles a hacer destrozos, robaban, hacían graffitis, rompían ventanas y autos. 

Por primera vez Demencia sentía que pertenecía a algo, tenían una vestimenta y un símbolo distintivo. Un nombre con el que ser llamados y meterle miedo a sus rivales. 

Ella no era más que una niña haciéndose ilusiones y pasándola demasiado bien como para ver la realidad. 


Era feliz en su negación.

Tenía un hermano, tenía amigos, podía hacer maldades sin que nadie la detuviera o la reprendiera por ello, podía tocar la guitarra todo lo que quisiera sin que le dijeran que estaba haciendo demasiado ruido y por sobretodo tenía un amado ¿Qué más podía pedir? 


Lealtad tal vez. 


Demencia amaba muy poco, solo dos personas tenían un rinconcito en su corazón de lagartija. Uno era Black Hat por supuesto y el otro era Flug, el único que consideraba familia. 


Así que esa noche, tras el concierto, su corazón se hizo cachitos. 

Había sido traicionada por su amado y por su mejor amigo, quien sabía perfectamente lo que sentía por el otro. 


Los vio detrás del escenario, sintió ira, náuseas y profundo dolor. Estaba tan anonadada que, en vez de lanzarse sobre ellos en pura rabia como haría normalmente, se giró y se marchó, expresión en blanco. 


En el camino se encontró con Shisui, de repente se daba cuenta de que odiaba ese chico afeminado también, acababa de notar que fue él quien le dio la idea de invitar a Flug, de insistirle en acercarse. 


-Tu sabias-le gruñó.

-Todos sabíamos menos tu, querida-le dijo fríamente-Y ni Black Hat ni yo intentamos hacerte pensar lo contrario, en cuanto a Flug, tus sentimientos no son su responsabilidad, aunque ciertamente pudo tenerte consideración-suspiró, negando-Pero lo hecho, hecho está, no voy a detenerte si deseas irte, pero se que hay otras cosas que te gustan aquí, tienes amigos, considéralo antes de hacer nada-. 


Demencia no le contestó, solo le enseñó los colmillos y se marchó. No sabía que hacer, pensar o sentir. A decir verdad la chica nunca había tenido mucho de una personalidad, después de todo su cerebro estaba dañado y, en ese corto tiempo, había formado su carácter alrededor de su obsesión hacia Black Hat. 

Así que, sin saber que hacer, se quedó. Por el momento no iba a huir ni esconderse, ni tampoco intentaría sacarle las tripas a Flug con las manos, por una vez en su vida sería paciente y vería que pasaba. 


Sin embargo su convicción probó ser difícil. 


Flug volvió al bar por su cuenta al día siguiente. Esta vez se dirigió a la parte trasera del local, donde solo entraban los miembros de la pandilla. 


Era un grupo tan peculiar como su líder, todo tipo de criaturas no humanas, del tipo que en aquella sociedad tenían una vida difícil. No era de extrañar que ese ambiente los atrajera, eran libres de hacer lo que se les antojara, podían desquitar sus frustraciones con el mundo, literalmente. 


“Los del sombrero” les llamaban, aunque realmente no tenían un nombre oficial, iban por varios, haciendo su reputación más misteriosa y difícil de descifrar. Nadie sabía que querían en realidad, su ubicación y planes eran secretos. Eran, además, muchos. Más de lo que era normal para ese tipo de grupos, pero no todos se reunían allí, algunos solo aparecían sólo cuando se los necesitaba. 


Se distinguían unos a otros por medio de un distintivo, la silueta de un sombrero de copa dentro de un círculo, podía ser un parche en la ropa, un tatuaje, una decoración en el auto o la motocicleta. Tambien cada quien llevaba un sombrero negro, podia ser de cualquier tipo. 


Black Hat, obviamente, tenía su sombrero de copa, Shisui usaba lo que parecía un sombrero de bruja, Demencia tenía su hoodie con cuernos... 


-¿No basta con la bolsa?-inquirió Flug, dudoso. 


Estaban en una sala, allí había un par de sofás, sillas cómodas, una nevera repleta, una tv, varios juegos. Aunque lo usaban para reuniones serias, claramente también lo usaban para pasar el rato. 

Flug estaba en uno de los sofás con Black Hat sentado en sus piernas.


-Aqui si, si un dia tenemos una pelea por territorios tendrás que usar algo-. 

-Ugh, ok-rodó los ojos.

-No seas insolente-coló una de sus manos bajo la bolsa y le jaló levemente el cabello.


En respuesta, Flug simplemente le robó un beso, así era el juego de ambos. 

El resto de los presentes no decía nada, por un lado porque Black Hat los iba a despellejar si se atrevían, y por otro porque les alegraba un poco que por fin su jefe consiguió lo que tanto quería. 

Todos menos Demencia, por supuesto, la chica apretó los dientes y se clavó las uñas en el tatuaje que se había hecho en el brazo, ese condenado distintivo, había pasado por horas de dolor para marcarse el símbolo de ese hombre y ahora... ¡Ahora estaba besando a Flug! ¡Sentado en sus piernas! ¡Lo encontraba depravado, repugnante, los odiaba!


Pero la pareja no sabía nada y, de saber, le habría dado lo mismo. Quizás aquello era una “relación de beneficios” pero les gustaba darse cariño y jugar a ser novios, simplemente tenían esa química, esa compatibilidad especial. 


Black Hat gemía levemente en aquel beso, Flug le acariciaba las piernas con una mano, mientras la otra lo sujetaba firmemente de la cintura, un pulgar colándose bajo la camisa, acariciándolo con sutileza. 


El demonio lo empujó, riendo.


-Atrápame~- le sonrió, antes de intentar escapar. 


Flug rió también y fue tras él, se persiguieron por la sala hasta que Flug le dio alcance y empezaron a forcejear, manos entrelazadas, intentando derribar al otro. Era un juego, como un par de perritos jugando a las peleas. 


Finalmente Flug lo tuvo contra el suelo, sujetándolo de las muñecas.


-¡Gane!-declaró, triunfante.

-Oh, sin duda...-Black Hat liberó sus manos y lo enredó completo, con manos y piernas. 


Se besaban con pasión, ajenos al mundo. 


-Oye ¿Y cuánto dices que llevan juntos?-le preguntó un miembro de la pandilla a Shisui, susurrando. 

-Desde ayer a la noche-.

-Ah... ¿Y se acuerdan que seguimos aqui o que?-.

-No creo...-sonrió-Mejor nos vamos-. 


Los demás prácticamente salieron corriendo, excepto por Demencia, estaba ahí parada, mirando a los otros dos en el suelo. 


¡Repugnante! ¡Depravado! 


Les tenía un profundo asco, sus celos habían convertido su amor en puro rencor y desprecio. 


¿No se acordaban de ella? ¿No les importaba?


Flug ni siquiera se había acercado a hablarle, tanto él como Black Hat la habían ignorado por completo. 


¡Los odiaba! ¡Los odiaba! ¡Los odiaba! 


La peliverde se marchó, profundamente resentida. 


Tal vez Flug pudo haber sido más considerado con ella, era su amiga ¿No es así? Pero estaba perdido en los encantos de esa criatura intoxicante y en su propio egoísmo. Siempre había tenido una vida difícil y solitaria ¿No merecía un poco de felicidad? ¿Un alivio a su soledad? ¿No merecía un escape y una oportunidad de ser libre de hacer lo que realmente deseaba? 


La miró marchar, sin apartarse de Black Hat un segundo, se dio cuenta de que la había lastimado y la había perdido, pero no le importó, después de todo...


Después de todo podía fabricar otra Demencia. 


-Bueno, es una lastima-opinó Black Hat cuando, tras unos días, fue obvio que la chica no iba a volver-Era buena en lo que hacía, pudo haber ascendido rangos de haber querido-.


Se encontraban nuevamente en aquel punto de reunión, aunque esta vez solo eran ellos dos y Shisui.


-No creo que fuese eso lo que le interesaba obtener, Jefecito-. 

-Le dijo montones de veces que no estaba interesado-.

-No creo que le entrara en la cabeza, si les interesa mi opinión-Shisui los miró con una expresión algo boba, aunque les hablaba claramente estaba en otro plano existencial. 

-¿En qué planeta estás? Shisui-Flug lo miró con diversión. 

-Ay, yo no te digo nada de tu adicción a eso-señaló a Black Hat.

-Oye...- el demonio se cruzó de brazos, ofendido.

-Me alegró que te guste lo que fabrique, es la primera vez que hago LSD-.

-Pues no esta mal, se venderá bien, junto con lo demás- Shisui se dejó caer en una de las beanbags que había en el suelo-Pero lo digo enserio, no creo que Demencia entendiera sus propias circunstancias...-miraba el techo con mucho interés mientras hablaba-Hay algo mal ahí dentro de su sesera-. 


Flug no dijo nada, Shisui era perspicaz como siempre, pero no quería confesar nada al respecto. 


-Bueno, no me interesa, los músculos son fáciles de reemplazar-Black Hat recostó su cabeza en el regazo de Flug-El cerebro por otro lado, eso es más difícil de conseguir-.

-¿Lo es?-sonrió, acariciándole las mejillas, le sorprendía lo tierno que podía ser, aún lo intimidaba un poco, pero era producto de su propia naturaleza y no tanto que Black Hat buscará asustarlo.

-Por eso eres tan valioso, Doctor~-.

-Jeje...- Flug agradeció tener una bolsa sobre la cabeza porque estaba rojo como tomate. 

-Que lindos los enamorados-.

-Yo...Ah...Solo somos...-Flug intentó hablar, pero solo logró tartamudear. 

-Es una relación de beneficios-Black Hat suspiró con calma-Pero no veo porque no acaparar su atención-.

-Yeah, eso-Flug asintió-Aunque sea algo casual, me gusta su compañía, Jefecito-. 


Shisui no les dijo más nada, el techo era un caleidoscopio y eso le interesaba más por el momento, esos dos estarían en negación por un tiempo más, pero mientras se llevaran bien entonces no había problema. 


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