miércoles, 18 de enero de 2023

PaperPunk Cap 5: The Gentleman



Lucian B Hatfield no tenía rostro, había sido consumido por oscuridad, podía ver y oir, pero no podía hablar. Su cuerpo entero estaba maldito, era inmortal. 

Sin embargo Hatfield era un hombre inteligente, con talento para las artes de lo oculto, la magia negra y los rituales demoníacos.

Le llevó un largo tiempo, pero logró disminuir levemente su maldición, al menos ahora podía comunicarse.

Cuando hablaba aquella oscuridad que marcaba su rostro emergía como un humo y formaba palabras en el aire, escurrían como tinta y desaparecian de vuelta en su cuerpo. 


Hatfield no había cambiado en lo absoluto desde que esa maldición había sido impuesta sobre él, habían pasado, para él, unos 200 años. Su cuerpo se mantenía en sus cuarentas. Sin embargo el mundo que habitaba ahora era diferente, había logrado seguir a ese niño a esa nueva ... ¿Dimensión? ¿Realidad? Como sea que se le llamase, pero él no había cambiado.

Seguía luciendo como el caballero victoriano de siempre, aunque en su oscurecido rostro no se notase. 


Alguna vez, en otro mundo y en otra vida, Black Hat lo había amado, pero Hatfield, orgulloso, ambicioso y sin escrúpulos, había jugado con su corazón, aquella maldición horrible era su eterno castigo.


El hombre quería venganza, sobre Black Hat y ese doctorcito que se había robado su propiedad. 


Black Hat lo había privado de poder y gloria, así como del alivio de la muerte, lo odiaba, quería hacerle pagar, pero también lo deseaba y, a decir verdad, eso también aumentaba su desden. 


¡Horrible criatura infernal, tentandolo, haciéndole sentir deseos inapropiados por otro hombre!

¡Deseos que no podía satisfacer! ¡Deseos que lo hacían sentir culpable! ¡A él! ¡Lucian B Hatfield, el creador de cultos, el despiadado hombre de negocios! 


Extrañaba a esa rebelde criatura, su dulce cuerpo, la posibilidad de dominarlo y hacerlo dócil, obediente y dependiente. Por sobretodo extrañaba su poder, lo que era capaz de ofrecerle ¡Oh, solo pensar que había tenido todo eso en sus manos y lo había dejado ir! ¡El mundo, MUNDOS, enteros pudieron ser suyos!


Pero Mr Hatfield tenía un plan, llevaba un tiempo creándolo cuidadosamente, había seguido al demonio a varios mundos, lo había observado con atención y había reunido aliados por el camino. 


-¿Estás seguro de esto?-.


¿No confías en mí? Cuestionó a su interlocutor, sin apartar la vista de un pesado tomo de demonología. 


-Obviamente no-.


Pues te aguantas, si quieres a black hat, tendrás que seguir el plan


-Humano arrogante-.


Nephilim sin cerebro Hatfield sonrió con burla, oculto por las sombras que plagaban su rostro sOLO PORQUE NO FUNCIONÓ PARA TI LA ULTIMA VEZ, NO QUIERE DECIR QUE NO LO HAGA ESTA VEZ, DESPUÉS DE TODO, ME TIENES A MI PARA REFINAR TU ABSURDO PLAN 


-Sabes que ella tampoco es de confianza-.


Una vez que la invoque y tu me des su verdadero nombre, estará bajo nuestro control~


  • Haz lo que quieras, Hatfield, eres muy arrogante para ser tan enano-le dio un golpecito en el sombrero de copa, casi tirándolo


¡Dejame, gigante estupido, no te llega oxigeno al cerebro! dijo con indignación, acomodándose el sombrero. 


Hatfield odiaba tener que tolerar a ese santurrón, ese monstruo horrible que predaba en todo lo oscuro y corrupto, pero tenían el mismo objetivo y sus poderes eran demasiado útiles como para rehusarse a trabajar con él. 


-Insultame lo que quieras, solo me haces reir ¿Lo sabías?-sonrió-Además, no tengo nada que perder-.


Ciertamente yo tampoco


-¿Realmente vas a dejar que me acerque tu “Dear”?-preguntó, burlón.


Se merece sufrir, mientras compartas me da igual


El Nephilim sonrió, ese hombre era deliciosamente corrupto, de no ser porque le era útil, ya lo habría devorado. 


-Aun así, no me hace gracia trabajar con una sucubo-.


Lo dice el que viola todo lo que se mueve


-No todo lo que se mueve-rodó los ojos grises-Solo lo malvado y que sea de mi agrado-.


Ugh de poder verse, Hatfield estaría rodando sus ojos también.


-No me digas “Ugh”-. 


Ahí, en aquella habitación, había alguien más. Una chica de pelo verde que en esos momentos los miraba con los brazos cruzados y una ceja levantada. Que raros eran esos dos. 


-¿Pueden ir al grano?-exigió Demencia, harta. 


No seas impaciente, niña


-No confio en ti tampoco-el Nephilim se paró ante ella, tres metros de largo, fría mirada-¿Por qué quieres vengarte de ellos? Dime-.

-Ah...-Demencia tragó saliva, ese hombre la aterraba, era increíblemente guapo, pero de alguna forma su belleza incomodaba-Yo...Ellos...-suspiró-No valgo nada para ellos, ni siquiera intentaron buscarme y pedirme disculpas, me descartaron-. 

-Bueno, tú no eres muy diferente ¿No es asi?-le sonrió, esa mocosa olía a maldad.


Dejala en paz, August


Hatfield rara vez lo llamaba por su nombre, así que resopló y se apartó de la peliverde.


-Mejor apurate, Hatfield-. 


El caballero victoriano agradeció tener oculta su expresión de fastidio. Terminó de dibujar el círculo de sal en el suelo, era intrincado, porque era para invocar a una demonio muy específica. 


El círculo brilló con una luz rosa y del centro emergió una mujer. Hermosa, ojos y cabello rosa, incluso su piel tenía un ligero tinte de dicho color. Miss Heed se hacía llamar, allá en las entrañas del Infierno, pero...


Cecilia amanda kelly, bienvenida~


La chica se tensó ¡¿Quien era ese sujeto y como sabía su verdadero nombre?! Miró el círculo de sal a su pies, perfectamente creado, no podía escapar. 


no te asustes, querida


-¿Te acuerdas de mí?- August le sonrió, cruel.

-Eres ese...Pulpo-Cecilia torció su gesto con asco.

-Lo era, por suerte en este mundo no estoy atado al mar, aunque extraño los tentáculos-. 

-¿Qué es lo que quieren?-les dijo, intentando fingir seguridad, con las manos en las caderas. 


Venganza, supongo que recuerdas a black hat y al dr flug ¿no es así? querida


La pareja y su grupo de pandilleros eran ajenos a los planes de esas personas de sus pasados, por el momento solo habían sus propios planes, vandalismo, drogas y romance. 


Black Hat y Flug ambos habían tenido muchos novios y novias, así como encuentros casuales y amigos con beneficios, pero ninguno de los dos había encontrado nunca alguien con quien se sintieran tan cómodos como para...Acurrucarse, por horas, solo mirando televisión o conversando. 


En ese momento estaban en casa de Flug, el sofá les quedaba chico, así que se habían acomodado en el suelo entre cojines y mantas. Flug estaba con su espalda contra el sofá y, muy cómodo entre sus brazos y piernas, estaba Black Hat. 


-Tan delicado...-dijo más bien a la nada, se había aburrido de la película y examinaba los cuernos del demonio al que abrazaba tan tiernamente. 

-Déjame-.

-Son muy tiernos en la base-sonrió-¿Es porque aún está creciendo?-. 

-Si, no los toques-se revolvió en su abrazo, lo sostenía con tanta posesividad que no podía girarse.

-Tan sensible~-.

-Flug...-le gruñó.

-Lo siento, lo siento-rió y le dejó un sonoro beso en la cabeza.

-Basta-el demonio se sonrojó y se acurrucó más en aquel abrazo.

-Eso dice, pero se que le gusta-.

-Nunca me habían consentido así-admitió-Me hace sentir extraño-.

-¿Ni siquiera cuando era niño?-alzó una ceja.

-Nunca he sido un infante, mi padre me creó tal cual soy-.

-...-suspiró con pesar-Se me hace la idea de que no es bueno con usted ¿No es así?-.

-Es...Indiferente-.

-Negligente suena mejor-frunció el ceño, era algo que sospechaba desde hacía un tiempo, su rebeldía y su hambre por afecto, su Jefecito tenía serios daddy issues-Usted anda haciendo cosas tan peligrosas, vive solo y en todos estos años no lo he visto en la escuela una sola vez-.

-No importo lo suficiente como para que se ocupe de mí-dijo sin mirarlo-Nunca he sido un niño, no necesito que me cuide-.

-No es un niño tal cual, pero aun es joven ¿No es así?-.


Black Hat asintió, ante los mortales se presentaba como un adolescente, básicamente lo era, pero era incluso más joven para los estándares de su especie. 

Sin embargo, nunca nadie había visto la necesidad de protegerlo o tratarlo con afecto. 


-Temo que me reemplace, pero tampoco quiero complacerlo más, lo odio-.

-Oh, Jefecito-lo sujeto del rostro, llenándolo de besos-Usted es irremplazable-sonrió.

-Basta-rió, intentando huir, aunque no realmente-Eres tan cursi, Flug-.

-Le encanta que lo mime~-. 


Black Hat infló las mejillas, como niño chiquito.


-Si, pero si le cuentas a alguien te cortaré la lengua-lo amenazó.

-Nunca le diría nada a nadie, esto es todo mio-lo apretó más-Su confianza en mí, su vulnerabilidad, es todo mío-suspiró con cierto pesar, lo hacía sentir tan feliz y orgulloso, le hacía notar cuanto quería a ese demonio rebelde. 

-Si te gusto tanto entonces quédate-le dio un mordisco cariñoso en un hombro-Puedo ser todo tuyo, si eso es lo que deseas-habló contra su piel.


Flug se estremeció, eso era demasiado tentador. 


-¿Qué es lo que ve en mi? Jefecito-cuestionó.

-No lo se-admitió, mirándolo con seriedad-Incluso las cosas que me fastidian de ti me gustan-sonrió.

-Ah...-no se esperaba ese tipo de respuesta-Ay ¿Como puede ser tan romántico sin darse cuenta?-.

-Callate, no soy romántico-dijo con capricho y terquedad. 

-Aja-rió-No lo és-rodó los ojos, divertido-Y...¿Qué es lo que siente por mi?-.

-No es algo que pueda expresar con palabras, Flug-se apegó lo más posible a su cuerpo, como si quisiera fundirse con el otro-Pero, quiero estar así por siempre-. 


Se besaron un largo rato, lento y tranquilo. Se sentían en paz el uno con el otro, sabían que su relación era algo extraña, pero realmente no podría importarles menos, funcionaba para ellos así que estaba bien. 


-Jefecito...-lo apartó-Creo que es hora de ir a ver cómo está nuestro invitado-.

-Oh~ es verdad-sonrió.


Bajaron juntos al sótano, donde Flug tenía su laboratorio. Habían apartado la mesa de operaciones para acomodar algo más. Una tina metálica llena de agua y hielo, dentro un chico, ataduras en manos y cuello le impedían escapar, así como hundir la cabeza en el agua y ahogarse por accidente. 


Llevaba ahí un largo rato, el frío como agujas en la piel, le castañeaban los dientes. 


-Ay ¿Qué pasa? ¿Tienes frío?-Flug sonrió, burlón. 


Su prisionero era miembro de una pandilla rival, estaba ahí para sacarle información, llevaban un tiempo en una larga disputa, parecía que aquel grupo no entendía que no debían meterse en su territorio ni intentar competir en sus negocios. 


-Voy a repetir lo que te pregunte hoy temprano-Black Hat se le acercó y le habló con suavidad, tras su calma voz se oía el siseo de una víbora-¿Quien es tu líder y donde esta?-. 

-N-no di-dire n-nada-tartamudeo por el frío.

-Bien, sigue con esa actitud-le puso una mano en la cabeza y empujó, sumergiéndolo en el agua. 


El chico se debatió unos momentos y, cuando Black Hat sintió que se estaba debilitando, lo jalo de los cabellos de vuelta a la superficie. 


-Habla-le gruñó, un sonido bajo y retumbante, como un reptil enorme. 

-Nunca...-.


Black Hat repitió el proceso. Flug observaba con deleite. 


-Oh, Jefecito, tan retorcido y cruel-suspiró con algo que sonaba a anhelo. 


El demonio rió, dejando a su víctima en paz y acercándose a su doctor.


-¿Te gustan este tipo de cosas? Doctor~-.

-Un poco...-.


Se enredaron en un beso apasionado. Su pobre prisionero no podía hacer más que mirar, era tan...Morboso. A esos dos les excitaba torturarlo.


-Son unos degenerados-dijo, tosiendo levemente.


Black Hat lo miró de reojo, con fastidio, y sacó su larga lengua de dentro de la boca de Flug. 

-Al menos, no somos nazis-se acercó de nuevo y le enterró las garras en el distintivo tatuaje que tenía en su brazo-Somos delincuentes, ciertamente malvados, no imbéciles-le desgarró la carne, tiñendo el agua de rojo. 


El chico gritó, apretando los dientes, de poder habría replicado algo, como que, por ejemplo, su doctorcito iba perfectamente con los científicos de aquel entonces, con su gusto por experimentar en personas, todo un científico loco, pero realmente no tenía fuerza para ello, estaba aterrado. 


-Jefecito, realmente no creo que nos diga nada-negó.

-No, parece que no-.

-Es muy extraño, no parece del tipo que sea leal al punto de arriesgar su propio pellejo-.

-También lo encuentro extraño, esa pandilla apareció de repente, todos sus miembros eran de otras pandillas de las que ya nos habíamos encargado y no tenemos idea de quien los lidera-.

-¿Será alguna clase de...?-.

-Control mental-asintió-Shisui piensa lo mismo-.


Sonaba descabellado, pero considerando cómo se comportaban los miembros de ese grupo rival, quizás no lo era tanto. Ese prisionero suyo llevaba allí tres días y no habían podido sacarle nada. El resto, cuando se los encontraban, parecían zombis, quizás solo eran drogas, pero ningún drogadicto tenía tanta fuerza de voluntad como para mantenerse callado. 


-Creo que es hora de que él intervenga-.

-Pareciera que no le gusta pedirle favores-.

-Es que se pone pesado-suspiró-No importa, lo llamaremos, a ver que puede hacer-.

-Cuando termine con él, quiero examinar su cerebro-dijo con un brillo siniestro en los ojos.

-Como desees, Doctor~-.


Llamaron a Shisui y cuando este apareció, decidieron mejor ir a dar un paseo. Llevaban todo el día en la casa, hacía falta aire fresco. 


-Vayan tranquilos, yo me encargo-dijo Shisui, sacando al prisionero de la tina como si no le pesara en lo absoluto y dejándolo caer al suelo como un costal de papas-Veamos si puedo sacarte algo-le sonrió con su habitual, siniestra, dulzura. 


El chico en el suelo trago duro ¿Por que todos los miembros de esa pandilla eran tan aterradores?


Y así, Black Hat y Flug salieron a dar un paseo. Era de noche, estaba fresco pero agradable, perfecto para simplemente caminar juntos de la mano en cómodo silencio. 


Llevaban un tiempo así, en la nebulosa de su relación, sin saber si eran más que simples amantes, era innegable que se querían, pero si aquello era amor aun era dudoso. Más que nada, cada uno pensaba que el otro no le correspondía, así que se guardaban tercamente sus propios sentimientos. 


Caminaron por el parque, desolado a esas horas, hasta llegar a los columpios. 

Se sentaron ahí a fumar, Flug había agarrado el hábito estando siempre con él y Shisui. 

Eran de los pocos columpios que estaban sanos, el resto de los juegos estaban rotos y cubiertos en graffiti. Ahi, en el tobogan, estaba el simbolo del sombrero negro. 


El bajo mundo de esa ciudad les pertenecía, la policía no les prestaba atención porque pensaban que eran simples pandilleros, pero poco a poco eran un poco más, quizás en un par de años tendrían verdadero poder, como Black Hat había mencionado. 


Flug lo miró, el demonio se mecía levemente, la lengua que emergía de sus botas buscando algo que comer en la arena bajo sus pies. La noche y la tenue iluminación del parque le daban un hermoso brillo a su negra piel, el monóculo parecía un espejo, la oscuridad misma delineaba su delicada silueta.


-Black Hat...-.

-¿Hn?-pronunció, soltando espeso humo blanco por las comisuras de su amplia boca. 

-¿Por qué es tan hermoso?-había una sonrisa de lo más boba bajo aquella bolsa y Black Hat podía notarla. 

-Asi me fabricaron-se encogió de hombros.

-No puedo dejar de mirarlo-admitió-En comparación yo...-.

-Creo que he dejado bastante en claro que me gusta como te ves-.

-Lo se pero...-suspiró-Tiene razón, no me haga caso-.

-Gran cosa, tener belleza, además no te faltan pretendientes, Flug, se que eres popular-sonrió, siseando con un toque de celos. 

-Bueno, usted tiene más-dijo, también con un toque de celos. 


Ambos rieron sabiendo que, al menos por el momento, ninguno de los dos tenía interés en buscar otras personas. 


-If I didn't love you, I would look around for someone else, but every time  I see you, You have the same effect~-cantó el demonio quedamente, cuando cantaba su voz era muy diferente, era hermosa, pero parecía que fuera del escenario le daba un poco de vergüenza. 

-Es muy pop para usted, Jefecito-sonrió. 

-Bah, puede gustarme cualquier música, no solo punk y esas cosas-resopló. 


Se quedaron en silencio un poco más, Flug ignorando lo que básicamente había sido una declaración de amor, a decir verdad Black Hat tampoco se había dado cuenta. 


-Jefecito...-.

-¿Hn?-.

-¿Puedo preguntarle algo?-.

-Es lo que siempre haces-rodó su ojo-Adelante-.

-Hubo otros antes que yo ¿Verdad?-.

-Obviamente ¿Por qué lo preguntas?-.

-Es que...Uh...-evadió su mirada, quizás solo se había estado haciendo ideas pero... 


Pero es que a veces, cuando estaban juntos, parecía que la mente de Black Hat se iba a navegar a otra parte, a sitios oscuros, se quedaba allí tendido mirando el techo, la mirada ida, y después de unos minutos volvia a aterrizar y se acurrucaba en brazos de Flug, como si intentara hacerse lo más pequeño posible, desaparecer por completo. 


Cuando estaba teniendo relaciones, Black Hat estaba ahí presente, completo. Era cuando terminaban y estaban esos momentos de entre la nebulosa y la claridad que algo parecía suceder, pero al doctor siempre le había dado miedo preguntar, solo lo mimaba hasta que pasaba y luego dormían un poco, como si nada. 


-Habla-le exigió.

-Le paso algo ¿Verdad?-dijo, mirando el suelo, sus propias huellas en la arena. 

-No lo sé, supuse que lo habías notado-suspiró-Pero es que no lo recuerdo, quizás no me paso nada ahora, quizás es algo de otro tiempo, otra vida, que me persigue-.

-Black Hat...-.

-¿Hn?-.

-Me alegra que se sienta cómodo conmigo-. 

-Lo mismo digo-.


Compartieron un suave beso y el demonio se puso de pie. 


-Tengo sed, iré a buscar algo de beber en las máquinas que están más allá-señaló a la distancia-¿Quieres algo?-.

-Jugo de manzana-.

-¿Y si no hay?-rió.

-Lo que sea estará bien...Vaya con cuidado-.


Black Hat asintió y se marchó. Flug lo siguió con la mirada, atento, preocupado. 


Black Hat no tenía monedas, asi que decidio mejor obtener lo que queria a patadas, mientras asaltaba la pobre maquina dispensadora, pateandola con sus pesadas botas, con las manos en los bolsillos y una sonrisa traviesas, alguien se acercó son sigilo desde las sombras...


Oh ¿debería llamar a la policía? my dear~


Lo que ese hombre hablaba no podía oírse, pero incluso sin mirarlo se podía sentir, era como si le hablara directo a la mente. Black Hat sintió un leve escalofrío y se volteó a ver.


-¿Mr...Hatfield?-murmuró, incrédulo, una vieja memoria surgiendo en lo profundo de su mente. 


¿me recuerdas? my dear


Hatfield se acercó y Black Hat, por puro instinto, retrocedió un par de pasos, su espalda encontrándose con la máquina de bebidas. 

Reconocía su propia magia pesando sobre ese hombre y, si lo había maldecido de tal forma, había sido por algo, de alguna forma se sentía en peligro. 


eLEGISTE UNA APARIENCIA MUY PECULIAR, ME GUSTABA MÁS LA DE ANTES, CUANDO TE VESTÍAS COMO YO SOLO PARA COMPLACERME, MY DEAR, SIGUIÉNDOME COMO UN PERRITO


Rió con sorna y Black Hat apretó los dientes y los puños, no recordaba a ese hombre, pero comenzaba a hacerse una idea. 


-¿Qué es lo que quieres? Hatfield-.


Oh, ya hiciste todo lo que necesitaba, capturaste a quien debías, lo dejaste con quien debías y viniste a un lugar solitario, dejando al doctorcito solo


Black Hat abrió grande su único ojo.


-Así que has sido tú detrás de ese grupo que no hace más que molestarnos-siseó con desprecio, quería volver con Flug, pronto.


eN EFECTO, PERO NO TE PREOCUPES, MY DEAR, NO TENGO INTERÉS EN TUS JUEGOS DE ADOLESCENTE, SOLO QUERIA LLAMAR TU ATENCIÓN LO SUFICIENTE COMO PARA QUE ATRAPARAS A UNO DE ELLOS


Dijo, alzando un dedo.


Porque veras, están infectados~


-¿Infec...?-de haber podido, Black Hat habría palidecido, la extrema lealtad, las actitudes ausentes, tan amplio número de miembros en tan poco tiempo, ahora todo tenía sentido-Magia de sucubo-gruñó.


Y dejaste a ese infeliz solo con ese entrometido que siempre te ayuda, justo como planee ¡Jajaja!


Hatfield se dobló sobre sí mismo, riendo.


Black Hat lo miraba, estupefacto ¿Como no se había dado cuenta? ¿Cómo pudo ser tan ciego e imprudente?


Ahora, my dear, escuchame bien, tu querido doctor está en peligro, tu mayor aliado está fuera del juego y esa sucubo bajo mi control ya se está haciendo cargo de tus colegas, así que vas a colaborar, pero no es que tengas opción ¿No es así? 


Aunque no se veía bajo las sombras que consumían su rostro, Hatfield sonreía ampliamente.


RAGNA 


-¿Cómo sabes?...-sentía las piernas flojas ¡¿Cómo sabía su nombre?! ¡¿Qué iba a hacer ahora?!


Me lo dijo un pajarito~


Volteó a ver, justo cuando él hacía su aparición.


-Me alegra volver a verte, dulzura-.

-Nephilim-.


Black Hat se apegó más a la máquina a sus espaldas, como si fuese a ayudar en algo, ahí estaba el Nephilim, temible gigante, cazador de demonios. Black Hat respiró en cortas exhalaciones, presa del pánico, el mundo le daba vueltas y entonces ¡Thud! 


Ay, se desmayó de la impresión, mira nada más


Hatfield le dio una leve patada al inconsciente demonio, bueno, al menos así era más práctico. 


August lo cargó en brazos y desapareció de ahí junto con Hatfield.


No hay comentarios:

Publicar un comentario