jueves, 16 de marzo de 2023

Vanquished Cap 6: Ese mundo, limpio y recto (llega a su fin)




Estaban desparramados en la cama, el sonido de la televisión a todo volumen ahoga lo suficiente los gemidos de Black Hat como para que no se enteraran los vecinos. 


-Es muy sensible...-se burló, dándole un mordisco.

-No lo soy cállate-dijo con un gemido, estremeciéndose completo. 


Flug se apartó ligeramente, tenía al otro sujeto de las muñecas, se las acarició con cuidado, pensativo.


-¿Seguro que esto está bien?-.

-Me gusta contigo, deja de acomplejarte-le sonrió-Estoy bien-.

-Aun así, dígame si algo le molesta-.

-Si, lo se-lo envolvió con firmeza con sus piernas-Continua-.


El doctor sonrió y atrapó su boca en un beso apasionado, sabía a café, tabaco y a algo fresco y dulce que no estaba muy seguro de que podía ser. La larga, sinuosa, lengua de serpiente luchaba con la suya, enredándose en su pequeña danza. 


Con Flug no había dolor, no había penas, lo tratara con dulzura o rudeza, lo hacía sentirse completo y amado ¿Por que lo había negado tanto tiempo? Podrían haber sido así por años, aunque quizás eso habría hecho su separación mucho peor, ambos habrían perdido la cordura sin duda. 


Flug había estado al borde de ello, de perderse por completo en su soledad, en la monotonía del trabajo, el encierro y luego esa falsa libertad. 


Black Hat había llegado justo a tiempo.


Aunque, quizás, tenían a alguien más a quien agradecerle. 


-Tendremos que ir por él-comentó Flug.

-Yeah, desafortunadamente-asintió, era como si hubiesen estado leyendose el pensamiento.


Pero, por el momento tenían cosas más importantes que ir a rescatar a nadie. Black Hat aun debía terminar de sanar, el progreso era lento y cada dia la posibilidad de ser descubiertos crecia. 


-Flug...-gimió, doblando los dedos de los pies del gusto.


El científico rió con disimulo, al parecer tener relaciones era una buena forma de recuperar fuerzas, estaba más que dispuesto a ayudarlo con ello. 


Alimentarse de él también había resultado útil, por lo que había observado hasta el momento, porque cada vez que Flug devoraba su carne o bebía su sangre, consumía un poco de esa toxina que le envenenaba el cuerpo. 


Con lentitud había empezado a sacarle trozos de su brazo y pierna heridos y, cada vez, el trozo arrancado se regeneraba como nuevo, sin esas horribles laceraciones. 


Sin embargo, había otro problema. Los vecinos comenzaban a sospechar que alguien vivía con él y sus “compañeros” en PEACE comenzaban a preguntarse porque últimamente se lo veía tan contento. 


Debían hacer algo, ir a otra parte, a un lugar seguro ¿Pero donde? ¿Y como? No podía ni salir de la ciudad con ese collar alrededor de su cuello. 


-¿No puedes desactivarlo? Tu lo creaste-preguntó, tocando el collar con cuidado.

-Podría, pero se darían cuenta...Quizas podria hackearlo, para que envie informacion falsa, pero necesitaria ayuda para eso-.

-Tienes cara de que se te ocurrió algo-sonrió, notando una expresión peculiar.

-Luego le cuento~-.


Flug conocía a alguien que podía ayudarle, el problema era llegar hasta ella. 


Penumbra vivía en otra parte de la ciudad y, al igual que él, había terminado trabajando para PEACE, aunque en un departamento diferente. 

Arreglar una cita con ella era sencillo, simplemente diría que necesitaba una opinión de su colega en algún proyecto. PEACE pensaba tan poco de él que difícilmente sospecharían algo nefario.

El problema era que, a diferencia suya, a Penumbra si la tenían bien vigilada. Hablar en privado iba a ser difícil. 


Había un método y era arriesgado, pero con más razón necesitaba ayuda, era un trabajo de dos. 


Su invención era un aparato delicado, dentro de la fina estructura, que se ataba al cuello del usuario con firmeza, había montones de circuitos y sensores. 

A simple vista lucía como un “chocker” blanco y con un diseño moderno y minimalista, por dentro tenía todo lo necesario para rastreo, control y, de ser necesario, subyugación. 


Era una cosa vil y Flug sentía por ello cierto orgullo, era una lastima que oprimiera su propio cuello. 


Sin embargo, como todo aparato electrónico, un choque eléctrico lo suficientemente potente podría deshabilitarlo por un par de minutos y, en esos minutos, y con la ayuda de Penumbra, debía de ser capaz de hackear los sistemas no solo de sus collares, si no el de TODOS. 

Pero no es una forma que alertaría a PEACE, Flug quería hacerlo de tal forma que los collares siguieran funcionando, enviando información falsa a la central, el molesto artilugio les diría que estaban en sus casas mientras estaban, de hecho, en un lugar completamente diferente, por ejemplo. 


Cuando se encontró con Penumbra tuvo que ser rápido y discreto, le pasó una nota entre el montón de papeles sobre su nuevo “proyecto”. 


Penumbra lo leyó, lo miró y asintió con disimulo. 


En los laboratorios no eran raros los accidentes, incluso con toda la tecnología presente, una sobrecarga en la tensión no iba a ser cuestionada. 


También contaban con que PEACE era confiado, orgulloso y estupido. Cosa que por suerte era más que cierta. 


-Muy bien, tenemos cinco minutos antes de que estas cosas vuelvan a activarse-. 

-Flug ¿Estás seguro de que...?-.

-Él está de vuelta-la interrumpió-Pero necesitamos tiempo, un lugar seguro en cual refugiarnos-.


Penny lo miró, el doctor siempre le había caído bien, eran buenos amigos y sabía de sobra sobre sus sentimientos por su jefe. Así que la mujer asintió y se pusieron a trabajar. 


Hackearon los sistemas, modificaron los protocolos, instalaron un pequeño virus, tan simple que era imposible de notar, ni siquiera el avanzado antivirus de PEACE lo tomó en cuenta, después de todo no hacía más que cambiar números aquí y allá, horas, direcciones, coordenadas... Todo tan inconspicuo como su creador. 


-Tu también puedes huir, Penny-Flug le sonrió-Ven con nosotros, Saúl también puede venir-. 


Penumbra asintió con entusiasmo y esa gran sonrisa, tan característica. 


Tanto la villana como el ex héroe se sorprendieron al ver Black Hat, lo habían visto muy pocas veces en el pasado, pero incluso ellos podían notar lo diferente que estaba. 


La libertad ahora era más real. Lograron escabullirse y salir de esa condenada ciudad, ir a la naturaleza parecía una buena opción. 


Evadir los controles no fue un problema, incluso si los escaneaban, el collar enviaba información falsa, dándoles permiso de seguir. Era una suerte que los guardas estuviesen más acostumbrados a mirar las pantallas que a las personas enfrente de ellos.


A decir verdad lo más difícil había sido encontrar un vehículo donde cayeran los cuatro, robar una camioneta había resultado lo más arriesgado de toda la operación. 


Pero, finalmente, ahí estaban, viajando a través del campo y las montañas, buscando algún lugar lo suficientemente aislado para asentarse el tiempo que fuese necesario. 


Black Hat asomaba la cabeza por la ventana, saboreando el fresco aire nocturno. 

En el cielo, la luna brillaba en toda su redondez. 


-Ese sujeto, creo que tenía una propiedad por aquí cerca-.

-¿Quien? Jefecito-le preguntó Flug sin apartar la vista del camino, era su turno de conducir.

-Shisui, tenía muchas cabañas en los bosques, protegidas con magia, no creo que PEACE las haya encontrado, en especial porque nunca lo atraparon, se dejó atrapar-.

-¿Sabe dónde puede estar?-.


Black Hat, simplemente, asintió. 


Era una bonita cabaña en medio de un bosque denso y oscuro. Parecía cosa de cuentos de hadas, era perfecta, a pesar de que a su alrededor se veían las señales de que hacía años nadie ponía un pie en ese lugar. 


Estaba limpia, ni una mota de polvo, ni una grieta que reparar. La alacena estaba repleta y algo que podía que fuese electricidad, o tal vez no, funcionaba dentro de la casa, junto con agua caliente y dos baños de lo más cómodos.


-Shisui sabía vivir bien ¿No?-Flug sonrió, mirando todo, sería perfecta para descansar. 

-Odio admitir que siempre tuvo buen gusto-asintió.


El grupo preparó una cena sencilla, comieron en relativo silencio y fueron a dormir, estaban agotados. 


-Hubiera preferido venir aquí solo contigo, Flug-se quejó el demonio, desplomándose en la cama, contento de que fuese tan amplia, la cama en el departamento de Flug era diminuta. 

-Penumbra fue de mucha ayuda, no podía dejarla atrás-.

-Siempre tan compasivo-suspiró.

-Lo siento, siempre ha sido un defecto mío ¿No es así?-.


Black Hat lo miró unos momentos, pensativo, abrazando una almohada cercana.


-Me gusta eso de ti, quizás es inapropiado para un villano, pero tu compasión es lo que hace que tú seas tú, sin eso no serías tan paciente conmigo, ni me querrías de la forma en que lo haces-.


Flug le robó un beso y lo abrazó con fuerza, seguía sintiéndolo frágil en sus brazos, temía que fuese a desaparecer de nuevo.


-¿Seguro que va a estar bien? ¿Qué va a resultar?-.


Black Hat le correspondió al abrazo y no dijo nada, a decir verdad, no estaba seguro de nada.


Los días pasaron tranquilos, Black Hat iba recuperando fuerzas poco a poco, parecía que estar tan alejado de la ciudad le sentaba bien. 


Con el paso de los días sucedió otra cosa curiosa, comenzaron a llegar villanos, viejos conocidos. Habían notado que los collares ya no funcionaban y esa cabaña en medio de la nada parecía llamarlos. 


No eran solo villanos, también había civiles a los que el nuevo régimen les había jodido la vida, héroes que no estaban de acuerdo con nada de lo que hacía PEACE e incluso uno que otro agente, estos últimos habían tenido que jurar de rodillas que no eran espías ni nada por el estilo y de milagro los habían dejado vivir, al menos por el momento. 


La cabaña creaba cuartos nuevos con cada persona que llegaba, así que vivían cómodos.


A Black Hat le resultaba extraño convivir con tantas personas, siempre había vivido solo o con un número muy limitado de personas a su alrededor.


No le gustaba. 


Sus sentimientos por Flug eran tan egoístas y posesivos, era tan condenadamente celoso, que no quería a nadie más cerca, de ser por él serían solo él y Flug en el mundo. 


Pero también lo notaba contento, rodeado de viejos amigos y gente con la que hablar, si eso era lo que lo hacía feliz, entonces podía tolerarlo. 


No era como que a los otros habitantes de la casa les gustara mucho su presencia tampoco. 

Aún le temían, pero a la vez les alegraba verlo, porque Black Hat era, al parecer, una mejor opción a la tiranía de PEACE. 


Al menos mantenían la distancia, aún le tenía respeto a pesar de todo.


De hecho Dark Phantom seguía igual de aterrado de él.


-Te das cuenta que ya no tienes deudas conmigo ¿No es así?-le sonrió burlón esa mañana, al verlo acobardarse detrás de un montón de leña.


Black Hat estaba afuera, atendiendo el jardín, algo que hacía casi a diario. Le resultaba terapéutico. 


-¿D-de verdad?-el siempre patético villano se asomó, temblando. 

-De verdad-lo miró-Pero aun así...-.


El peliblanco volvió a encogerse en su sitio.


-¿Si?-sonrió, nervioso.

-Te agradecería que desaparecieras de mi presencia-le gruñó entre siseos serpentinos-¡Largo de mi jardín!-. 


El pobre Dark Phantom salió corriendo, casi chocando con Flug en el camino.


-Ay, Jefecito, le gusta atormentarlo-.

-Siempre ha sido un cobarde-negó, regresando su atención a las plantas. 


Flug lo abrazó por detrás, podía rodearlo completo con sus brazos, siempre le había gustado su figura, tan elegante y engañosamente frágil.


-¿Cómo se siente hoy?-.

-Mucho mejor-ronroneó-Será pronto Flug, así que hay que preparar a ese montón de inútiles para que no sean simple carne de cañón cuando llegue el momento-. 

-¿Iremos por Shisui?-lo apretó con cariño, preocupado.

-Es tan fuerte como yo, sería un desperdicio no ir por él-.

-Además se la debe-rió.

-Lamentablemente-suspiró-Flug...-.

-¿Si? Jefecito-.

-Te amo-.

-Yo también lo amo-.


Flug lo acariciaba mientras hablaban, los pectorales, el vientre, las caderas... Parecía que sus manos nunca querían estar quietas cuando se trataba de Black Hat. 


-Eww-Sunblast los miraba por la ventana de la cocina.

-Yo tampoco me acostumbro-Dark Phantom se tapó los ojos, sentía que iba a caerle un rayo, o algún otro castigo “divino”, si seguía mirando.

-Ay, que dramáticos son-Penumbra rió.


A decir verdad, estaban un poquito felices por ellos, quizás con la vaga esperanza de que Flug le mejoraba el humor a Black Hat y este no iba a matarlos a todos, aunque también sabían que Flug podía ser el que los matara. 


Aun así, eran mejores que PEACE. 


PEACE los había capturado, torturado y subyugado. Al menos cuando Black Hat hacia eso terminabas muerto, pero PEACE los había enviado de vuelta al mundo, rotos e incompletos.


Ahora podían recuperar su libertad. 


Mientras más tiempo pasaba, más crecía su pequeño e improvisado ejército. 


Black Hat sabía que no sería lo suficiente, pero podía trabajar con ello. 


Una noche, cuando la luna estaba llena y roja, Black Hat se presentó ante ellos.


Black Hat como habia sido antes, poderoso y temible, su alta silueta marcada por el abrigo y el sombrero negros, contrastando contra el carmin de la luna.


-Es hora~-.


En su jaula el lobo esperaba, la luna roja hacía su sangre arder con anticipación, pocas veces tenía la oportunidad de participar en una guerra. 


En su oficina el Nephilim se acomodaba su uniforme. Hombre alto y hermoso, cabello rubio y ojos grises. Completamente inhumano, un gigante con sangre de oro y corazón de plata. 


¡Nada era más limpio y puro que él! ¡Nada! ¡Iba a limpiar ese mundo y nada iba a impedirlo, mucho menos un montón de malvivientes y esa puta que había osado escaparse!


Y así comenzó la guerra.


Black Hat, con su ejército de muchas caras y formas, él avanzando enfrente, su oscuridad extendiéndose como un manto. 

El Nephilim, su ejército como hormigas, copias de si mismo, idénticos unos a otros, sin mente propia. 

Muchos de ellos eran los vástagos que había forzado en Black Hat, pero a otros los había hecho hacía poco, con sus agentes y civiles. No los necesitaba, todos habían muerto para crear algo mejor. 


El mundo ardió en llamas, en sangre y horror. 


Había muerte por doquier, el aire olía a pólvora y podredumbre. 


Cuerpos derretidos y fusionados unos a otros en formas horribles. Eso era obra de Black Hat.


Cuerpos destrozados de los que había salido...Algo. Eso era obra del Nephilim


-Sigue usando a cualquiera que tenga a su alcance para reproducirse-señaló Flug, asqueado.

-Así esto no va terminar nunca- Dark Phantom se jaló el poco cabello que tenía, era un milagro que siguiera vivo. 

-La solución es simple-Black Hat sonrió con perversa calma-Hay que cortarle la cabeza a la reina-. 

-Como en la revolución francesa-Penumbra rió. 

-¿Y como le hacemos? Porque hasta ahora no hemos podido acercarnos-Sunblast resopló, molesto y cansado. 

-De hecho, para eso estás tú-Shisui le sonrió.


Sunblast miró al otro con incredulidad.


-¿Y-yo?-se señaló.

-Tus poderes deberían de poder cegarlo el tiempo suficiente como para que yo me acerque-intersectó Flug.

-Te dare algo que aumentará tus poderes, ex héroe-Black Hat siseó-Y Shisui te llevará con él en su lomo, es mucho más veloz que tú capacidad de vuelo-. 

-Ok...-Saúl no estaba seguro de nada de eso, pero estaba harto de esa guerra y de temer por Penumbra todos los días. 

-Yo iré contigo-Flug continuó-Cuando lo ciegues, me treparé a él y le daré un mordisco-. 


Después de mucho tiempo, después de largas batallas, parecía que por fin habían encontrado una solución. 


El Nephilim era una criatura curiosa, hijo de un ángel y una humana, se creía muy justo y recto, pero tenía el alma pecaminosa de un mortal. 

Sin embargo, no podía ser juzgado por ningún dios, porque su alma no era mortal ni inmortal. 

Eran muchos sus crimenes, asesinato, violacion, narcisismo y orgullo. Usaba a sus víctimas para hacer más de si mismo, extendiéndose como una plaga, un virus que se comía la tierra. 

Y aun así, no podía ser juzgado.


Por suerte Shisui, quien era la encarnación mortal de un dios, tenía una idea. Aunque era solo eso y podía que no funcionara. Era un acto suicida si no funcionaba. 


Flug, el Nachzehrer, tenía la habilidad de consumir las almas de los vivos. Era eso lo que comía en realidad, la carne y la sangre eran solo un conducto, extraía de ellos el alma como el cuerpo extraía de los alimentos vitaminas y minerales. 


A un mortal lo mataba con su acto de canibalismo, Black Hat era una excepción, porque el demonio era auténticamente inmortal, eterno como la misma maldad, compuesto por interminables almas corruptas que se sumaban a su ser con el pasar de los siglos, con cada contrato, con cada persona malvada que nacía en ese mundo y en muchos otros.


Era, de hecho, la misma razón por la que el Nephilim podía usarlo para tener infinidad de hijos. Era la razón por la que quería recuperarlo tan desesperadamente.  


Cuando Flug mordía a Black Hat nada pasaba, pero si mordiera al Nephilim...


-Consumire su alma, su lado humano, y solo quedará angel-. 

-Y entonces yo podre juzgarlo por sus crimenes, eso es, dejar que ustedes lo maten-Shisui sonrió con dulzura, como si no estuviese hablando de pasteles en vez de asesinato. 


Así que...Ese era el plan.


Decir que era suicida era poco, si fallaban el Nephilim les pondría las manos encima y tendrían un final de lo más desagradable pero, considerando sus números, no les quedaba de otra. 


Por suerte el Nephilim era un imbécil muy confiado de sí mismo, cuando vio a Sunblast cabalgado hacia él a lomos de un lobo enorme, pensó muy poco de ello. 


-Lo hago por Penny, lo hago por Penny, lo hago por Penny...-iba repitiendo el héroe, más que asustado, pero también más que decidido. 


Shisui trotaba, veloz como el viento, ignorando el suelo caliente y el gore bajo sus patas. 


-Estamos cerca...A la cuenta de tres...1, 2, 3...¡AHORA!-.


Sunblast emitió de sus manos un potente destello, justo a pocos metros del Nephilim, al alcance de sus poderosas manos. 


El gigante se tapó los ojos, el destelló había sido tan potente que se sintió como una explosión, hasta la zumbaban los oídos.


Flug se asomó de atrás de Sunblast y, con su ayuda, se trepó a la espalda del gigante, solo tenía un segundo antes de que sintiera su presencia. 


Mientras el Nephilim estaba ocupado con su propio dolor, sin notar lo que pasaba, Flug se quitó la bolsa de la cabeza, abrió su boca repleta de colmillos pequeños y afilados y...


¡Chomp! ¡Le dio un mordisco en la nuca! 


Se aferró a él con todas sus fuerzas, con brazos y piernas, mientras bebía esa sangre repugnante, le quemaba la boca, era como beber metal fundido. 


El gigante intentó liberarse pero... Pero se sentía débil.


Cayó de rodillas, le pesaba el cuerpo. 


Cuando recuperó la visión, ante él estaban Shisui, ese dios hereje, y esa puta que se negaba a pertenecerle.


-Black Hat-gruñó, babeando como un animal rabioso, intentando alcanzarlo, pero sus brazos y piernas parecían de plomo.

-August Richter-masculló el demonio con desprecio-El último de los Nephilim-. 

-¿Qué...?-murmuró el rubio, incrédulo y debilitado.


Flug apareció junto a Black Hat, tomándolo del brazo.


-¿Qué hará con él? Jefecito-le sonrió.

-Supongo que siempre puedo usar el clásico “partirlo en cachitos”-bromeó, mirándolo con profundo cariño-¿Estás bien?-.

-Perfectamente-le aseguró-Pero sabe horrible-señaló con la cabeza.

-No lo dudo-su lengua de serpiente se asomó, odiaba al Nephilim más que a nada, lo odiaba tanto como amaba a Flug-Shisui ¿Que harás tú con él?-.

-Sabes que soy más del tipo “castigo irónico”-rió, cantarino, dulce y absolutamente aterrador, había en él siempre un tinte de locura y de algo muy, muy, viejo-Matalo y yo después me encargó-se encogió de hombros.


Por días y noches enteras, se escucharon los gritos del Nephilim. Nunca había sentido dolor antes, pero ahora que estaba incompleto, que era solo un simple ángel a merced de un demonio antiguo y poderoso, podía sentirlo por primera vez.


Black Hat destruyó y reconstruyó su cuerpo una y otra vez, hasta aburrirse, hasta que sació su hambre de venganza.

Entonces le cortó la cabeza y la puso en una estaca, blandiendola como un cetro, se paró antes sus seguidores. Flug a su lado, manos entrelazadas.


-Bienvenidos a MI mundo-siseó triunfante, a su alrededor caos y sempiterna maldad. 


FIN~~


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