miércoles, 7 de junio de 2023

Love Me, that way Cap 8: Espera

 



Extrañamente, la noticia del embarazo parecía hacer la relación de los tres más amena. 

Venus se preocupaba de incluir a Black Hat en todo lo que tuviese que ver con ello, a pesar de que él no tenía nada que ver, y a Flug no parecía molestarle, al contrario, parecía aliviado de tenerlo cerca cuando iban a apuntes médicos. 


El embarazo de su esposa le producía una gran ansiedad ¿Y que tal si salia como él? ¿Iba a sobrevivir siquiera? Cada día, semana y mes que pasaban su ansiedad por verlo crecía, a la vez que su preocupación disminuía, pero su preocupación por Venus no hacía más que crecer. 


En otras palabras, como siempre, Flug era un lío de emociones. 


Pero Black Hat, con su figura firme y estoica, con su agarre fuerte y frío, de alguna forma, lo mantenía calmo. 


-Gracias por venir con nosotros, Jefecito-le sonrió.

-Ya, siempre me agradeces, basta-rodó su ojo, le ponía nervioso que Flug estuviese sonriéndole de nuevo-Hoy van a decirnos que genero son sus crías ¿No?-. 

-Ay, no les diga así-rió-Pero si... ¿Crías?-alzó una ceja.

-Pues, es que huele como que son dos-le sonrió, adivinando que le había dado al otro una sorpresa. 

-¡¿Q-que?!-. 


Venus, que regresaba del mostrador tras firmar unos papeles, los miró con una sonrisa. 


-¿Por que tan pálido? Flugy-.

-N-nada-.


Black Hat nada más rió, sintiéndose un poco, genuinamente, alegre. Había extrañado molestarlo de esa forma. 


Entraron los tres al consultorio, Black Hat un poco de mala gana, no le gustaba mucho los hospitales, aunque no estaba muy seguro del porqué. 


Cada uno tomó una mano de la peligris mientras la obstetra le hacía una ecografía. 


Quizás la doctora allí presente debía de estar perturbada por la situación, pero no, ese hospital pertenecía a BHO y veía todo tipo de personas y situaciones peculiares todos los días. 


Eso que parecía una pareja de tres y que, además, incluía a Lord Black Hat, era, extrañamente, lo más normal. 


-Oh bueno, no se acaban las sorpresas ¿No es así?-sonrió la mujer, mirando las difusas imágenes en la pantalla. 


Los tres la miraron a ella y a la pantalla, curiosos. Flug apretó la mano de su esposa con un poco más de fuerza. 


-Son dos, es curioso que lo notemos recién ahora, pero parecen sanos-dijo, moviendo el transductor sobre el vientre de Venus-Un niño y una niña-señaló.


Salieron de ahí sonriendo como bobos, incluso Black Hat, al que la idea de dos mocosos correteando por su casa le desagradaba en sobremanera, no podía evitar sonreír. 


-Creo que es hora de elegir nombres-dijo Venus, acariciando su panza con cariño-¿Qué tal si vamos a comprar ropa para ellos y vemos si se nos ocurre algo?-. 



Black Hat se sentía fuera de lugar en aquella tienda repleta de cosas suaves y colores pastel.

Alto, oscuro y afilado, resaltaba como nada. 

Era extraño, para alguien orgulloso como él, el sentirse consciente, observado. 

Se preguntó si esos mortales viéndolo podían, además, oír su corazón retumbar en su pecho.

Sentía que iba a estallar, pero no era de angustia como solía ser, más bien era una mezcla de alegría y miedo. 


Flug lo estaba llevando del brazo, caminaban juntos, entrelazados, mientras seguían a una muy entusiasmada Venus por todo el lugar. 


Quizás debió protestar, cuestionarle que estaba haciendo, en qué estaba pensando, pero calló y se permitió ser indulgente. 


Va a lastimarte de nuevo 


Flug lo sintió tensarse e, instintivamente, le acarició el brazo que sostenía. Su mente y corazón siempre en eterno conflicto, no podía evitar preocuparse por él, no podía evitar quererlo cerca. 

No lo odiaba ni mucho menos, así que tal vez no era tan raro, después de todo siempre lo había querido de una forma especial. 


De una forma que Black Hat no podía aceptar y solo traía problemas ¿Por que no podía entender? ¿Por que no podía entender que, aunque no lo amara como amaba a Venus, lo amaba de todas formas? 

Odiaba el egoísmo de ese demonio, queriendo todo para sí, haciendo todo innecesariamente difícil y doloroso y, aun así...


-¿Se encuentra bien? Jefecito-.

-Si, es solo que este lugar me desagrada-dijo torciendo su gesto ligeramente. 

-Demasiado pastel y peluches ¿No?-rió. 

-Y van a poner todos estas porquerías en un cuarto de MI mansión ¡Bleh!-bromeó, exagerando sus gestos de desagrado. 


Ambos rieron. Venus sonreía con sutileza, amaba verlos llevarse bien de nuevo ¿Quizás la tercera era la vencida? Tal vez esta vez sería permanente y podrían ser felices los tres... Los cinco. 


La mujer suspiró con anhelo, ver a sus amados llevarse bien alegraba su corazón y disipaba la nebulosa preocupación de su mente. Sentía que algo se acercaba y no sabia que era, se sentía acechada, sentía miedo pero ¿De que? Si en ese momento, en ese preciso momento idílico, todo era dicho. 


-Oh, siempre me ha gustado este nombre-dijo ella, sosteniendo un mameluco con un nombre bordado “Alicia” 

-Me agrada-asintió Flug.

-Pues para mi no suena lo suficientemente...Villanesco-dijo con un ademán elegante, dando énfasis. 

-¿Y que propones? Blacky-.

-Hn...-el demonio pensó unos momentos, quizás no era apropiado, para él, el nombrar a esos niños, pero ya que le preguntaban-Malicia~-. 


Venus sonrió de oreja a oreja, los ojos ámbar brillantes.


-¡Me encanta!-corrió a sostenerlo de su brazo libre-Malicia será-.

-Eso no es un nombre...-.

-Tampoco lo es Flug-.

-Si, Flugy, no opines-.


El Doctor suspiró, negando con derrota, su esposa y su jefe le sonreían en maliciosa complicidad. 


-Ok, no dije nada-rió-¿Y qué hay del niño?-.

-Bueno, ya que son mellizos, deberían tener nombres similares-opinó Venus.

-Con M de maldad~-acotó Black Hat.

-Hn...-Flug lo meditó unos momentos, la vista fija en ropa y accesorios de color azul cielo-Misantropía-sonrió-Misa, de cariño-. 


Nuevamente a Venus le brillaban los ojos. 


-Es perfecto ¿No crees? Blacky-.

-Me agrada-asintió. 


Ese día compraron todo tipo de cosas, Flug no estaba muy de acuerdo en vestir a sus hijos como pequeños góticos, pero no podía en contra de su esposa y de su jefe. 


-Supongo que no será tan malo, tener a los imps en casa-dijo el demonio, mirando un mameluco que simulaba la apariencia de un diablillo. 


Se encontraban los tres compartiendo un café, rodeados de bolsas color pastel. 


-¿Imps?-Flug alzó una ceja.

-Son demonios pequeñitos-Venus tomó un sorbo de té, lamentando no poder tomar café, por mucho que se le antojara.

-Son como niños, pequeños y traviesos, suelen aparecer en hogares con niños rebeldes, lo que los mortales llaman poltergeist, o en sitios de guerra, pues se alimentan de caos-Black Hat revolvía su taza mientras hablaba, pensativo.

-Entiendo...¿Jefecito le pasa algo?-.


Black Hat detuvo lo que hacía y los miró a ambos.


-Extrañaba esto, eso creo-admitió. 

-Ah...Si, yo también-Flug asintió.

-Ha sido muy difícil lidiar con ustedes dos-suspiró Venus-Podrían hacernos el favor a los tres y llevarse bien de nuevo ¿No creen?-sonrió con picardía. 

-P-podemos intentar ¿V-verdad? Jefecito-miró al otro con timidez. 

-Podemos-asintió y, tras darse mucho valor, tomó la mano del otro con sutileza. 


Su corazón dio un brinco cuando Flug le devolvió el gesto, apenas apretando su mano fría con la de él, siempre tan cálida. 


Las cosas no volvieron a cómo habían sido cuatro años atrás, pero si como habían sido antes del matrimonio.

Se llevaban bien, se daban afecto, aunque quizás con menos intimidad y frecuencia. 

Black Hat se conformaba, su patético y hambriento corazón feliz de recibir migajas. 


A veces, cuando los tres volvían a esa vieja rutina de sentarse en el sofá a compartir una película, acurrucados como podían, Venus cada vez más grande, se le daba por pensar. 


Le gustaba apoyar su cabeza en el vientre de su amiga, podía sentir los imps moverse y pensaba “Yo también quiero algo asi, de seguro me amaría si le diera hijos” 


Y la idea dolía como una puñalada en su pecho, porque sabía que era imposible. Algunos de su especie podían reproducirse de esa forma, pero él no había sido creado con semejante propósito, su vientre era seco y esteril, de crecer algo solo serían monstruosidades y pesadillas. 


Eso y que Venus estuviese consintiendolo todo el rato, acariciando su rostro como si fuese un minino, solo quería llorar, como un niño pequeño, desamparado y patético. 

Así que se apartaba y, con alguna excusa, iba a la amplia cocina de la mansión. 

Ahí estaba el brujo, siempre esperando por él. 


Odiaba ese cariño maternal que el lobo le dedicaba, pero con él podía aliviar su pena, Shisui derramaba lágrimas por él, absorbía su dolor como una esponja y dejaba todo salir. 


No podía evitar sentirse patético, inadecuado y horrible. 


Él, criatura orgullosa que sabía de su propio poder y belleza, se encontraba con frecuencia sintiéndose peor que una cucaracha. 


Era un mero objeto. 


Mientras más crecía su empresa y su culto, mientras más personas lo adoraban, mientras más crecía la familia de Flug, mientras más pasaban los años. 


Mientras más obvia era su inmortalidad y la mortalidad de los demás. 


Más miserable era. 


Más se asentaba esa tóxica idea suya. 


No eres una persona, las personas nacen, aman y mueren ¿Tú que eres entonces? no naciste, no envejeces, tu amor es venenoso, solo puedes dar y recibir dolor. no puedes morir, vas a ver a todos morir, flug, venus y sus hijos, cavaras tumbas para todos.

y tus adoradores, esos que te profesan lealtad y devoción, solo quieren tu poder, eres reemplazable. 

sucio objeto sin verdadero valor. 

no puedes ofrecer nada por lo que valga quedarse. 

todos van a morir y los que no ¡van a abandonarte!


Pero ese lobo maternal y devoto lloraba por él y aliviaba, en parte, el peso de su corazón. 

Sabía que era cruel poner su dolor en alguien más, pero no le importaba, sentía que de lo contrario iba a enloquecer. 


En el fondo le hubiera gustado poder apreciar su afecto, pero no podía, en su corazón solo había espacio para Flug. Egoísta y posesivo era su amor por él, lo infectaba completo y no dejaba espacio para nadie más. 


Tal vez para Venus y esos imps tendría un rincon, pero era diferente, porque Flug los amaba y, en consecuencia, eran algo que Black Hat quería y debía proteger. 

Pero no había espacio para el fiel Shisui y eso era lamentable. 


-¿Mejor? Mi niño-le sonrió, dulce, lagrimas aun fluyendo de sus ojos bicolor.

-Mejor...-Black Hat se apartó de él y se marchó sin más. 


Shisui lanzó un suspiro, agotado. Se avecinaban  tiempos difíciles. 


Se lavó la cara y se ató el cabello, apartándolo del bonito rostro androgino. Con delicadeza etérea y elegancia, se dedicó a preparar la cena. 

Era todo lo que podía hacer, observar, consolar y asegurarse de que estuviesen bien alimentados.


Fue otra noche similar cuando Venus apareció en su cocina. De hecho los cuatro habían terminado de cenar y Shisui lavaba los platos, con ligeros movimientos de sus manos delicadas, platos, cubiertos y tazas flotaban y se lavaban solas, parecían danzar. 


-Venus, querida-le sonrió-¿Té?-.

-Por favor-le sonrió de regreso, tomando asiento con dificultad, estaba que parecía un zeppelin. 


Observó a Shisui preparar el brebaje de forma ceremoniosa, solo se oía el ruido de la porcelana que se lavaba mágicamente. 

Había dejado a Flug y Black Hat solos, ambos dormidos muy juntitos en el sofá, había mucho trabajo esos días y los dos estaban agotados. Le gustaba verlos así, llevándose bien de nuevo, aunque no fuese del todo como antes. 


-Aquí tienes, querida-Shisui le sirvió una taza de té y un platito con macarons. 

-Se ve delicioso, gracias-.


Shisui se sentó ante ella y la miró unos momentos, analizandola. Había melancolía en esos ojos ámbar. 


-¿Pasa algo?-.

-Tu sabes que si-.

-Es mejor si lo dices en tus propias palabras-. 


Venus revolvió el té y suspiro, se sentía tan...En paz. Era extraño, sentía que algo la acechaba, algo horrible e inminente y, sin embargo, ella estaba en paz.


-Llevo un tiempo soñando con este hombre, estamos en una camino de adoquines, a cada lado árboles de cerezo, los pétalos caen como nieve y él porta una sombrilla, no puedo ver su rostro, solo su sonrisa, tan dulce-Venus miró a Shisui con suspicacia-Y entonces él me ofrece su mano-.

-¿Y la tomas?-.

-No-negó-Aun no es momento ¿No es así?-.

-...-Shisui tomó un sorbo de té-Aún falta un poco más-. 

-Shisui...-.

-¿Si? Querida-.

-¿Van a estar bien?-.

-Eventualmente-asintió. 


Y así, ese tiempo pasó y esa noche Venus despertó a la casa entera con sus gritos.


¡Oh, oh! ¡¿Por qué había tanta sangre?! ¡¿Por qué los médicos y enfermeras no dejaban de ir venir?! 


¡No lo dejaban entrar, no lo dejaban verla! ¡¿Qué estaba pasando?! 


Black Hat estaba con él en la sala de espera, se paseaba de un lado a otro, pero Flug no podía hacer lo mismo, le temblaban las piernas, no podía hacer más que quedarse sentado y mecerse ligeramente, enterrandose las uñas en el brazo. 


-Deja de hacer eso...-el demonio intentó detenerlo.

-¡No me toque!-lo apartó de un manotazo.


Black Hat, tomado por sorpresa, retrajo su mano y retrocedió. Flug lucía tan...furioso. Nunca lo había visto así. 


  • L-lo siento-no sabia porque, pero ver al otro ahí parado, alto y oscuro...Como un mal augurio, lo enfurecia-Por favor, solo déjame-.

-Esta bien...-Black Hat se sentó en la hilera de sillas frente a su doctor, no sabiendo muy bien qué pensar, había sentido, por un instante, miedo. 


Finalmente, tras lo que parecieron horas, a Flug le permitieron entrar a verla. 


Cuando vio la cara de los doctores y enfermeras, cuando vio a su esposa en esa cama de hospital, vías y tubos por doquier.


Sintió su mundo derrumbarse. 


Flug tomó su mano con temor y ella le sonrió.


-Flugy-.

-V-Venus-no pudo evitar sollozar. 

-No, no llores-alzó su mano y acarició su rostro-Necesito que seas fuerte, por ellos-.

-P-pero...-negó.

-Te harán elegir y los elegiras a ellos, prometemelo, Flug-le rogó con lágrimas en los ojos. 


Flug la miró ¡No, no quería eso! ¡¿Por qué debía elegir?!


-L-lo prometo-. 


Se besaron, largo y tierno. Venus derramaba lágrimas silenciosas. 


-Quiero verlo a él también-. 


Flug no tardó en regresar con Black Hat de la mano. El demonio tenía un gesto impasible, la miraba fijamente, curioso por su mortalidad, preocupado en el fondo. 


-Déjanos solos un momento, Flugy-.

-Pero...-.

-Por favor-.


Flug suspiró con derrota, sollozó levemente antes de salir de ahí y dejarlos solos. 


-Ven...-Venus alzó su mano y Black Hat la tomó con delicadeza-Blacky, prométeme que cuidaras bien de los tres-.


El demonio la observó, podía sentir la sombra de la muerte inminente, su destino escrito en piedra, no había nada que él pudiese hacer al respecto. 


-Lo prometo-asintió.

-Se fuerte ¿Si? Flug te ama, aunque no lo parezca...Y por un largo tiempo va a parecer que no lo hace, pero...-lloró con desamparo-Se paciente con él por favor-. 

-Esta bien, tranquila, los cuidare, no te preocupes-.

-Gracias, Blacky-. 


Compartieron un beso, tierno y breve. 


-Creo, que a ti también te amo, un poco-sonrió el demonio-Siento que tengamos que despedirnos tan pronto-.

-Se feliz por mi-sonrió ella también. 


Black Hat salió de ahí, solo para encontrarse con Flug gritándole a un doctor.


-¡NO PUEDEN PEDIRME QUE ELIJA!-.

-Usted es un doctor ¿No es así? Sabe que nuestras opciones son limitadas-le dijo con fría calma-Es tiempo de tomar decisiones Mr Flugslys-. 

-¡NO...! ¡Black Hat!-lo divisó y lo jaló cerca de sí, tirándolo del abrigo-¡Haga algo!-le exigió, agitandolo con violencia. 

-Flug yo...-.

-¡Haga algo!-repitió.

-No hay nada que pueda hacer-negó.

-¡MIENTE!-le gritó, ahora tomándolo de los brazos, clavandole las uñas-¡HAGA ALGO!-. 

-¿Y qué quieres que haga? Necesito algo a cambio ¿Quieres que tome su alma, la de los gemelos? ¿La tuya? Ella no va a perdonarte si haces semejante trato conmigo-.


Flug lo miró unos momentos, sus oídos zumbando, sentía que caía en un vacío, veía rojo... 


¡PAF!

Black Hat cayó al suelo de la sorpresa, una mano en su mejilla, Flug...Flug lo había abofeteado, no le había dolido, pero aun así... 


Te dije que te haría daño...


-Lo siento-dijo poniéndose de pie, temblando de pies a cabeza, su ojo mirando erráticamente a todos lados. 


Estaba asustado, aterrado, pero ¿De que? Flug no podía herirlo. 


-Lo siento, me portare bien, seré mejor-dijo con desesperación, sin saber muy bien porque, se lo decía a Flug, pero al mismo tiempo sentía que se lo decía a alguien más-Seré mejor-repitió-No me odies, no...No me descartes, por favor-. 


Flug lo miró de nuevo, su temible jefe temblando como un niño, su tono de ruego.

Luego miró sus propias manos, horrorizado de sí mismo. 


-L-lo siento mucho, no debí-quiso acercarse y abrazarlo, pero se acobardó-Yo...ah...Black Hat ¿Puede...Puede hacer esto por mi? Yo...-se largó a llorar, desgarrador, llenó de angustia-Yo no puedo...-se arrancó la bolsa y se cubrió el rostro con las manos-¡No puedo! ¡No puedo!-. 


A partir de ese momento, Black Hat tomó todas las decisiones y Flug se encogió en sí mismo, deshaciéndose en llantos y lamentos. 


Dos bebés llegaron al mundo y Venus partió del mismo, sintiéndose en paz. 


En sus últimos momentos, vio a ese hombre que visitaba sus sueños. 


Hermoso y etéreo, una dulce sonrisa, ofreciéndole su mano. 


-Vamos, querida, es hora de descansar-. 


Y Venus tomó su mano y su alma dejó su cuerpo con un suspiró, sus bebés su última visión.


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