martes, 1 de noviembre de 2022

La forma en que amamos Cap. 5: Imps

 



El funeral fue rápido y silencioso, Flug iba por acciones y emociones como un zombi, no había querido ver a sus hijos, quería estar solo en su pena ¿Que iba a hacer ahora? ¿Qué sería de él sin ella? Sabía que estaba siendo egoísta y horrible, que debía estar ahí para sus hijos, pero no podía, no tenía fuerzas. 

Nunca se había creído capaz de encontrar el amor, pero Venus había aparecido y lo había hecho feliz, absolutamente dichoso ¿Como se suponía que continuará? Sentía que ya nunca sería feliz, ella había sido su primer amor auténtico y sabía que ya no habría otro. 

Así que decidió ahogarse en su miseria, aunque fuese solo por unos días, sentía que tenía derecho a ello.

Y eso dejó a Black Hat solo con un par de bebés. 


El demonio miró al par durmiendo en la cuna, Malicia era pelirroja como su padre, Misantropía blanco/gris como su madre, ambos habían heredado los ojos peculiares de Flug, pero solo uno, el otro era igual al de Venus, un precioso ámbar. 

Los primeros días los habían pasado en el hospital, a cargo de las enfermeras, pero ahora estaban en casa al cuidado de un demonio que no tenía mucha idea de cuidar cosas vivas, al menos que fuesen plantas, bichos o serpientes, un par de bebés ciertamente no eran nada como ninguna de esas cosas. 

¿Quizás debía contratar una niñera? No se le antojaba mucho traer a alguien a la mansión, sin mencionar que no confiaba en nadie, aun no dejaba acercarse a Demencia siquiera y 505 lo miraba pacientemente desde la puerta de la habitación. 

Así que haría eso solo, porque así se lo dictaba el instinto. 

Además ¿Cuántos días más podía estar Flug encerrado en su habitación?


Aprovecho que dormían para leer todo tipo de libros sobre el tema en cuestión de minutos, lo bueno de ser un demonio era que aprendía rápido. 


-Puedo con ustedes, par de Imps- les sonrió.


Dos semanas le tomó a Flug el poder superar su duelo, o al menos parte del mismo, era hora de ser un padre responsable y ver a sus hijos. Estaba horrorizado de sí mismo, dejarlos solos sus dos primeras semanas de vida ¿Quien los estaba cuidando? 


-Flug- Demencia se lo encontró en el pasillo, le sonrió apenas- Por fin, empezabas a preocuparme y Black Hat me dijo que no te molestara-.

-Uh, si ... - el demonio había ido a verlo un par de veces, pero Flug se había negado a hablarle.

-Ven, tienes que ver esto, pero no hagas ruido- lo tomó del brazo y lo jaló hasta la sala, Flug se dejó sin muchos ánimos. 


A Flug lo carcomía la culpa, solo quería ir a ver a sus hijos, ni siquiera sabía dónde estaban y...


-Oh- Flug no pudo evitar sonreír, solo un poco.


Black Hat dormía en el largo sofá y sobre su pecho, durmiendo plácidamente también, dos bebés.


-Los ha cuidado todo este tiempo- dijo Demencia en un susurro- Me bufa cuando me acerco-. 


Flug se acercó en silencio y se sentó en el suelo junto al sofá, miró la escena unos momentos, no sabiendo muy bien como sentirse.


-Black Hat- lo llamó, intentando no hablar muy fuerte.

-Flug... - le habló sin abrir su ojo- Si los despiertas te daré una buena razón para desaparecer otra semana más-.

-Lo siento, no debí...-.

-Esta bien, no entiendo sobre esas cosas, pero se que necesitabas tu tiempo- suspiró y lo miró por fin- ¿Como estas?-.

-Un poco mejor- suspiró, mirando a sus hijos- Los abandone, soy horrible- se lamentó.

-Flug ¿Que tal si vas a comer algo y nos dejas dormir? Hablaremos después- suspiró- Estoy muy cansado-.

-Lo siento, Jefecito, no son su responsabilidad, yo ...-.

-No me molesta cuidarlos, ahora ve a hacer lo que te dije- le dijo con tono de orden.

-S-si- se puso de pie, los miró unos momentos más, agradecido y preocupado y sintiendo algo amargo que no sabía interpretar, finalmente los dejo solos y se marchó a la cocina.


Black Hat tenía razón, moría de hambre ¿Cuanto llevaba sin comer nada? Así que se tomó su tiempo en la cocina, le serviria para relajarse un poco, quería mantenerse ocupado y no pensar mucho. 

Fue un par de horas después que el demonio apareció en la cocina.


-Les daré de comer - le dijo mientras sacaba una lata de fórmula de la alacena - ¿Me acompañas?-.

-Si, por supuesto- se puso de pie de un salto- Ay, Jefecito, debió ser tan difícil cuidarlos usted solo-.

-No he dormido nada en dos semanas, pero aparte de eso no es tan complicado- negó.

-Tendría que haber estado ahí para ellos- se le acercó y lo miro preparar la fórmula, era raro verlo hacer algo tan mundano y ... Paternal. 

-Hiciste lo que era necesario para ti, no tiene nada de malo- suspiró-Yo... Iba a cuidarlos de todas formas, es lo que acordamos los tres ¿No es así?-. 


Era verdad, los tres habían llegado a un acuerdo silencioso, así que Flug nada más asintió. 


-¿Y ... Cómo son? - Flug suspiró con pesar- Me perdí dos semanas muy importantes-.

-Son bebés, Flug, no hay mucho que decir- le sonrió- Malicia es muy inquieta, Misantropía es muy tranquilo, es la única diferencia por ahora-. 


Flug se largó a llorar y Black Hat lo abrazó sin decir nada, no entendía sobre lamentar la muerte, sobre estar de duelo, él era antiguo y eterno, todo a su alrededor moría y llegaba a su fin en algún momento, era normal e inevitable, pero no le gustaba verlo sufrir. 


Cuando Flug finalmente tuvo a sus bebés en brazos no pudo evitar sonreír, eran adorables y perfectos, incluso si tenían un poco demasiado de él, aún había suficiente de su madre y eso lo hacía feliz. 

Se los veía bien cuidados y contentos, eso lo alegraba también, al parecer podía confiar en Black Hat para ello, por muy raro que sonase. 


-Deberíamos contratar a alguien que cocine y limpie- comentó el demonio, arrullando a Malicia, muy cómoda entre sus brazos.

-Yo puedo ...-.

-Tu tienes que hacer tu trabajo- señaló- Yo puedo hacerme cargo de estos dos, siendo que solo debo firmar papeles y tengo más tiempo libre- suspiró- Quiero alguien que se ocupe de la casa, asi tu tambien tendras tiempo libre ¿Entiendes?-.

-Si, tiene razón - Flug tenía a Misantropía, plácidamente dormido, en verdad era el más tranquilo de los dos- Pero ¿A quien? No podemos dejar que venga cualquiera-.

-Conozco a alguien, es muy molesto, pero muy bueno en lo que hace-suspiró con fastidio- Lo llamaré mañana-. 


Flug miro al demonio arrullar a su hija con todo el cuidado del mundo, no sabía que podía ser tan gentil, iban a estar bien ¿Verdad? 


Por más que pasaran los días, Flug no terminaba de acostumbrarse a la escena. 

Black Hat tenía a los bebés siempre con él, mientras trabajaba los tenía en sus cunas, meciendolos suavemente mientras firmaba papeles, si estaban intranquilos los ponía en canguritos, uno al frente, otro a la espalda, y se paseaba con ellos por la oficina mientras intentaba seguir con su trabajo. 

Los alimentaba, los cambiaba, los arrullaba, siempre delicado y gentil. 


En las tardes, cuando el trabajo era menos, se los llevaba a Flug al laboratorio y pasaban el rato los cuatro juntos.

En las noches era el primero en aparecer si alguno empezaba a llorar, eso sumaba otra cosa rara de ver, aquel demonio siempre elegante y lleno de prestigio y orgullo, completamente agotado. 


La persona que habían contratado para ocuparse de la casa aliviaba la carga de ambos, era un joven androgino, peculiarmente hermoso y etéreo. Era gentil, elegante y con algo ligeramente siniestro, Flug supo al verlo que era una entidad similar a su jefe, algo viejo y eterno. 

Pero esta entidad, llamada Shisui, parecía contentarse con hacer de sirviente y era muy bueno en ello, cocinaba comidas exquisitas y mantenía la mansión en perfectas condiciones. 

Era además una persona simpática, quizás algo entrometida, con la que era muy fácil hablar. Era obvio, tras pasar unos minutos con él, que no se le podía ocultar nada, que sabía demasiado y que no tenía caso hacerse el desentendido. 

Black Hat lo detestaba, pero le tenía respeto.

A Flug no terminaba de caerle bien, pero le gustaba hablar con él. 

En todo caso, Shisui era de confianza, pero no la suficiente como acercarse a los mellizos, así que solo se ocupaba de los quehaceres hogareños. 


En ese momento, Flug, Black Hat y los mellizos estaban dispersos por el suelo de la habitación de los más pequeños, entre mantas y cojines. 


-Black Hat - Flug lo llamó después de un rato de silencio en los que ambos habían observado a los bebés girarse, hacer ruidos y estirar sus manitos hacia lo que sea que les llamaba la atención.

-¿Qué pasa?- lo miró, se lo veía muy cómodo ahí tendido, jugando con Misantropía, le gustaba que lo elevará con sus brazos. 

-Crecen muy rápido ¿No es así? Quiero decir, un poco más de lo normal-.

-Son mitad Nachzehrer, quizás sea por eso, había escuchado de algunos casos, pero no es un mestizaje muy habitual- dejó al bebé sobre las mantas- Normalmente los Nachzehrer pierden la razón, pero tú eres diferente-. 

-No quería que salieran como yo- le acarició el rojo cabello a Malicia, la cual intentaba arrastrarse hacia su hermano. 

-Estarán bien, creciendo con nosotros- sonrió- ¿Verdad que si? - les pico las mejillas a ambos.

-Les hará falta su madre- frunció el ceño.

-Nos tienen a nosotros dos, Doctor-.

-Usted no es su padre- dijo secamente- Ella debería estar aquí...-.

-En vez de mi ¿No? - le siseó con enfado, dolido. 

-Black Hat no es lo que...-.

-¿Crees que es fácil para mí? Ser amable y cariñoso, me estoy esforzando- le reprochó- Y sabes bien porque lo hago- lo miró fijo-Ella tambien lo sabia-. 

-No es lo que quise decir- se le acercó y lo abrazó, los bebés entre ambos- Es que, deberíamos ser los tres-. 

-Sabes, yo también la extraño, me acostumbre a ella-suspiró- Sé que no es lo mismo, pero dejame quererlos a los tres, a mi manera-. 


Flug le acarició la espalda, siempre que Black Hat hablaba de esa forma se notaba como se esforzaba en luchar contra el veneno y cinismo de su voz, sabía que se estaba esforzando y yendo contra su naturaleza y Flug lo quería por ello, pero al mismo tiempo... Al mismo tiempo le tenía rencor, ni siquiera sabía porque, pero a veces se encontraba mirándolo, interactuando con sus hijos como si fuesen suyos, y tenía la breve intrusiva idea de hacerle daño, de desquitarse por algo que no terminaba de entender del todo.


-Flug...- dijo, su voz mezclada con un ronroneo- Los estás aplastando-.

-Ay... jaja- se apartó y miró a los bebés hacer ruiditos de reproche- Lo siento- rió. 

-Malicia...- Black Hat tomó a la bebé- Tu papá es un bruto- le besó una mejilla regordeta, haciéndola reír.

-Es su favorita ¿Verdad?- le sonrió.

-Por ahora son un par de imps, pero puedo verlo, será toda una princesa del mal ¿Verdad que si? - le dio otro beso. 

-¿Qué pasaría si otros villanos lo vieran así?- se burló.

-Callate...- se sonrojó apenas- Si alguien se entera se muere, así de simple-. 


A Black Hat le importaba su reputación por supuesto pero ¿Que podía ser más villanesco que criar a un par de prodigios del mal? Iban a ser excepcionales, los demonios sabían esas cosas por instinto, ya podía verlo, Misantropía seguramente sería como Flug, un genio malvado, Malicia en cambio era su princesa, iba a ser temible, iba a infundir puro terror en los corazones de sus enemigos, pero por ahora era solo una bebé y no le veía problema a malcriarla a base de atención y mimos. 

Amaba a sus imps, eran de Flug después de todo. 


La relación de ambos era extraña, Flug le tenía rencor por algo que no entendía, Black Hat hacia todo lo posible para hacerlo feliz, luchando contra todo lo que era natural y, sin embargo, en las noches silenciosas cuando los mellizos por fin dormían, no podían evitar acurrucarse en el sofá y dormir juntos un rato, Flug sintiéndose relajado por los ronroneos gatunos del demonio, Black Hat feliz de querer y dejarse querer, aunque fuese solo por un momento. 


Mientras lo abrazaba, sintiendo su cuerpo cálido, Black Hat no podía evitar pensar y ahogarse en sus emociones nuevamente, la presencia de su conciencia atormentándolo.


Nunca seras ella, nunca vas a reemplazarla, nunca va a amarte como la amo a ella.

Apuesto a que ni siquiera le gusta que cries a sus hijos, solo lo acepta porque no le queda otra, todo contigo es por obligación, te odia, te tiene asco, nunca va a amarte ni estar contigo.

Patetico, relegado a ser su amigo, nunca habra besos, ni sexo, ni mucho menos esas palabras que tanto ansias escuchar. Patético. 

Sabes qué es lo más patético de todo ¿No es así? Si él te lo pide, te dejarías follar viendote como ella, dejando que piense en ella ¡Y estarias de lo más feliz! ¿Que paso con tu orgullo Black Hat? ¿Flug se lo robo junto a tu corazón?


En algún momento Black Hat se durmió, agotado. Flug en cambio despertó y miró al demonio unos momentos, se lo veía pacifico así dormido, con un brazo rodeandolo.

El doctor sintió ese amargo rencor de nuevo y decidió apartarse, tomaría una taza de café y adelantaría un poco el trabajo para el dia siguiente. 

Se encontró con Shisui en la cocina, esa criatura nunca descansaba y siempre rondaba por ahí, como un perro vigilante o más bien un lobo. 


-Buenas noches- Shisui lo saludó con una sonrisa.

-Hola - le sonrió también, ya estaba acostumbrado a él, llevaba casi un mes en la casa. 

-¿Café?-.

-Por favor- asintió.


Shisui le sirvió su café y se sentó a tomar una taza también.


-¿Y cómo va todo?-.

-Normal...-. 

-Ese dolor que sientes, ya pasara- lo miró- A veces se va rápido y otras tarda años, pero pasará-. 

-Lo dudo- negó- Solo sigo adelante por mis hijos-.

-Es una suerte que no estés solo en ello- sonrió.

-Si, supongo...-.


Flug miró brevemente al otro y se concentró en su bebida, Shisui tenía una forma de meterse en su mente y sus emociones, le soltaba la lengua y lo hacia hablar con facilidad, en cierta forma era como ir a terapia, pero también era muy invasivo, no tenia animo de ello en ese momento. 


-¿Qué te gustaría para el desayuno? Flug querido- le dijo con dulzura, dándose cuenta de que el otro no quería ser presionado, Shisui se daba cuenta de muchas cosas, era un empático con eones de existencia a sus espaldas.

-Tostadas francesas - le sonrió, Flug amaba los desayunos. 

-Perfecto- rió suavemente. 


Flug se terminó su café y se marchó, Shisui suspiro con frustración, debía ser paciente antes de decir nada.


Y así, pasó otro año, los mellizos ya caminaban y balbuceaban, pronto dirían sus primeras palabras de verdad. De hecho pronto cumplirían un año de edad.

Flug los miraba interactuar con Black Hat todo el día, el demonio cuidando que no se cayeran ni tiraran cosas de los muebles cuando se afirmaban para ponerse de pie. Se preguntó cómo sus niños iban a referirse a ese demonio ¿Por su nombre? ¿O es que iban a decirle papá a él también? No le gustaba nada esa idea, Black Hat no era su padre. 

La pena de Flug no había disminuido y ese extraño rencor hacia su jefe parecía ponerse cada vez peor, no lo entendía, lo quería y estaba agradecido con él, pero lo veía ser cercano a sus hijos y solo quería golpearlo una y otra vez... 


-Hay que comprarle ropa nueva-.

-¿Qué? Oh, sí es verdad- la voz de su jefe lo había sacado de golpe de sus pensamientos turbios. 

-Podemos ir hoy mismo, si quieres- le sonrió con Malicia en brazos e Misantropía de una mano.

-Claro - lo miró y sonrió, se detestaba por tener esos sentimientos cuando Black Hat estaba siendo tan paternal y dulce con esos dos.

-Iremos de compras mis Imps ¿Que les parece?-.


Los niños elevaron sus manitos en celebración, balbuceando algo incoherente. 


-No me gusta que anden siempre vestidos de negro- suspiró, ahora recorriendo la tienda con su jefe del brazo y los mellizos en sus carreolas. 

-A ellos les gusta- lo miró- Además, tu siempre los vistes con pijamas de animales y no te digo nada-.

-Ay, pero si se ven muy lindos- sonrió.

-Bueno...- Black Hat resopló- Supongo que si se ven lindos con ese mameluco que los hace ver cómo 505- admitió de mala gana, seguían sin gustarle las cosas lindas, pero tenía debilidad por sus bebés. 

-También deberíamos comprar mantas nuevas- se aferró más a su brazo mientras caminaban y apoyó la cabeza contra su hombro, en realidad no se daba cuenta de lo que hacía, solo disfrutaba el momento.


Black Hat en cambio sentía que su pobre corazón iba a estallar, pero intento mantener la compostura, había muchos momentos como ese entre ambos, pero en realidad no significaban nada, Flug solo estaba siendo Flug, no podía tomárselo en serio así como no podía evitar sentirse dichoso, aunque fuese solo por un breve instante. 


-Mi Doctor...-no pudo evitar suspirar.

-Mi Jefecito- le contestó, un poco burlón.


Ninguno se detenía a pensar en cómo se referían al otro en términos posesivos, era así y ya. Era lo que se sentía natural y cómodo entre ambos. 


Flug sabía que Black Hat estaba enamorado de él y Black Hat sabía que no era correspondido, pero se querían, era platónico y dulce y para el demonio era suficiente la mayor parte del tiempo, era cuando se encontraba solo con sus ideas que se sentía profundamente atormentando. 


A Flug en cambio sentía culpa, no terminaba de entender sus propios sentimientos ¿Como podía quererlo tanto y al mismo tiempo tener esas ideas de hacerle daño? ¿Qué era lo que estaba mal con él? Quizas era solo el dolor de la perdida proyectándose en quien no debía, Black Hat no tenia la culpa de lo que había pasado con Venus, la mente y el corazón eran raros a veces. Flug sabía esto y aun así, no podía evitar sentirlo. 


Las compras transcurrieron tranquilamente, eligieron todo tipo de ropa nueva, peluches y juguetes, hasta que a Malicia se le acabó la paciencia, rara vez pasaba tanto tiempo en su carriola y lejos de los brazos de Black Hat, así que decidió ponerse a llorar. 

El demonio no tardó en tomarla en brazos, haciéndola callar de inmediato. Flug los observo en silencio, la niña con su vestidito negro, moño en la cabeza y ojos dispares ciertamente podia pasar por hija de su jefe. 

Malicia se acurruco en esos brazos que conocía desde siempre y lo miro, balbuceando.


-Papá- pronunció finalmente en un tono feliz, jalando ligeramente de su corbata.

-¡Papá!- repitió Misantropía, desde su lugar en la carriola, alzando sus bracitos. 


Black Hat se quedó en silencio, sorprendido, para nada acostumbrado a esos sentimientos cálidos, sin embargo podía sentir la mirada de Flug sobre él.


-Flug...-.

-Usted no es su padre- le dijo fríamente, quitándole a la niña de los brazos.


Iba a decir algo, a reclamarle, iba a decirle que si era su padre, que los había estado criando desde el principio, cuando él mismo no estuvo ahí para ellos, pero Flug no se lo permitió.


-¡Usted no es su padre! - le repitió, ahora gritando- ¡Ni su madre! ¡Usted no es ella y si lo que intenta es reemplazarla no se lo perdonaré!-. 


Black Hat retrocedió mientras Flug le gritaba y Flug, que nunca lo había visto retroceder ante nada, se sintió culpable, había dicho algo horrible ¿Verdad? 

En sus brazos, Malicia lloraba de nuevo y Misantropía estaba con su carita torcida, al borde del llanto, reafirmando lo que ya sabía, había sido cruel.


-A veces ... Me haces tan infeliz, Flug- pronunció Black Hat, en un tono que no alcanza de esconder del todo su pena, antes de marcharse y dejarlos solos. 


Black Hat se encerró en el baño de aquel centro comercial a vomitar, como no podía llorar al parecer su cuerpo había decidido que lo más cercano era vomitar sus tripas, era una desagradable agonía. 

Cuando se estaba enjuagando la boca en el lavamanos, rodeado de sombras siniestras reflejadas en el amplio espejo, su celular sonó. Rara vez usaba ese aparato, Flug lo estaba llamando, como evidenciaba su foto en la pantalla. No quería contestarle, pero lo hizo. 


-¿Qué?- le gruñó. 

-Jefecito... Black Hat...- Flug sonaba ¿Desesperado? No estaba de humor para esas cosas.

-No quiero hablar contigo-. 

-No... Por favor...- se escuchaba mucho ruido de fondo y el doctor parecía estar corriendo- Black Hat, es un héroe, me encontró en la tienda y comenzó a amenazarme, logré esconderme, pero dijo que me quitaria a los mellizos, que seguramente me los robe o algoa asi, no tengo ningún arma conmigo- dijo rápidamente y en un susurro. 


Black Hat no le contestó, desapareció y reapareció justo a su lado. Flug estaba oculto tras un montón de ropa y peluches que estaban ahí de muestra. 


-¿Dónde está ese héroe?-masculló, furioso, su voz distorcionandose con sonidos pesadillescos. 

-Por allá...-señaló, temblando, hacía mucho que no lo veía tan colérico. 


Black Hat salió del escondite, llevando a Flug y los mellizos consigo.


-¿Quién se atreve a amenazar a mi doctor y a mis Imps? - gruñó, sacando las garras, sus sombras esparciéndose por todos lados. 


Aquel héroe insolente apareció, lo miró y palideció al instante, lo que menos esperaba un héroe de poca monta como él era encontrarse con Black Hat. 


-¿Tu doctor? ¿Tus que...?-.

-¡Mis Imps! - en un pestañeo tomó al otro del cuello, su sonrisa amplia y salivamente como un animal, su ojo lleno de locura- ¡Mis hijos! ¡Mi Doctor!- los señaló. 

- Yo, no sabía...- intentó decir, completamente aterrado.

-Se dichoso, héroe, por una vez en tu patética existencia harás algo útil- siseó, su voz  multiplicándose y extendiéndose por doquier-Serviras de ejemplo de lo que le pasa a quienes osan ponerle una mano encima a lo que es mio- .


Lo siguiente fue una carnicería, Black Hat aprovechó para descargar toda su ira y frustración en aquella criatura patética, Flug miro el espectáculo con morbosa curiosidad y algo de miedo, por un momento considero evitar que sus hijos vieran, pero estos estaban mirando atentamente, extendiendo sus manitos hacia Black Hat ... Hacia su padre. 


-Ay, soy muy estupido- se reprendió en voz alta. 


Se acercó a su demonio, que respiraba agitadamente en los restos de lo que antes había sido humano, y le acarició la espalda hasta hacerlo calmar.


-Siento todo lo que dije- agachó la cabeza- Fue estupido y no es lo que pienso realmente-.

-No tiene importancia..- dijo limpiándose las garras, aun enojado con él.

-Black Hat- suspiró- Si ellos quieren decirle así entonces por mi esta bien, es solo que...-.

-No estoy intentando reemplazarla- le gruñó- Se que es imposible, se perfectamente que nunca me verás como la veías a ella-. 

-Ay, Jefecito- lo abrazó- Lo siento mucho, sabe que si lo quiero ¿No es así?-.


No como yo te quiero.


-Si- suspiró- Vamos a casa-.


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