Black Hat se ahogaba en sus propias pesadillas, en su propia mente, no podía despertar.
Ahí estaba esa voz propia que siempre le decía cosas horribles, ahí estaba su padre, siempre decepcionado de él, ahí estaba alguien de su pasado en el que no había pensado hacía mucho...
Si, ese hombre de hacía tanto tiempo, una figura temible, un gigante que miraba sobre él, cruel y hambriento.
Su ex esposo, el Nephilim.
Había enterrado su recuerdo bien profundo en su mente, negando su existencia, pero ahí estaba nuevamente para atormentarlo.
Ese hombre lo habia tenido prisionero, habia forzado en él matrimonio y sexo, lo habia privado de su poder y libertad.
En aquel entonces Black Hat había sido joven, inexperto y débil, el Nephilim le había llenado la cabeza de ideas sobre sí mismo, sobre como era un objeto en vez de una persona, como no merecía amar ni ser amado.
-Te lo dije ¿No es así? Nadie va a amarte más que yo- el Nephilim se le acercó y le habló al oído- Amar para ti es sufrir, mira lo que ha hecho de ti ese Nachzehrer, no es tan diferente de mí, usandote a su antojo-.
-¡Callate! ¡Él no es como tu!- Black Hat se tapó los oídos y sacudió la cabeza- ¡Él nunca ha forzado en mi cosas que no quiero!-.
-Claro que no, porque te entregaste tu solo- ahora era su padre, su creador, Seto, quien hablaba- Creación patética, por algo no te rescate del Nephilim, debí hacer uno nuevo hace mucho-.
Black Hat intentó apartarse de esos dos, pero no podía, estaba sumergido hasta la cintura en agua tan negra que parecía tinta y cada vez subía más.
-Amar y ser amado ¿Como esperas tal cosa? Cuando estamos incompletos, rotos, desde hace tanto- su otro yo le hablo, abriéndose la camisa y mostrando su pecho, un agujero donde debía de haber un corazón- Nuestra sola existencia es una aberración, no tuvimos amor de padre o madre, él único que nos ha dicho “te amo” nos encerró en una torre y nos forzó a tener sus vástagos repugnantes ¿Y esperas que nuestro dulce Flug siente nada por nosotros? Tiene todo el derecho a usarnos y lo aceptamos dichosos ¿No es así?- el otro Black Hat sonreía, amargo y triste.
El agua subía, se estaba ahogando en su pena en su... Trauma.
No había sido hecho para amar o ser amado, solo existía para dar y recibir sufrimiento y aun así...
-Mis hijos me aman...- dijo, mirando su reflejo en las negras aguas-Y Flug también, yo se que si, lo veo en sus ojos, me mira como la miraba a ella, solo... No lo hemos notado-.
-Bueno, ya va siendo hora de que lo hagan- ahí estaba Shisui, parado sobre las aguas-Son entretenidos de observar, ustedes dos, pero su terquedad comienza a cansarme- sonrió, hermoso, dulce y amenazante.
-¿Y que se supone que haga?-.
-Despertar y hablar, con sinceridad-le dijo en tono de obviedad-Quizas deberias contarle sobre ese sujeto- señaló al Nephilim-Él es la causa de que te asuste amar y que fueses cruel con Flug al principio ¿No?-.
Black Hat nada más miró a aquellas presencias, realmente no justificaban nada.
Ser la creación del Diablo no justificaba su maldad, haber sido presa del Nephilim no justificaba la dureza de su corazón, al final del día todo era consecuencia de sus propias acciones.
Podría haber tenido algo bueno con Flug desde el principio, pero lo arruino porque le aterraba el estar enamorado, ser amado, ser prisionero de ello y al final lo había sido de todas formas, no por Flug, si no por sí mismo.
Él era una cosa horrible que tentaba a los mortales a hacer cosas horribles, despertaba lo peor en otros, había sacado lo peor de Flug y...
-Black Hat, Flug es responsable de sus propias acciones tanto como tu- Shisui se le acercó y lo miro de cerca-Lo que necesitan es hablar, disculparse y confesar lo que realmente hay en sus corazones, todo lo que hay, lo bueno, lo malo y lo que no es lo uno ni lo otro-.
-Tengo miedo...- admitió- De su rechazo, pero también de que me acepte...- negó- ¿Qué haré sin él? ¿Qué haré si me ama y luego... Y luego ya no podré verlo nunca?-.
-Esto ha pasado antes- contestó- Él y tú, y seguirá pasando porque es el destino, te lo dije, su encuentro está escrito en piedra, los lazos que formen son cosa de ambos-sonrió.
-Estas hablando de reencarnación- lo miró, incrédulo-Yo no puedo morir ¿Como es posible que reencarne?-.
Shisui nada más se encogió de hombros y negó, no tenía una respuesta para él.
-Es hora de que despiertes...- miró hacia arriba, el cielo tan negro como el agua en la que estaban- Esta llamandote-.
-Black Hat... Jefecito...- en efecto la voz de Flug llegaba desde arriba-Despierte por favor-le rogó.
Black Hat sabía que debía despertar, pero ¿Como?
-Oh~ dejame ayudarte-Shisui le sonrió ampliamente, le puso las manos sobre los hombros y lo sumergió completo en el agua.
¡Gasp! El demonio se sentó de repente en la cama, jadeando por aire, sintiéndose genuinamente ahogado, pero estaba seco, en la cama de su cuarto y no había Shisui, Seto ni Nephilim, solo él y Flug.
-¡Jefecito!- Flug lo abrazó con fuerza-¿Se encuentra bien? Lo encontré desmayado, yo...-.
-Estoy bien-lo apartó apenas-Calmate-.
-Me preocupe tanto- el doctor sollozo-Se veía como que estaba sufriendo-.
-Fue muy raro, Flug, estaba en mi propia mente o algo así-suspiró- Flug, hablemos ¿Si? De todo-.
-Oh... Ok- lo miró con cierta duda-¿Seguro que está bien? Es mi culpa ¿No es así? Lo altere con lo que le dije-.
-Hablemos- le insistió-Prepara algo de café, va para largo- sonrió apenas.
Flug no sabia muy bien que pensar, pero le obedeció y fue a preparar café para ambos.
Mientras miraba la cafetera hacer su trabajo, se permitió llorar un poco, por un momento había pensado que iba a perder a Black Hat también y la idea lo aterraba.
¡Oh, lo amaba! ¡Lo amaba tanto! Lo hacía desde hacía tanto tiempo, le provocaba una inmensa culpa, amarlo se sentía incorrecto, absolutamente inmoral.
Flug sabía, en lo más profundo de su corazón y su mente, que llevaba años amándolo, esa era la razón de su rencor hacia él. No era rencor, era culpa, sentía culpa de amarlo tan pronto tras la muerte de Venus y había volcado su odio propio hacia Black Hat.
El sonido de alarma de la cafetera lo sacó de golpe de su mente tormentosa, el demonio tenía razón, debían hablar.
Flug volvió con el café y Black Hat tomó un sorbo, suspiró y comenzó a hablar. Le contó sobre su origen, sobre cómo había sido criado, sobre el Nephilim, sobre sus sentimientos, de cómo funcionaba ese marchito corazón suyo, del tormento constante de su mente, de sus traumas y todo lo demás.
Flug escuchó en silencio, intrigado al principio, horrorizado al final. Nunca se había detenido a pensar en las cosas que podrían haberle ocurrido a su demonio en el pasado y, ciertamente, el trauma sexual estaba bastante lejos de sus ideas.
-Nunca... Nunca pensé que usted tuviera ese tipo de problemas- le confesó.
-También tengo daddy issues- bromeó Black Hat, de alguna forma se sentía mejor, ligero, se había sacado un peso de encima confesando todas esas cosas.
-Jaja- Flug rió ligeramente y lo abrazó, acariciando su espalda con ternura-Oh, Jefecito, y me dejó hacerle todas esas cosas, debió ser horrible para usted-.
-Tu te detienes cuando te lo pedía, fui yo quien insistió en que me usaras, yo me ofrecí porque quise hacerlo, no te compares con el Nephilim ¿Ok?- se acomodó en sus brazos- Te amo, más que a todo, más que a nada, contigo hay calidez y dulzura, contigo soy dichoso, lo que hiciste antes, te lo perdono-.
-También lo amo- le confesó con un nudo en la garganta, se encontraba a sí mismo imperdonable.
-¿De verdad?-.
-¿No me cree?-.
-Lo hago, es solo que... ¿Por qué lo aceptas ahora?-.
-Pense que iba a perderlo, me asusto mucho verlo inconsciente de la nada, además mis hijos me amenazaron con dejarme si seguia haciendole daño-rió, dolido-Y me di cuenta de que no quiero perder a mi familia entera, es solo que...- suspiró- Creo que me enamore de usted el dia que lo vi con mis hijos en brazos y me sentía tan culpable, porque Venus se había ido hacia tan poco-.
-Flug...-.
-Pero es una estupidez- sollozó- Ambos sabemos que ella aprobaba de usted, yo estaba siendo terco y estupido y cruel, lo siento tanto-.
Flug se largó a llorar, así que Black Hat lo abrazaba ahora, intentando darle consuelo, no sabía muy bien como, así que lo sostuvo y lo dejo llorar tanto como necesitara.
-Flug ¿Que somos?- le dijo cuando lo notó más calmo.
-¿Qué?-.
-¿Qué somos?- le levantó el rostro para que lo mirara.
-Uh... - pensó unos momentos, intentando dar con que se refería-¿Villanos?-.
-Exacto, somos malas personas, sufrir es un gaje del oficio, Doctor~, no sería parte del orden natural el que podamos ser felices asi como asi, tu eres un Nachzehrer, un científico loco y trabajas para mi, no seria normal que no tengas conflictos en esa loca cabeza ¿No te parece?-.
-Usted no se merecía el peso de mi culpa- frunció el ceño, enfadado consigo mismo- Y después... Después tuve cara de tenerlo como mi amante y decirle que no significaba nada aun sabiendo lo que usted siente por mi, es horrible es...-.
-Exactamente lo que yo habría hecho de ser al revez, Doctor~- rió-Somos tal para cual-.
Flug lo miró unos momentos y se largó a reír, ambos rieron. Era verdad ¿No es así? Eran tal para cual, viles, retorcidos, seres malvados con poco interés por quienes no fueran parte de su familia. Villanos sin escrúpulos y seres de oscuridad y, aun así se amaban tanto y deseaba dicha juntos, pero no podían evitar hacerse daño en el proceso.
-Black Hat, prometamos el uno al otro, que no volveremos a hacer nada como eso, por favor- le suplicó.
El demonio tomó su mano y la estrechó, como había hecho hacía años.
-Es un contrato de palabra Doctor~- sonrió- Nos compete a ambos, la promesa de que no nos volveremos a lastimar-.
Flug respiró más tranquilo tras eso, mirando sus manos juntas.
-Lo amo, Jefecito-lo empujó contra la cama- Y pienso compensar el tiempo perdido haciéndoselo saber-rió.
-Oh~ me gusta como suena eso-.
Si eran honestos, no mucho había cambiado, llevaban tanto tiempo siendo padres y amantes que el único cambio era la admisión de sus sentimientos, nada más.
Eran más públicos al respecto y se confesaban con frecuencia, pero la dinámica familiar y aquella pasión en la intimidad seguía siendo la misma.
Habían sido una pareja todo ese tiempo sin notarlo.
Pero aún les faltaba algo, ambos sabían que era y la idea estuvo en la mente de ambos esos meses, sin embargo Flug quería hacer algo primero.
Caminaron tomados del brazo y con las manos entrelazadas, sorteando tumbas hasta dar con la que buscaban.
Venus Flugslys
-Sigo sin entender para qué me trajiste- Black Hat hizo aparecer un ramo de flores y lo dejó sobre la tierra. No sentía dolor o celos, no tenía motivos. Sabía lo que Flug sentía por él, así como ella también había sabido en su momento.
-Hay algo que necesito hacer- Flug buscó en su bolsillo y sacó un anillo de oro, siempre lo había llevado consigo, pero era hora de dejarlo ir, de dejarla ir, puso el anillo sobre la lápida y suspiro- Gracias por todo, Venus, pero él es la persona que quiero ahora... Supongo que eso ya lo sabías, mucho antes que yo, siempre nos quisiste juntos, que nos llevaramos bien y ahora entiendo porque- Flug se largó a llorar- Lo siento- se disculpó con Black Hat- Aun la extraño, aunque mis sentimientos hayan cambiado aun la extraño-.
-Esta bien entiendo- lo abrazó y le ronroneó al oído- Dímelo- rogó.
-Lo amo, Jefecito- sonrió, su llanto reducido a un leve sollozó.
-Yo también te amo y a nuestros hijos y a nuestra vida juntos-.
Se dieron un breve beso y partieron, dejando esas flores y ese anillo, Black Hat estaría agradecido por siempre con esa mujer, sin ella su familia sería incompleta, él nunca podría darle a Flug lo que ella le había dado.
Había tenido vastagos con el Nephilim, pero ese hombre repugnante era la excepción a la regla, Black Hat no podía concebir, de su vientre solo saldrían pesadillas, incluso si embarazaba a alguien más el resultado iba a ser el mismo.
Los hijos de Flug eran suyos, no necesitaba más.
Sin decir nada, Black Hat compró un anillo y Flug compro otro. Se propusieron matrimonio mutuamente, Flug lleno de nervios, Black Hat con toda su galanura, por supuesto ambos dijeron que sí. Quizás era una mera formalidad cuando tenían todo en cuenta, pero querían hacerlo, casarse y hacerse más promesas de amor y de no volver a lastimarse el uno al otro como antes.
Ciertamente ninguno de los dos imaginó volver a pisar un altar, pero ahí estaban, intercambiando votos y anillos.
-Te ves adorable- Black Hat no sabía muy bien a donde mirar, Flug lucía demasiado bien con ese traje blanco.
-Ay, el nervioso debería ser yo- le sonrió, acariciando sus manos- Tranquilo- suspiró con anhelo, mirándolo atentamente- Y usted luce tan guapo-.
Mirándolos estaban Malicia y Misantropía, la niña miraba a su padre con clara advertencia, como si temiera que al doctor se le diera por escapar, sonreía de todas formas, pero era una sonrisa como las de Black Hat, esas de “Haces algo mal y te destripo”. Misantropía parecía tener una idea similar porque, notándose bajo el chaleco, llevaba un arma.
Flug no estaba muy seguro de si estar orgulloso o asustado de sus hijos, quizás ambos era apropiado.
-Se nota que usted es el favorito-le susurró.
-Serán mejores contigo ahora que si me quieres- le sonrió, malicioso.
-Ya... Me porte mal, no me lo recuerde ahora- negó, sonriente, sabiendo que el otro solo bromeaba.
Sellaron la unión con un beso y dulces palabras de amor. Era una boda bastante pública, por obvias razones, y nadie nunca había visto a Black Hat tan azorado, pero por supuesto nadie se atrevió a decir nada.
-¿En serio me perdona? Jefecito- Flug le habló al oído mientras ambos saludaban y se dejaban tomar fotos.
-Hn- le sonrió con un ronroneo- ¿Tu me perdonas los males que te he hecho? Flug, el abuso, la explotación, todo eso-.
-Por supuesto que sí-.
-Entonces deja de cuestionar tanto-.
Flug lo miro, enamorado, y lo tomo en brazos estilo nupcial.
-Mi Jefecito, mi esposo~- dijo con voz cantarina, de lo más feliz.
-Mi Doctor~- se aferró a él como pudo, riendo.
La mañana del día siguiente los encontró enlazados en un íntimo abrazo, Black Hat era la cuchara pequeña, era flexible y se hacía pequeño en brazos de Flug, quien lo rodeaba protectoramente.
Habían despertado así muchas veces y Flug siempre había negado sentir nada más que atracción y un cariño que no alcanzaba a ser amor, pero ahora con la resaca y esos anillos en sus dedos, era más que obvio para él que siempre había sentido por su jefe. Su estupidez y terquedad no habían tenido límites.
Pero eso no era más que el pasado, Black Hat lucía de lo más feliz en sus brazos, ronroneando con fuerza, su cuerpo normalmente frío estaba tibio ahora, habiéndose habituado a la temperatura de Flug.
Flug también se sentía feliz y en paz, por fin, después de tantos años sintiendo culpa, rencor y pena, estaba dichoso y en paz consigo mismo.
-Flug...- Black Hat se giró y le habló sin abrir su ojo, perezoso-Quiero otro par-.
-¿Otro par de qué?- lo miró sin comprender.
-Niños~ -.
-Oh- rió, le gustaba la idea-Podemos arreglar eso, mi Jefecito chulo-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario